El lado oscuro de Bogot¨¢ en un documental
Cartucho reconstruye con los testimonios de sus habitantes la vida en una de las zonas m¨¢s marginadas y olvidadas de la capital colombiana
En el centro de Bogot¨¢ hay lugares por donde no se puede andar. No hay anuncios que lo indiquen, pero la historia de la ciudad ha demostrado que hay zonas que muchos prefieren no mirar. El documental Cartucho levanta y sacude los cartones en donde por a?os se han tenido que esconder los habitantes de calle para reconstruir c¨®mo se vive en la marginalidad de una ciudad de ocho millones de personas.
Andr¨¦s Chaves S¨¢nchez, ganador del Fondo para el Desarrollo Cinematogr¨¢fico de Colombia en 2016, se meti¨® en los lugares vedados de Bogot¨¢, repas¨® los archivos de prensa y busc¨® los testimonios de quienes encontraron su lugar en la calle. La historia se concentra en el Cartucho, como llamaban al hueco que durante dos d¨¦cadas sirvi¨® como la olla m¨¢s grande de tr¨¢fico de drogas en Colombia, que despu¨¦s de su demolici¨®n se traslad¨® unos metros bajo el nombre del Bronx, intervenido en 2016 por la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito.
¡°Era un hoyo negro al que muchos se abandonaron y sobre el que se cuentan extra?as y violentas historias: como la del circo franc¨¦s que lleg¨® all¨ª para dar espect¨¢culos gratuitos y nunca sali¨®, se dice que vendieron hasta la jirafa para comprar bazuco; o sobre la boa entrenada para asesinar o la patrulla que apareci¨® enterrada con todo y polic¨ªas dentro¡±, se?ala la sinopsis del documental. Chaves, urbanista de profesi¨®n, describe su proyecto como un ensayo f¨ªlmico sobre el ocultamiento humano del lado que lo averg¨¹enza. Cuenta una intervenci¨®n urbana fallida y el desplazamiento de una situaci¨®n que todav¨ªa no se ha resuelto. ¡°Es el mismo fen¨®meno. Ha sido como barrer la basura y esconderla debajo del tapete¡±, dice Chaves.
La pel¨ªcula transcurre entre im¨¢genes de archivo y las voces de los habitantes de calle, que describen una especie de mundo paralelo. ¡°All¨ª encontraron personas como ellos, un lugar duro, con reglas, pero en donde se sent¨ªan libres, desconectados de un mundo que quer¨ªan olvidar¡±, cuenta el director. Los relatos son confesiones narradas sin rodeos, historias delirantes de quienes han sido despojados de los espacios que consideraban propios.
Desde los noventa, la autoridad local ha afrontado la presencia de los habitantes de calle con rudeza, con desalojos. En la primera alcald¨ªa de Enrique Pe?alosa se demoli¨® el barrio que en los ochenta fue invadido por traficantes de droga y por gente sin techo. En el lugar se construy¨® un parque y all¨ª resurgi¨® una nueva olla que se extendi¨® por varias calles. El problema cambi¨® de nombre, se convirti¨® en el Bronx por donde nadie quer¨ªa pasar. ¡°En pleno coraz¨®n de Bogot¨¢ y cerca del Palacio Presidencial y la Plaza de Bol¨ªvar ¨C el lugar m¨¢s vigilado en Colombia- no deja de sentirse una extra?a atm¨®sfera. Los ciudadanos le temen y prefieren evitarlo. El parque es un est¨¦ril y fr¨ªo lugar de tr¨¢nsito que reemplaz¨® al Cartucho y en el que nadie quiere quedarse¡±, anuncia la presentaci¨®n de la pel¨ªcula, que pone al espectador frente a personas que suelen estar en silencio desde la indigencia.
¡°El Cartucho, el Bronx, como quiera que se llame ahora, es un reflejo de lo que somos. Es el lado oscuro que queremos tapar, es la muestra de c¨®mo en Colombia no tenemos un tejido social que salve a los que est¨¢n a punto de caer en ese hoyo¡±, reflexiona el director que la otra semana presentar¨¢ la historia en el Festival Internacional de Cine de R¨®terdam.
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