Barcelona, ¡®mon amour¡¯¡
La prestigiosa colecci¨®n francesa ¡®Bouquins¡¯ dedica un entusiasta monogr¨¢fico de casi mil p¨¢ginas a la ciudad
Hay algo que a los barceloneses les gusta m¨¢s que su ciudad: que a los no-barceloneses les guste su ciudad. Pocas son tan conscientes de s¨ª mismas como Barcelona. A pocas les gustan tanto mirarse en el espejo, hablar de s¨ª mismas (aunque sea mal) y a¨²n m¨¢s que los dem¨¢s hablen (bien) de ellas.
¡°Es una ciudad sensual, rom¨¢ntica, visceral¡¡±, escribe el novelista franc¨¦s Pierre Ducrozet en la introducci¨®n de?Barcelone. Histoire, promenades, anthologie et dictionnaire, el volumen de casi mil p¨¢ginas que la colecci¨®n Bouquins de la editorial Robert Laffont publicar¨¢ el 8 de febrero en Francia. ¡°Pero la mayor belleza de Barcelona lleva un nombre bello: la dulzura de vivir; el ant¨ªdoto perfecto contra la melancol¨ªa¡±, a?ade Ducrozet, que ha dirigido el proyecto.
El libro, ¡°ant¨ªdoto perfecto¡± en estos tiempos de melancol¨ªa y ansiedad que azota a tantos habitantes de la capital catalana, es una antolog¨ªa con textos de decenas de autores: una exhaustiva gu¨ªa literaria en la que los cicerones son de Stendhal a Mars¨¦, de Rodoreda a Bola?o, de Orwell a V¨¢zquez Montalb¨¢n. Y es m¨¢s que eso: una demostraci¨®n de que la ciudad cuyo Barrio Chino durante d¨¦cadas atra¨ªa a malditos franceses como Genet o Bataille, y que en los a?os setenta fue la capital del ¡®boom latinoamericano¡¯, sigue siendo un im¨¢n para la vida creativa; sigue produciendo literatura.
La prueba es el propio Ducrozet, autor de novelas como La Vie qu¡¯on voulait o L¡¯Invention des corps, o el goncourt Mathias ?nard, autor de Br¨²jula y Calle de los ladrones, escritores franceses contempor¨¢neos afincados en Barcelona, y que han escrito sobre Barcelona.
?nard contribuye a la antolog¨ªa con una suite titulada Cuadernos de un barcelon¨¦s adoptivo. Se trata una mezcla de diario y apuntes de principios de la d¨¦cada, una mirada, desde el observatorio de su balc¨®n en el Raval, sobre la ciudad que se sumerg¨ªa en la crisis econ¨®mica y en la que se gestaba la crisis pol¨ªtica actual. ¡°Tenemos la impresi¨®n de que la capital catalana est¨¢ a la espera de ver con que salsa va a ser devorada¡±, escribe. Y en otro momento constata: ¡°El repliegue es general. En todos los frentes. Quiz¨¢ incluso en el ideol¨®gico: las manifestaciones de oto?o de 2012, el mill¨®n de personas en las calles por la independencia de Catalu?a, sin duda tienen que ver con la crisis. Uno de los da?os colaterales. Porque Barcelona no es Catalu?a ¡ªno es s¨®lo Catalu?a. He aqu¨ª quiz¨¢ una de las razones del genio de la ciudad: su mezcla. Su identidad de frontera, para retomar la imagen de Claudio Magris respecto a Trieste. Su aspecto m¨®vil: Barcelona es a la vez la capital de Catalu?a, una gran ciudad de Espa?a y un gran puerto europeo. Estas tres identidades se re¨²nen, se mezclan ¡ªy a veces se enfrentan¡±.
