Escultura atmosf¨¦rica
K?lnSkulpture celebra su 9? edici¨®n pensando el rol del arte p¨²blico y coincidiendo con las dos d¨¦cadas de este parque en Colonia
El r¨ªo Rin discurre tranquilo pero imponente a su paso por la ciudad de Colonia en su inexorable camino hacia el mar. El d¨ªa est¨¢ nublado, pero aun as¨ª disfruto la caminata junto a ¨¦l, apreciando el sonido de tal masa de agua en movimiento y el fresco aire del invierno. El parque de esculturas de Colonia, que esta edici¨®n cumple 20 a?os, se encuentra a orillas del r¨ªo m¨¢s grande de Europa, y no me imagino un emplazamiento m¨¢s apropiado. El K?lnSkulptur #9, comisariado este a?o por Chus Mart¨ªnez, pareciera tomar esa inercia del agua como fuente de energ¨ªa. Titulado La fin de Babylone, el proyecto imagina un nuevo comienzo para la cultura y la sociedad, y re¨²ne ocho nuevas producciones que entran en un cuidado di¨¢logo con el parque y el resto de las esculturas que han ido poblando el recinto cada dos a?os. Realizadas por artistas relativamente j¨®venes con relaci¨®n a a?os anteriores, conviven con las ya existentes, creando distintos recorridos interconectados que cuidan el parque como un todo. El espacio no es grande, pero aun as¨ª contiene la posibilidad de custodiar un conjunto de formas, materiales y relatos que pueden ser, como dice el t¨ªtulo, el punto de partida para un nuevo mundo que emerge.
Las nuevas propuestas, tambi¨¦n de escala modesta, desplazan el punto de gravedad hacia el suelo, como si quisieran acumular en su propia materialidad la energ¨ªa del universo. Por ejemplo, en las org¨¢nicas formas realizadas en talco de Solange Pessoa, emisarias de otros mundos que se abren completamente al sol, a la lluvia o a los vientos, y que parecen moldeadas por el propio r¨ªo. Muy cerca, algunas hojas caen sobre Letters to Earth, un grupo de nueces realizadas en bronce por Eduardo Navarro que se integran perfectamente en el entorno, hasta el punto de guardar en su interior una semilla real. Agua de lluvia, hojas, tierra y otros elementos se resguardan en Schale, de Andrea Bu?ttner, un cuenco de cemento coloreado en el que los p¨¢jaros beben, y que recoge todo lo que cae del cielo, incluso su reflejo. Y algunas avellanas descansan sobre Thaealab, una escultura con forma de zorro de Lin May Saeed, que nos recuerda que estamos en la ciudad, pero que aun as¨ª somos parte de un todo mucho m¨¢s vasto.
Me pregunto si habr¨¢ ardillas en el parque, y si se comer¨¢n las avellanas subidas al zorro, o intentar¨¢n abrir el bronce de las nueces. Lo que es seguro es que se extra?ar¨¢n ante el tama?o de Pumping Station, una especie de babosa gigante con incrustaciones brillantes de Teresa Solar Abboud, y que de alg¨²n modo rompe la escala del resto. O ante los cactus realizados en m¨¢rmol blanco de Claudia Comte, que introducen una especie des¨¦rtica en un ecosistema norte?o. Por otro lado, el m¨¢rmol es un material indicador de cambio clim¨¢tico, su presencia indica la cristalizaci¨®n de n¨¢car y bosque. Algo extra?o sucede al observar esa planta caliente en un parque tan fr¨ªo.
Las nuevas propuestas desplazan el punto de gravedad hacia el suelo, como si quisieran acumular en su propia materialidad la energ¨ªa del universo
La temperatura baja mientras anochece. Me acerco y abro una de las misteriosas cajas con forma de cruz atadas a algunos de los ¨¢rboles instaladas por Jan Kiefer. Contienen schnapps, un licor que dispuesto en cajas similares pueden encontrar tambi¨¦n, en las rutas alpinas de las monta?as suizas, aquellos que transitan el camino. Una suerte de estaciones de cuidado para un caminante que no conocemos pero que pisar¨¢ el mismo sendero.
Paseando por los peque?os itinerarios ¡ªmientras pienso en el porqu¨¦ de la escasa existencia de proyectos de arte en el espacio p¨²blico en nuestras latitudes¡ª no puedo dejar de sentir la relaci¨®n que sobreviene de un modo muy directo entre estas esculturas y el parque, entre el parque y el r¨ªo, entre el r¨ªo y las nubes que cubren el cielo y amenazan con descargar el agua que contienen. Como si la mera existencia de estas esculturas afectara el orden del mundo. Como si lo atmosf¨¦rico, lo morfol¨®gico y lo mat¨¦rico estuvieran en contacto directo. Como si las peque?as semillas que habitan ahora en el interior de las nueces de bronce pudieran ser el germen de un nuevo comienzo.
¡®La fin de Babylone¡¯. K?lnSkulptur #9. Colonia. Hasta junio de 2019.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.