Caribe contradictorio
El idioma m¨¢s hablado en las islas es el espa?ol y, sin embargo, la cultura fundamental es la afro-antillana
La extensi¨®n de tierra m¨¢s amplia en el Caribe es el mar. La lengua m¨¢s hablada es el espa?ol y, sin embargo, la cultura fundamental de nuestras islas es la cultura afro-antillana. El Caribe es contradicci¨®n. Las maneras usuales para categorizar una cultura se quedan cortas para entender este circuito que hoy por hoy llamamos ¡°cultura caribe?a¡±. Existen 114 islas que componen el Caribe. Algunas son islas-naci¨®n. Tal es el caso de Jamaica o Cuba. En otros casos, dos naciones comparten una isla, como ocurre con Rep¨²blica Dominicana y Hait¨ª. La frontera que las divide es tambi¨¦n licuosa. Esta vez no es el mar el que distancia, sino la lengua. De un lado de la isla se habla espa?ol, del otro oficialmente el franc¨¦s. Hay casos igualmente dram¨¢ticos, como el de la isla de San Mart¨ªn. Con solo 34 kil¨®metros cuadrados, es parte de dos naciones: la mitad norte pertenece a Francia, y la sur, a los Pa¨ªses Bajos. Es, pues, una isla partida en dos colonias. En ella se habla franc¨¦s, holand¨¦s y papiamento, idioma criollo de base africana. Sin embargo, esa tercera lengua, no oficial, es en la que la gente se entiende cuando cruza varias veces al d¨ªa una isla que es la memoria viva de toda una historia colonial.
Hace m¨¢s de 500 a?os, Francia, Inglaterra, Espa?a y los Pa¨ªses Bajos se pelearon a sangre y p¨®lvora el Caribe. Para convertirlo en plantaci¨®n, desplazaron a la poblaci¨®n nativa e importaron a cientos de miles de esclavos provenientes del oeste de ?frica. De esa amalgama de culturas, nacen las culturas criollas y tambi¨¦n los lenguajes no oficiales, las lenguas caribes. Son muchas m¨¢s que las que las islas naciones, territoires d¡¯autre mer o colonias, reconocen de manera oficial. En el Caribe se habla papiamento, creole, pidgin English, patu¨¢, garifuna (que es una mezcla de arahuaco con espa?ol), franc¨¦s e ingl¨¦s. Lo que pocas veces se se?ala es que hay norma y fundamento en este mar de diversidad que es el Caribe. Sorpresivamente ¨¦sta no se encuentra en el seno de las culturas occidentales que lo colonizaron. Se encuentra en las culturas afro-antillanas.
En La isla que se repite el cubano Antonio Ben¨ªtez Rojo afirma que el Caribe es un sistema de islas, todas diferentes y a la vez iguales. Utiliza la teor¨ªa del caos y el lenguaje de la f¨ªsica cu¨¢ntica para explicar lo que para cualquier caribe?o es obvio: que el Caribe funciona como el jazz. O como el blues o como la salsa o como el rap o como el soneo. Existe una clave que se repite, un comp¨¢s que sienta la pauta para que la ¡°improvisaci¨®n¡± ocurra. En este tipo de pensamiento, es la l¨®gica afro la que impera, una l¨®gica que depende menos de las categor¨ªas claras, precisas, propias del orden ¡°racional¡± con que se rige en Occidente. Existen otras racionalidades ¡ªel poeta y fil¨®sofo martiniqu¨¦s ?douard Glissant las bautiz¨® con el nombre de po¨¦tique de la relation¡ª que hacen que, en nuestras tierras, lo diverso conviva en contradicci¨®n inclusiva. Suena extra?o, pero es muy sencillo. Para nosotros, los afrodescendientes caribe?os, todos los lenguajes sirven para nombrar la realidad, que es a la vez una y m¨²ltiple.
Pero hay una clave, un beat sobre la cual se dan las variaciones. Esa clave la da la cultura africana. Es una globalizaci¨®n, pero desde abajo. Y m¨¢s negra. Y por lo tanto, no oficial. Mientras las culturas imperiales se peleaban por la m¨ªnima extensi¨®n de tierra de estas islas, los humanos que vinimos como carga en las barrigas de los barcos nos asentamos como el continuo cultural. Fuimos nosotros, los negros caribe?os, el machete de la zafra, las paridoras de mano de obra barata, el sudor. Ven¨ªamos tambi¨¦n de muchas tierras, pero para la resistencia, la supervivencia y el amor, hab¨ªa que entenderse. As¨ª que, sobre el lomo de un pensamiento negado, brotaron nuevas lenguas y nuevos sistemas de expresi¨®n cultural y emotiva. De la contradicci¨®n nace la vida.
Mayra Santos-Febres es escritora puertorrique?a.
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