La cita de ?nard podr¨ªa llevar a confusi¨®n. La crisis de estos a?os son una parte ¨ªnfima del bouquin (libro, en franc¨¦s familiar) sobre Barcelona, aunque sus lectores las tendr¨¢n en mente. ¡°No quer¨ªamos un libro centrado en la actualidad, que por definici¨®n cambia muy r¨¢pido¡±, explica Ducrozet en una entrevista telef¨®nica. Y los bouquins son libros que puedan leerse en 10, 20 o 50 a?os. ¡°Quer¨ªamos dar un poco de profundidad de campo, una perspectiva¡±.
Bouquins es una colecci¨®n de referencia en Francia. La cre¨® en 1979 Guy Schoeller, el editor que en los a?os cincuenta lanz¨® la colecci¨®n Livres de poches, que importaba a Francia el modelo de literatura de calidad en libros de bolsillo de masas al estilo de los paperbacks de Penguin en el mundo anglosaj¨®n. Schoeller consigui¨® con sus ¡®bouquins¡¯ cuadrar el c¨ªrculo: publicar cl¨¢sicos voluminosos que a la vez eran de bolsillo, y baratos. La colecci¨®n recibe a veces el nombre de La Pl¨¦iade desenfadada o La Pl¨¦iade de los pobres, en alusi¨®n a la solemne (y cara) colecci¨®n de cl¨¢sicos de la editorial Gallimard.
El bouquin barcelon¨¦s est¨¢ formado por cuatro partes. La primera es una historia de la ciudad, desde la Antig¨¹edad hasta hoy. La segunda, titulada Paseos, es una antolog¨ªa de textos contempor¨¢neos. Adem¨¢s de ?nard y el propio Ducrozet, escriben escritores barceloneses como Rafael Argullol y Jordi Punt¨ª. La tercera parte es una antolog¨ªa de textos literarios. Predominan los franceses. Como Henry de Montherlant, que en los a?os cincuenta celebraba Barcelona como ¡°una gran ciudad, ?por fin! ?la ¨²nica en Espa?a!" "La gran ciudad, el lugar donde se encuentra lo que se busca", continuaban. "La ciudad desvirgada, donde nada sorprende, donde no se nos mira, d¨®nde hay personas que saben lo que es la vida¡±. O como Pierre Mac Orlan, que en los a?os treinta sentenciaba que ¡°hay que haber errado, varias veces, enamorado de la vida, por este barrio chino, a la vez tan secreto y tan confiado, para comprender hasta qu¨¦ punto esta raza catalana, fina y alegre, puede resistir a todos los mordiscos de los envilecimientos m¨¢s p¨¦rfidos y m¨¢s lentos. Una chica de la calle, en Barcelona, sabe triunfar ante todas las vulgaridades profesionales, porque su esencia es as¨ª¡±. En la antolog¨ªa abundan los catalanes (en catal¨¢n y en castellano). Y los latinoamericanos (Abilio Est¨¦vez, Roberto Bola?o, quiz¨¢ la ¨²ltima leyenda de la Barcelona literaria). Espa?oles no-catalanes, s¨®lo Federico Garc¨ªa-Lorca. La cuarta y ¨²ltima parte es un diccionario de Barcelona.
No es un tratado sobre el modelo Barcelona ni una monograf¨ªa acad¨¦mica: se acerca m¨¢s a una declaraci¨®n de amor o a un gran reclamo de la ciudad. Es dif¨ªcil encontrar en el bouquin palabras negativas sobre la ciudad. Retratos s¨®rdidos y escenas tristes, s¨ª, pero con el halo rom¨¢ntico que rodea las aproximaciones literarias a Barcelona. Y lo llamativo, ley¨¦ndolo, es que, pese a las recurrentes eleg¨ªas nost¨¢lgicas y los lamentos en cada ¨¦poca sobre el tiempo pasado que fue mejor, pese a las incertidumbres pol¨ªticas y las crisis sociales, esta Barcelona mitol¨®gica pervive.
¡°Hay algo ¨²nico en Barcelona: el flujo espa?ol, el flujo catal¨¢n, el flujo mediterr¨¢neo¡±, dice Ducrozet. ¡°Es dif¨ªcil de definir, es bastante inmaterial. Tiene que ver con la gracia¡±.
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