Maliciosos letristas locales
Tras sus ¨¦xitos de los sesenta, France Gall se mantuvo en un digno 'mainstream' que no hac¨ªa ascos a gui?os intelectuales
France Gall ofrece una foto perfecta de c¨®mo fue digerido en gran parte de Europa el terremoto beatle que sacudi¨® la m¨²sica popular a principio de los sesenta. Proven¨ªa de una familia de artesanos musicales participantes del Par¨ªs nocturno de finales de los cincuenta; un ambiente en el que se mezclaban desde viejos chansonniers existencialistas, jazzmen franceses de posguerra y j¨®venes bestias pardas como el pianista Serge Gainsbourg. Todos ellos, a ra¨ªz del ¨¦xito de los de Liverpool, se dieron cuenta del inmenso mercado musical que estaba naciendo por la nueva prosperidad econ¨®mica adolescente. Ni cortos, ni perezosos, se dedicaron a escribir en su lengua estribillos pegadizos y melod¨ªas enganchosas, en las cuales vert¨ªan detalles de una formaci¨®n intelectual m¨¢s compleja que la del pop. La mezcla fue muy eficaz y dio pie al movimiento yey¨¦ que tomaba su ir¨®nico nombre del estribillo de She loves you de The Beatles.
Innumerables artistas franceses se limitaron a hacer adaptaciones de ¨¦xitos anglosajones, pero no Gall. Al ser hija de un buen letrista, Robert Gall, y tener de manager a otro letrista, Maurice T¨¦ze, las primeras grabaciones de France Gall conjuntaban estribillo adictivo con textos que buscaban alguna vuelta de tuerca a la superficialidad.
El ¨¦xito adem¨¢s, por esa ¨¦poca, de la Lolita, de Nabokov, en versi¨®n cinematogr¨¢fica de Kubrick, fue el ¨²ltimo rasgo definitivo que explicar¨ªa su fulgurante aparici¨®n a principios de los sesenta. Con imagen de mu?eca rubia de diecis¨¦is a?os, empez¨® a grabar una retah¨ªla de canciones (No escuches a los ¨ªdolos, Poup¨¦e de cire, poup¨¦e de son, Deja en paz a las chicas, etc.), en gran parte de Gainsbourg, que contrapon¨ªan en la misma vi?eta musical el estereotipo de simplicidad adolescente con la sofisticaci¨®n de instrumentaciones barrocas e infecciosas. Un tipo de ox¨ªmoron musical que en Espa?a intentaron recoger artistas como Karina. Esa ambivalencia entre inocencia e insinuaci¨®n, marca de la casa, le llevar¨ªa a chocar con Gainsbourg cuando el muy p¨ªcaro le col¨®, sin ella saberlo, una ingenua melod¨ªa (Les sucettes) que, en realidad, era una sorna sobre la felaci¨®n.
Tras sus irrepetibles ¨¦xitos de los sesenta, se mantuvo en un digno mainstream franc¨®fono que no hac¨ªa ascos a gui?os de complejidad intelectual como, por ejemplo, ofrecerle a Godard que le dirigiera un v¨ªdeo. Gui?os, eso s¨ª, muy contenidos, que no la apearon nunca de su papel de dama pop de la canci¨®n francesa.
Sabino M¨¦ndez es compositor, guitarrista y escritor.
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