La ¨¦pica al ¨®leo
Los directores parecen haber encontrado un lugar ¨²nico para restituir ese factor ¨¦pico de la animaci¨®n
El pionero Winsor McCay ya intuy¨® que la animaci¨®n siempre iba a tener algo de esfuerzo ¨¦pico: 4.000 dibujos a mano le permitieron ganar la apuesta con su colega George MacManus de que ser¨ªa capaz de dotar de vida y movimiento a los personajes de su serie de historietas Little Nemo in Slumberland. M¨¢s adelante, 10.000 dibujos le hicieron ganar otra apuesta: la de resucitar a una criatura antediluviana en Gertie, the Dinosaur (1914), pel¨ªcula que, de paso, sent¨® las bases de la animaci¨®n basada en la caracterizaci¨®n de personajes. Pensadas originalmente para su exhibici¨®n en los espect¨¢culos en directo que daba el propio artista, las dos pel¨ªculas incorporaron sus respectivos pr¨®logos para su exhibici¨®n aut¨®noma en salas, en los que se dramatizaba la apuesta, colocando cierto ¨¦nfasis c¨®mico en los hiperb¨®licos toneles de tinta y las aparatosas resmas de papel empleadas en la ejecuci¨®n de la obra.
LOVING VINCENT
Direcci¨®n: Dorota Kobiela y Hugh Welchman.
G¨¦nero: drama, animaci¨®n.
Polonia-Gran Breta?a, 2017
Duraci¨®n: 94 minutos.
La revoluci¨®n digital, a trav¨¦s de su simplificaci¨®n del proceso de producci¨®n, ha hecho posible que el cine animado viva una edad de oro de alta productividad y diversidad est¨¦tica, pero le ha restado ¨¦pica al asunto. La polaca Dorota Kobiela y el brit¨¢nico Hugh Welchman parecen haber encontrado un lugar ¨²nico para restituir ese factor ¨¦pico de la animaci¨®n en Loving Vincent, la primera pel¨ªcula¡ ?pintada al ¨®leo! 65.000 cuadros elaborados por 125 pintores de formaci¨®n acad¨¦mica, pero sin experiencia en la animaci¨®n, han hecho posible este milagro que logra esquivar el alto riesgo de caer en el kitsch en su intento de mimetizar y poner el movimiento el trazo de Van Gogh. Pese a recurrir a esa t¨¦cnica de la rotoscopia ¨Crodaje con actores de carne y hueso para servir de base al resultado final- que la ortodoxia de la animaci¨®n suele considerar un atajo, Loving Vincent se impone con la fuerza de una imposibilidad h¨¢bilmente materializada.
La pel¨ªcula adopta, al modo de Ciudadano Kane (1941), la forma de una investigaci¨®n post-mortem cuyos tesoros en el centro del laberinto son el asombro del artista ante la belleza cotidiana del mundo y el sacrificio existencial del hermano Theo para la protecci¨®n de un genio malogrado. La meticulosa construcci¨®n de todo un universo a trav¨¦s de la cita pict¨®rica y la lucidez a la hora de interpretar la potencialidad de movimiento y de variaci¨®n de ¨¢ngulos en la pintura de Van Gogh se convierten en las mayores fortalezas de un trabajo tit¨¢nico.
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