Gesualdo, Caravaggio y Marlowe: ese tri¨¢ngulo de artistas... y asesinos
Un curso en Madrid aborda las terribles y fecundas personalidades del m¨²sico, el pintor y el autor amigo de Shakespeare
![Jes¨²s Ruiz Mantilla](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6a8979ac-e7b3-4e49-a28d-8ef780472c20.jpg?auth=adca90b9344430353a3efa521c6f05b31de12fb2c013241bb04b919b8e0a8605&width=100&height=100&smart=true)
![Gesualdo (izquierda), Marlowe (a la derecha, arriba) y Caravaggio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JZW62SZD7ZKVGH7AQKXLGQHUHU.jpg?auth=18951edd241fe5183c260ef031b4aed780d196b08fd611a0408101c6eaeac6c7&width=414)
El oscuro hilo que teje la pintura de Caravaggio, la m¨²sica de Carlo Gesualdo y las comedias y tragedias de Christopher Marlowe tuvo un rasgo com¨²n: el crimen. Los tres murieron j¨®venes. Fueron coet¨¢neos de un tiempo sombr¨ªo entre los siglos XVI y XVII y abrieron sus respectivos campos art¨ªsticos a la modernidad con hallazgos visionarios¡ Pero tambi¨¦n mostraron una inquietante inclinaci¨®n hacia la bronca y el asesinato.
Sus casos ser¨¢n analizados entre el 24 de enero y el 18 abril en el curso Tres asesinos: Caravaggio, Marlowe y Gesualdo. La belleza del mal, dirigido y concebido por el m¨²sico Xavier G¨¹ell. Ser¨¢ en mi¨¦rcoles alternos a lo largo de tres meses en la Casa de las Alhajas, una de las sedes de la Fundaci¨®n Montemadrid.
El tr¨ªo representa un paradigma de lo mejor y lo m¨¢s siniestro del ser humano. Son puros engendros parad¨®jicos. Capaces de perseguir lo sublime desde un pozo de tinieblas. Audaces, pendencieros¡ Hijos de un cruce donde se descalabraba el Medievo, el hombre escup¨ªa a lo alto de la divinidad mientras se intu¨ªa invencible y a menudo buscaba su propia luz en las simas interiores.
La creaci¨®n les sirvi¨® de tr¨¢nsito hacia la nueva era. Fue lo m¨¢s encomiable de sus biograf¨ªas. ¡°Gesualdo construye madrigales que arman puentes no con lo inmediatamente posterior, sino m¨¢s all¨¢, hacia finales del siglo XIX y principios del XX, cuando lo reivindican m¨²sicos como Bruckner, Richard Strauss o Stravinski, que lo reconoce como adelantado¡±, explica G¨¹ell.
Se dieron cuenta de ello gracias a piezas como Moro, lasso, al mio duolo, el madrigal n¨²mero 17 de su libroVI. Gesualdo no concibi¨® m¨¢s que esa media docena de entregas en su colecci¨®n de dichas formas musicales, aparte de cuatro motetes dedicados a la virgen y dos libros de canciones sacras. Poco, pero mucho.
L¨¢stima que la ma?ana del 16 de octubre de 1590 urgiera a su criado a levantarse pronto. El sirviente crey¨® que tal apremio solo pod¨ªa deberse al capricho de salir de caza, como el m¨²sico arist¨®crata le hab¨ªa contado a su esposa. Y as¨ª lo ten¨ªa previsto. Pero la presa fue ella: Maria de Avalos, tambi¨¦n prima suya, que dorm¨ªa junto a su amante, el duque de Andria.
Entre ambos los asesinaron, los descuartizaron, se ensa?aron de manera fren¨¦tica y airearon el suceso. El crimen caus¨® una verdadera sacudida siniestra en N¨¢poles por su crueldad. Pero los parentescos del m¨²sico con las jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas lograron que se le perdonara el delito. Un mero ajuste de cuentas por adulterio. Caso cerrado.
El sadomasoquismo de Gesualdo se le atragant¨® como condena. A uno de sus criados se le fue la mano a?os despu¨¦s mientras le aplicaba tormento en una de sus m¨²ltiples sesiones con jovencitos. Muri¨® en 1613. ¡°De entre los tres, me parece el m¨¢s siniestro. El marqu¨¦s de Sade, a su lado, es como una hermanita de la caridad¡±, cree G¨¹ell.
