El nuevo virus del cambio en la m¨²sica popular espa?ola antes de La Movida
El autor del libro 'Bikinis, f¨²tbol y rock & roll' reflexiona sobre el valor del pop bajo el per¨ªodo franquista entre 1950 y 1977
?Hubo pop-rock espa?ol antes de La Movida? ?Claro que s¨ª! Aunque no lo parezca o se haya olvidado. De hecho, la edad de oro se vivi¨® en la d¨¦cada de los sesenta, con artistas, autores, productores y discogr¨¢ficas que cosecharon ¨¦xitos internacionales m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito de los pa¨ªses de habla hispana. La llama sigui¨® ardiendo en los setenta, d¨¦cada que supuso el afianzamiento del rock espa?ol en todas sus facetas (urbano, heavy, progresivo, sinf¨®nico, jazz-rock, con ra¨ªces flamencas, etc.). Nombres como Miguel R¨ªos, Waldo de los R¨ªos, Rafael Trabucchelli, Alain Milhaud, Los Bravos, Pop Tops, Manolo D¨ªaz, Aguaviva, Peret, Juan Pardo, Fernando Arbex, Barrabas, Micky, Juan Carlos Calder¨®n o Mocedades abrieron fronteras en los mercados europeos y anglosajones. Recogieron la antorcha que portaron a finales de los cincuenta Los Estudiantes y Los Pekenikes en Madrid y el D¨²o Din¨¢mico en Barcelona. Estos ¨²ltimos, Ram¨®n Arcusa y Manuel de la Calva, son los pilares sobre los que se construy¨® el edificio de nuestro pop-rock.
En un mercado de canciones dominado por las versiones (apostar sobre seguro), la aparici¨®n de Manolo y Ram¨®n supuso un cambio dr¨¢stico: triunfaron con sus propias composiciones, abriendo paso a otros j¨®venes que, poco a poco, fueron imponiendo canciones de su autor¨ªa; su imagen fue otra ruptura: de la chaqueta y la corbata se pas¨® a un look m¨¢s sport, de jers¨¦is de pico. Otras industrias asimilaron estos nuevos aires, principalmente patrocinadores y la editorial Bruguera, conocedora del mercado infantil y juvenil por sus tebeos, que lanzaron una publicaci¨®n peri¨®dica de gran ¨¦xito dedicada al D¨²o. Y capitalizaron con maestr¨ªa el movimiento de fans.
Las fans representaban un movimiento de rebeld¨ªa (hormonal, naif, lo que ustedes quieran): daban rienda suelta de forma espont¨¢nea a emociones reprimidas. Y podemos trazar su origen en la primera visita del mexicano Jorge Negrete a Espa?a en 1948. El charro cantor ven¨ªa de protagonizar la primera pel¨ªcula de Bu?uel en suelo mexicano. La histeria que provoc¨® entre las madrile?as a su llegada, en tren desde Francia, a la Estaci¨®n del Norte (hoy Pr¨ªncipe P¨ªo), era poco acorde con la mojigater¨ªa reinante en la Espa?a de posguerra. La polic¨ªa no pudo contener a las mujeres que se acercaron a recibirle. Tuvieron que pedir refuerzos.
En estos dos primeros p¨¢rrafos ya hemos dado con tres de las seis claves de los motores de cambio que configuran mi libro Bikinis, f¨²tbol y rock & roll: los j¨®venes, las mujeres y la m¨²sica popular, centrada en el cambio radical que supuso la aparici¨®n del rock ¡®n¡¯ roll. El nuevo ritmo fue un virus que contagi¨® a toda la juventud occidental. Por ejemplo, el grueso de nuestros primeros cantautores (Serrat, Aute, Raimon, M. D¨ªaz) proven¨ªa de los grupos pioneros de rock & roll. En la dictadura franquista esta nueva m¨²sica abri¨® boquetes, provocando situaciones insospechadas que alteraron las escalas de valores morales y sociales. En esto de los valores tradicionales la batalla de las mujeres por llevar bikinis fue colosal. Enfrente ten¨ªan a la Internacional Conservadora: el Vaticano, el Partido Republicano en EE UU y el franquismo en Espa?a. Vencieron a este ¨²ltimo gracias al fomento del turismo (generador de recursos econ¨®micos para un R¨¦gimen que pasaba de la autarqu¨ªa al desarrollismo). Con los bikinis se vio, una vez m¨¢s, el doble rasero de la dictadura: lo permitido en el litoral no lo era en el interior. Afirmo sin rubor que los bikinis representaron la derrota m¨¢s clamorosa del Vaticano desde Lutero. Mientras las mujeres occidentales ganaban cuotas de libertad y derechos, se iban despojando de ropajes. Una clara met¨¢fora de liberaci¨®n de ataduras. El camino inverso seguido por las musulmanas.
