Arquitectura que repara
Koolhaas en Dub¨¢i, Boa Mistura en M¨¦xico, Heatherwick en Ciudad del Cabo o V¨¢zquez Consuegra en Sevilla ampl¨ªan y replantean el concepto de restauraci¨®n
Hace 10 a?os, la irrupci¨®n de la crisis econ¨®mica redibuj¨® la vida de la mayor¨ªa de los arquitectos, el futuro de muchas ciudades, la suerte de empresas constructoras, los contenidos de la ense?anza arquitect¨®nica y los valores que transmit¨ªan algunos de los edificios m¨¢s emblem¨¢ticos.
La imposibilidad de continuar cultivando la v¨ªa de la sorpresa superlativa (m¨¢s alto, m¨¢s ancho o m¨¢s caro) o la aparici¨®n de la mala conciencia ante formalismos gratuitos apoyados en teor¨ªas peregrinas azotaron la profesi¨®n, sacudieron su debate te¨®rico y replantearon la relaci¨®n entre arquitectura y sociedad. La reparaci¨®n apareci¨® entonces como la v¨ªa de crecimiento m¨¢s oportuna, l¨®gica y ¨¦tica. Y aunque su traducci¨®n a edificios est¨¢ siendo lenta, la defensa del reciclaje, la sostenibilidad y la responsabilidad en la nueva arquitectura s¨ª parece una tendencia imparable.
En el lado cr¨ªtico, la reparaci¨®n ha concentrado los mayores reconocimientos. La obra del chino Wang Shu ¡ªque se opuso a la tabula rasa que azota a su pa¨ªs reciclando materiales de desecho para construir nuevos monumentos, como su Museo de Historia en Ningbo¡ª fue reconocida con el Premio Pritzker de 2012. Las soluciones de emergencia de Shigeru Ban consiguieron el galard¨®n dos a?os despu¨¦s y las viviendas incrementales que ceden autor¨ªa al usuario lograron para Alejandro Aravena el primer Pritzker chileno. Con el cambio de paradigma y una refrescante autocr¨ªtica, muchos j¨®venes est¨¢n aprendiendo a ser arquitectos en la calle, cuestionando lo que han aprendido en la universidad.
As¨ª, la idea de reciclar y de evitar la demolici¨®n ¡ªque alguna arquitectura moderna lleg¨® a equiparar con el progreso¡ª ha ido calando y ha ampliado su campo de influencia a la necesidad de construir de manera sostenible. El primer edificio de Rem Koolhaas en Dub¨¢i, la galer¨ªa Concrete, est¨¢ cubierto por una textura rugosa, de nulo mantenimiento, que demuestra a sus vecinos rascacielos con fachadas de vidrio c¨®mo lidiar con el polvo del desierto. El primer museo de arte contempor¨¢neo africano, el Zeitz Mocaa, ha sido levantado por Thomas Heatherwick aprovechando 42 silos en el paseo mar¨ªtimo Victoria?& Albert de Ciudad del Cabo, en Sud¨¢frica. En M¨¦xico, en diciembre se inici¨® la construcci¨®n del Parque Lineal que rodea el ferrocarril de Cuernavaca, un proyecto de los arquitectos Julio Gaeta y Luby Sprin?gall que resume las claves del momento: el largo plazo, la reconversi¨®n de las infraestructuras, la conexi¨®n urbana, la colaboraci¨®n ciudadana y la sostenibilidad.
Europa tambi¨¦n se reinventa repar¨¢ndose. En Hamburgo, Herzog & de Meuron inauguraron hace un a?o Elphi, la flamante, y car¨ªsima, filarm¨®nica levantada sobre un dep¨®sito portuario junto al Elba que aporta a la ciudad una terraza p¨²blica a 37 metros de altura. Tambi¨¦n un edificio obsoleto del puerto de Amberes actu¨® como base para las ic¨®nicas oficinas portuarias, uno de los primeros proyectos p¨®stumos de Zaha Hadid, que, como el de los arquitectos suizos, dota de nuevo significado a las palabras restaurar y remodelar. Este modelo reparador ¡ªque sin ser mayoritario s¨ª es ejemplar¡ª no deja de extenderse por el mundo. En Shenzhen, donde Norman Foster firma el master plan de la regi¨®n, el campus de la Universidad Xiao Jing Wang no brilla como un edificio nuevo. Como si quisiera indicar que la educaci¨®n requiere tiempo y debe evitar la vanagloria, en los edificios horizontales de hormig¨®n forrado de ladrillos, lo m¨¢s importante no es ni la transparencia, ni la marca Foster ni el alarde tecnol¨®gico. Lo m¨¢s sofisticado es el dise?o del ladrillo que recubre esas fachadas.
