Albert Boadella: ¡°Picasso asest¨® un golpe mortal a la pintura¡±
El dramaturgo dirige 'El pintor', su primer libreto para ¨®pera, en el que plantea una mirada cr¨ªtica sobre la vida y obra del artista
Albert Boadella no tiene dudas. Pablo Picasso fue un genio, un hombre con una mano y una mente dotad¨ªsimas para el arte y la pintura. Una figura indiscutible que, sin embargo, el dramaturgo quiere poner en discusi¨®n. Y lo hace sin pelos en la lengua y abiertamente. ¡°Un artista puede, en un momento de su vida, decidir el camino a seguir, profundizar en su arte cueste lo que cueste o declinarse hacia una cierta facilidad, buscando oro y fama. Esto ¨²ltimo fue lo que hizo Picasso, que asest¨® as¨ª un golpe mortal a la pintura¡±. Albert Boadella (Barcelona, 1943) ha plasmado todas estas reflexiones cr¨ªticas sobre la vida y la obra del artista en su primer libreto que escribe para una ¨®pera. El pintor, con m¨²sica del maestro Juan J. Colomer y la direcci¨®n del propio Boadella, se estrena el pr¨®ximo d¨ªa 8 en los Teatros del Canal, de Madrid, en tres representaciones con las entradas ya agotadas, y en la que los papeles principales corren a cargo de Alejandro del Cerro (Picasso), Josep Miquel Ram¨®n (como la figura de Mefist¨®feles) o Bel¨¦n Roig (Fernande Olivier). La ¨®pera, tercera que dirige el dramaturgo, tiene pendiente gira por distintas localidades.
Nada escapa en El pintor al toque provocador e ir¨®nico caracter¨ªstico de Albert Boadella, 52 a?os al frente del grupo Els Joglars, ocho como director art¨ªstico de los Teatros del Canal y recientemente elegido presidente de Tabarnia en el exilio, la plataforma antiindependentista en Catalu?a. ¡°La pintura de Picasso se fue convirtiendo con el tiempo m¨¢s en un acto financiero que en un acto art¨ªstico y ¨¦l fue muy consciente de ello¡±, se?ala el director, tras un ensayo de la ¨®pera. Como si de un story board cinematogr¨¢fico se tratara, Boadella tiene siempre a mano un cuaderno, en el que ha ido dibujando cada una de las escenas de esta obra dram¨¢tica en tres actos, para la que ha contado con seis cantantes, dos actores, diez bailarines y un coro de 40 miembros. Con un trazo infantil, tiene pintado hasta El Guernica o un retrato de Stalin, as¨ª como dibujos de tauromaquia o los bailes de las mujeres de Picasso. ¡°Cuando se ponen en juego tantos elementos, la m¨²sica, el canto, el baile o la actuaci¨®n, necesito ver y situar las distintas escenas¡±.
La ¨®pera, s¨ªntesis del arte
Albert Boadella ha convivido siempre con una frustraci¨®n musical de la que ahora se est¨¢ liberando. El pintor es la tercera ¨®pera que dirige, tras Don Carlo, de Verdi, y El pimiento Verdi. Ha llegado tarde a la ¨®pera pero est¨¢ decidido a quedarse. "Es la mejor s¨ªntesis de un arte. Se juega con el problema esencial de conseguir que la actuaci¨®n est¨¦ a la altura de la m¨²sica, que es lo m¨¢s importante de una ¨®pera, muy por encima del libreto. Me interesa el teatro como arte simb¨®lico o metaf¨®rico, no realista. Con la m¨²sica, el teatro adquiere un gran valor po¨¦tico y tr¨¢gico, alej¨¢ndolo de la sociolog¨ªa o la psicolog¨ªa"", defiende con pasi¨®n el dramaturgo.
En el ensayo, Boadella juega m¨¢s que ninguno de los int¨¦rpretes. Se cuela en la escena, r¨ªe, baila y hasta intenta emular a los cantantes. Se olvida de las cosas desagradables, -¡°Catalu?a¡±-, y entra en la dimensi¨®n de lo fant¨¢stico. La historia de El pintor comienza hacia 1900 cuando Pablo Picasso (M¨¢laga, 1881- Mougins, Francia, 1973) se instala en Par¨ªs, en un momento en el que los impresionistas dominaban la escena art¨ªstica, y donde conoce a Fernande Olivier, su musa y primera pareja sentimental. En un momento de delirio, provocado por las aspiraciones de ¨¦ter, se le aparece el diablo. Mefist¨®feles le va guiando en sus ansias comerciales y su obsesi¨®n por la gloria. No falta la aparici¨®n de Vel¨¢zquez que tacha directamente de ¡°fulero¡± al pintor malague?o, ante lo que Picasso se disculpa: ¡°No soportaba la miseria y el fr¨ªo. No es malo buscar el ¨¦xito¡±.
Elige a Picasso para escribir su primer libreto porque es alguien al que, asegura, uno se siente cercano. Boadella ha conocido an¨¦cdotas y referencias muy directas sobre Picasso ¨Csu padre, un hombre mayor, le conoci¨® en el famoso restaurante Els Quatre Gats de Barcelona- y ha investigado en libros y ensayos. ¡°Es curioso que en todas las obras que he le¨ªdo siempre aparece la palabra diab¨®lico para referirse a ¨¦l, a veces en relaci¨®n a genialidades, otras no tanto. Esta fue una de mis inspiraciones¡±, explica Boadella, que habla tambi¨¦n de la necesidad e incluso la obligaci¨®n de poner en tela de juicio los fetiches de la sociedad. ¡°Picasso es un fetiche. No quiero quitarle m¨¦ritos, aquellos de su primera ¨¦poca y su arte extraordinario. Ten¨ªa un ego muy potente y una enorme necesidad de dominio sobre los dem¨¢s, de ser el mejor y el primero en todo. Solo hay que comprobar la man¨ªa que ten¨ªa a Matisse, un pintor que, al contrario que ¨¦l, trat¨® de profundizar en su arte y sus contenidos. Picasso va cambiando de estilo y jugando, buscando el camino de la notabilidad. Acab¨® con la ¨¦poca de Monet o C¨¦zanne, cuando el pintor trabajaba d¨ªas y d¨ªas sobre un cuadro. Industrializa, de alguna manera, el arte, al hacer 20 o 30 obras al d¨ªa. Picasso fue un genio desaprovechado y sobrevalorado. Incluso me atrevo a decir, aunque parezca un sacrilegio, que El Guernica no es una obra importante. Es importante sociol¨®gicamente, pero no art¨ªsticamente. En el fondo, no deja de ser un graffiti¡±.
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