Si Gesualdo azuz¨® sus cr¨ªmenes y excesos en el ¨¢mbito privado, la inclinaci¨®n de Marlowe hacia el lado oscuro comienza con la raz¨®n de Estado. Fue esp¨ªa en aquella ¨¦poca convulsa y propicia para la intriga, donde la escisi¨®n de la Iglesia Anglicana buscaba echar ra¨ªces enfrentada a Roma a finales del siglo XVI. Al parecer, lo adiestr¨® Thomas Walsingham, a cargo de los servicios secretos. Pero a este autor ef¨ªmero, precoz y tremendamente original, le tentaban m¨¢s las artes del infierno.
Concibi¨® al diablo encarnado y terrenal como figura legendaria a explorar por la literatura. Cre¨® el mito de Fausto ¨Cseguido m¨¢s tarde, entre otros, por Goethe, Mija¨ªl Bulg¨¢kov o Thomas Mann- desbocado a golpe de desaf¨ªos, blasfemias e insultos contra Cristo y la Virgen. Se atrevi¨® a desarrollar como invenci¨®n propia el verso blanco en obras como Tamerl¨¢n, el grande y cre¨® piezas de referencia, caso de Eduardo II.
Shakespeare lo llor¨® al enterarse de que hab¨ªa muerto joven. Ocurri¨® cuando tan solo contaba 29 a?os. Cay¨® en una reyerta nunca del todo clarificada ocurrida en 1593. Seg¨²n algunas teor¨ªas, el altercado sirvi¨® para encubrir su desaparici¨®n. Muchos creen que las personalidades y obras de ambos dramaturgos se confunden antes y despu¨¦s del suceso: que Shakespeare no es tal sino Marlowe con una nueva identidad. ¡°Es a partir de entonces cuando el autor de Hamlet empieza a perfilar obras maestras. Antes de la ca¨ªda de su amigo no hab¨ªa logrado ninguna¡±, apunta G¨¹ell.
Guesualdo pas¨® a la Historia como el depravado noble con derecho de pernada y salida de madre permanente. Marlowe como el agente doble con muertos en el armario a dos bandas para mayor gloria de cat¨®licos y protestantes... Caravaggio, por su parte, fue el macarra de barrio y el buscapleitos fugitivo del arte universal. Pero la carnalidad din¨¢mica de sus figuras cambi¨® la historia de la pintura para siempre.
Los antecedentes de ni?o dif¨ªcil lo marcaron ya en Mil¨¢n, donde naci¨® en 1571. Apareci¨® en Roma hambriento y con lo puesto. Altern¨® su inclinaci¨®n a la bronca con el genio para el arte. Lleg¨® a convertirse en el pintor m¨¢s famoso de la ciudad eterna pero tambi¨¦n en el m¨¢s temido. Junto a su cuadrilla de amigos violentos reventaban tabernas, buscaban pleitos con espada o mutilaban adversarios, caso de Ranuccio Tomassoni, a quien le cort¨® el pene entre carcajadas. El asesinato de un hombre en el Campo Marzio lo oblig¨® a convertirse en fugitivo. En medio, pari¨® un asombroso lote de obras maestras que lo han catapultado como el primer barroco.
Hablamos de genios en tri¨¢ngulo mortal. Ejemplos de la incorrecci¨®n y la corrosi¨®n sin adem¨¢n de arrepentimiento. Encarnaciones vitales desproporcionadas, con su ingrediente de Fausto y de Don Juan. Reales e infernales. Ga?anes que si para mal emponzo?aron su vida con el abuso y la tragedia, marcaron por otra parte en gran medida el arte universal.
Una amplia propuesta interdisciplinar
A partir de este pr¨®ximo mi¨¦rcoles 24 de enero y el 18 de abril, el curso concebido por Xavier G¨¹ell y organizado por la Fundaci¨®n Montemadrid propone una inmersi¨®n interdisciplinar. Conferencias, proyecciones, representaciones y conciertos conforman esta aproximaci¨®n a los Tres asesinos: Caravaggio, Marlowe y Gesualdo. Las sesiones comienzan con tres conferencias a cargo de Luis Antonio de Villena, Antonio ballesteros y Eduardo Torrico. Habr¨¢, adem¨¢s un concierto de madrigales de Gesualdo a cargo del grupo M¨²sica Ficta. El 7 de febrero sigue con el espect¨¢culo El ring: Shakespeare contra Marlowe con M¨®nica Maff¨ªa y Antonio Ballesteros. Otras conferencias corren a cargo de Fernando Mar¨ªas, Marco Bizzarini, Estrella de Diego, Alberto Coraz¨®n, Jos¨¦ Enrique Ruiz Dom¨¨nech, Nacho Ares o Javier Sierra. Sonar¨¢ m¨¢s m¨²sica de la mano de la formaci¨®n Vandalia o Sigma Project y se proyectar¨¢n documentales como Much ado about something y pel¨ªculas como Eduardo II, con Ian McKellen.
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