Y es que la propia idea de reparaci¨®n arquitect¨®nica se est¨¢ ampliando para abarcar tanto la actualizaci¨®n de los inmuebles existentes como el dise?o de los nuevos o el cuestionamiento de su consumo energ¨¦tico. As¨ª, la reparaci¨®n en el golfo P¨¦rsico arranca de la mano de la descuidada sostenibilidad. Los iconos de nueva generaci¨®n, el Louvre de Jean Nouvel en Abu Dabi o el KAPSARC de Zaha Hadid en Riad son emblem¨¢ticos sin descuidar la econom¨ªa energ¨¦tica. Es m¨¢s, sus claves de ahorro derivan del respeto y la actualizaci¨®n de la tradici¨®n para lidiar con el clima local.
La restauraci¨®n parece haber hallado un nicho para la creatividad que, en su mejor versi¨®n, comparte una mayor exigencia social
El af¨¢n reparador llega hasta el espacio p¨²blico para reformar las ciudades. Las estatuas ecuestres que decoran tantas plazas tienen ahora la compa?¨ªa del trabajo en equipo hijo del activismo que podr¨ªa reconvertir las propias urbes en escuela de convivencia. En Guadalajara (M¨¦xico), el colectivo Boa Mistura trabaj¨® con los habitantes de la Unidad Habitacional Independencia para consolidar su espacio p¨²blico. Era la necesidad que las encuestas hab¨ªan revelado. Y los madrile?os ¡ªque trabajan con el desencanto de algunos lugares, el entusiasmo de algunos habitantes y el ingenio¡ª redibujaron la plaza. Si alguien est¨¢ tentado de pensar que las soluciones coloristas solo funcionan donde escasea la inversi¨®n, que busque los proyectos que este colectivo ha firmado en Hamar, Noruega, donde convirtieron en plaza un aparcamiento.
Se puede trabajar con poco, pero para hacerlo hay que tener ideales. Con m¨¢s empe?o y ambici¨®n que materiales o dise?o, Cooke & Fawcett convirtieron la cubierta de un aparcamiento en Peckham, al sureste de Londres, en plaza p¨²blica. Y literalmente sin nada, simplemente cerrando el acceso a los coches los fines de semana, la autov¨ªa de S?o Paulo se convierte en calle peatonal. Este urbanismo de quita y pon ensaya el futuro. La reparaci¨®n del espacio p¨²blico no solo da respuesta a la necesidad ciudadana de lugares en los que reunirse, sino que anticipa la progresiva desaparici¨®n de los coches de los centros urbanos que presenciaremos durante este siglo. En esa l¨ªnea, el Ayuntamiento de Madrid cierra al tr¨¢fico el paseo del Prado los domingos por la ma?ana y ha anunciado la progresiva peatonalizaci¨®n de la Gran V¨ªa. Esas propuestas, por encima de cualquier forma, son los nuevos gestos arquitect¨®nicos necesarios y responsables que reparan y recuperan la confianza de los ciudadanos.
En Espa?a, el viraje dr¨¢stico tras la crisis dej¨® interrumpida la construcci¨®n de, sobre todo, decenas de ciudades tem¨¢ticas que demostraron estar erigidas sobre los cimientos inestables de la falta de planificaci¨®n y la irresponsabilidad, cuando no la especulaci¨®n, la corrupci¨®n urban¨ªstica o el saqueo de las arcas p¨²blicas. Pero tambi¨¦n los arquitectos nacionales reaccionaron ¡ªdentro y fuera de Espa?a¡ª. Por eso las propuestas m¨¢s significativas ¡ªcomo el CaixaForum de Sevilla, que reconvierte un aparcamiento en museo¡ª corrigen ese modus operandi y abren caminos para el saneamiento de edificios y ciudades.
Mientras la nueva hornada arquitect¨®nica que construye el grueso del mundo m¨¢s rico es cada vez m¨¢s repetitiva, m¨¢s prefabricada y, por lo tanto, m¨¢s encorsetada, la restauraci¨®n y la reparaci¨®n parecen haber hallado un nicho para la creatividad que, en su mejor versi¨®n, comparte una mayor exigencia social, energ¨¦tica y patrimonial. ?Tendremos que esperar a reparar lo nuevo para dotarlo de contenido social, ambici¨®n cultural y responsabilidad medioambiental?
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