Los demonios de Jos¨¦ Jos¨¦, al descubierto
Este lunes la cadena estadounidense Telemundo estrena la serie sobre la vida de 'El Pr¨ªncipe de la canci¨®n'
Jos¨¦ R¨®mulo Sosa vivi¨® lo suficiente como para hacer varias series sobre su vida. Acarici¨® la muerte desde su juventud y en varios momentos de su carrera. Durante el a?o pasado y en los primeros d¨ªas de 2018, sus ingresos repentinos en el hospital han infartado a sus millones de fans, que le piden al Pr¨ªncipe de la canci¨®n que aguante. Jos¨¦ Jos¨¦ se encuentra estos d¨ªas conectado a una m¨¢quina que lo alimenta por goteo debido a que su cuerpo no es capaz de absorber los nutrientes. Desde marzo del a?o pasado ha estado luchando contra un c¨¢ncer de p¨¢ncreas. Y al conocer la noticia, la cadena estadounidense Telemundo le propuso que contara su historia. Este lunes se estrena una producci¨®n de 80 cap¨ªtulos sobre su tormentosa vida y deja al descubierto sus demonios.
En la primera entrega de la serie sobre Jos¨¦ Jos¨¦, el protagonista ¡ªAlejandro de la Madrid¡ª se mira al espejo y ve a su padre, encarnado por el actor mexicano Dami¨¢n Alc¨¢zar. Un cantante de ¨®pera frustrado, que lo mantuvo alejado de Elvis y todo lo que oliera a modernidad, no supo que su recuerdo ser¨ªa m¨¢s da?ino para el joven cantante de lo que hubiera sido el rock and roll y el twist. El tenor Jos¨¦ Sosa Esquivel era alcoh¨®lico y muri¨® sumido en el alcohol. Su hijo casi tambi¨¦n. En una entrevista a este diario Jos¨¦ Jos¨¦ lo reconoci¨®: "Tuve la desgracia de heredar la enfermedad de mi padre. Yo tambi¨¦n estaba muriendo de alcoholismo a los 45". El nombre art¨ªstico lo escogi¨® en homenaje a ¨¦l: dos veces Jos¨¦.
El recuerdo de un padre neur¨®tico y violento, del que lo protegi¨® su madre ¡ªla que fuera tambi¨¦n cantante de ¨®pera, Margarita Ortiz¡ª aunado a una personalidad d¨¦bil ¡ª "No sabes decir que no", seg¨²n le reprocha su primera novia Lucero, interpretada por Danna Paola¡ª y con tendencia a la depresi¨®n, marcan la trama del primer cap¨ªtulo de la serie. Los cimientos tormentosos en los que se sostuvo su exitos¨ªsima trayectoria musical: m¨¢s de 100 millones de discos vendidos y lleno completo en el Madison Square Garden y el Radio City Music Hall de Nueva York, adem¨¢s de actuar en las mejores plazas de Las Vegas.
Pero hay un momento decisivo en la carrera de Jos¨¦ Jos¨¦, que blindar¨ªa para siempre su destino. Un punto marcado en rojo en el calendario mexicano, a falta de que alguna instituci¨®n lo formalice como fiesta nacional, que siguen recordando hasta tres generaciones, incluso las que no hab¨ªan nacido todav¨ªa. 15 de marzo de 1970, Festival de la OTI. Un momento que marca el inicio de la serie y con el que bien podr¨ªa acabar. Pues la mezcla de im¨¢genes ficticias y reales vuelve a poner los pelos de punta a los espectadores que han reproducido ese v¨ªdeo en su mente cientos de veces. Para muchos ah¨ª empieza y termina Jos¨¦ Jos¨¦. Ah¨ª se volvi¨® eterno. Todo lo que vino despu¨¦s poco importa.
As¨ª los veintea?eros mexicanos de ahora explican a los desconocedores en la materia hasta el ¨²ltimo detalle como si hubieran vivido aquella gesta ¨¦pica que ocurri¨® hace 48 a?os. Esa noche, enfundado en una americana de terciopelo verde, Jos¨¦ Jos¨¦, interpreta El triste. En medio de la canci¨®n entona un sol natural y despu¨¦s un semitono m¨¢s bajo con el mismo aire, sin pausa. Puro pulm¨®n. El p¨²blico se pone en pie. Y con ¨¦l, todo un pa¨ªs. Le lanzan flores. Entonces se prepara para el agudo final: respira profundo, suelta la nota con toda la potencia de la que es capaz, la sostiene, vibra unos compases y vuelve a bajar para guardar algo de aire. Poco despu¨¦s, sin respirar, alarga la nota final durante 30 segundos exactos, 16 compases. Lo suficiente para convertirse en un h¨¦roe de la canci¨®n mexicana.
No gan¨® aquel concurso, pero no se ha producido en M¨¦xico una experiencia musical que se recuerde con m¨¢s pasi¨®n que esta. Y as¨ª termina el primer cap¨ªtulo de El Pr¨ªncipe de la canci¨®n. Todo lo que vino despu¨¦s se contar¨¢ en los siguientes cap¨ªtulos. Pues los buenos tiempos no durar¨ªan mucho y sus peores demonios: el alcohol, su padre y el miedo al ¨¦xito, le acompa?ar¨ªan durante el resto de su vida.
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