Pero las mujeres espa?olas no solo eran fans y provocaban cambios con algo tan pop como la moda (pantalones, bikinis, minifaldas). Tambi¨¦n estaban las redes espont¨¢neas de mujeres de preso (en su mayor¨ªa del PCE). De aqu¨ª surgir¨ªa una de las primeras organizaciones feministas en nuestro pa¨ªs, el MDM. En el extremo opuesto encontramos a una asociaci¨®n de empresarias en 1971. ?Esta organizaci¨®n es anterior a la CEOE!
Quedan pendiente tres claves m¨¢s, relacionadas con la m¨²sica popular y los aires de cambio: el colectivo LGTB (cuando a¨²n no se llamaba as¨ª), el f¨²tbol y el movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. Mucha gente se sorprende con el asunto de la segregaci¨®n racial de EE UU. La tem¨¢tica lleg¨® a Espa?a. El popular diario vespertino Pueblo dedic¨® portadas a la marcha de Martin Luther King Jr. Manolo D¨ªaz compuso Ayer tuve un sue?o inspirado en la misma (fue ¨¦xito en su versi¨®n y tambi¨¦n en la de Los Pasos), con una letra bastante atrevida para aquellos tiempos. La pel¨ªcula Adivina qui¨¦n viene esta noche con Sydney Poitier fue un ¨¦xito de taquilla. Trataba del novio afroamericano (en lenguaje actual) de una chica blanca de familia bien. Sobre esta misma tem¨¢tica Mar¨ªa Ostiz (pas¨® de ye-y¨¦ a cantautora) tradujo un tema de Janis Ian para Jeanette. Los Canarios enfocaron el asunto con Child. Y Pop Tops tuvieron dos ¨¦xitos, uno de ellos internacional, cantando a Martin Luther King y proclamando la igualdad racial.
En este aspecto la labor del f¨²tbol, y del deporte en general, ha sido fundamental. ?Acaso no ve¨ªamos que Pel¨¦, Eusebio y otros grandes no eran blancos? ?No apreci¨¢bamos que muchos jugadores sudamericanos eran m¨¢s oscuros? Pero con todo, de cara al franquismo, el f¨²tbol supuso abrir puertas. Los seguidores acompa?aban a sus equipos o a la selecci¨®n (¨¦ramos favoritos en el Mundial de Inglaterra en 1966, en plena explosi¨®n pop, rozando la psicodelia). En el libro se trazan todos los desplazamientos de los clubes en las tres competiciones europeas que se disputaban. Ir a ?msterdam, Par¨ªs o Mil¨¢n suscitaba comparaciones.
En un pa¨ªs que persigui¨® a sus estrellas por motivos sexuales, de la ¨ªndole que fuesen (Gloria Lasso se fue de Espa?a por la moral imperante; la llamaban devorahombres y fue la primera en vender un mill¨®n de discos en Francia; aunque los casos m¨¢s sonados fueron el de Miguel de Molina ¨Cle pegaron una paliza¨C y, por supuesto, Federico Garc¨ªa Lorca ¨Casesinado por ¡°rojo y maric¨®n¡±¨C), el que algunas estrellas del rock & roll y del rock (Little Richard, Elton John, Freddy Mercury, etc.) fuesen gays o de una calculada ambig¨¹edad, como Bowie, solo pudo ayudar, iniciando el proceso de normalizaci¨®n.
El Gran Wyoming escribe en Dadme un ombligo y mover¨¦ el mundo, el pr¨®logo de Bikinis, f¨²tbol y rock & roll: ¡°Esta es la historia de c¨®mo esos agentes t¨®xicos, degradantes, han ido cercenando nuestros cimientos hasta llegar a la decadencia moral que hoy contemplamos y que otros llamamos libertad¡±. A lo que a?ado un sonoro ?Viva la cultura popular!
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