La charcuter¨ªa del rock saca tajada de los residuos de los 70
Andrew Matheson, l¨ªder de The Hollywood Brats, repasa en ¡®Te potar¨ªa encima¡¯ la vida de su descalabrada banda
Como en todas las esferas de la vida, la fortuna en el rock se conduce caprichosa. Nada explica por qu¨¦ en dicho circo triunfan unos y fracasan otros. A¨²n as¨ª, hasta de sus perdedores puede extraer r¨¦ditos ese negocio. Ah¨ª est¨¢ el peque?o revuelo editorial causado por la publicaci¨®n de Te potar¨ªa encima (Contra). 430 p¨¢ginas a lo largo de las cuales un se?or llamado Andrew Matheson se toma revancha personal con la historia, erigiendo un narcisista monumento a la descalabrada e inadvertida existencia de su banda, The Hollywood Brats.
Cr¨®nica de un aborto, confirma ese tomo que el rock es como el cerdo, todo en ¨¦l resulta aprovechable. Experta chacinera, la industria que mantiene rentable ese fiambre se permite bombear plusval¨ªas de sus residuos m¨¢s ruinosos. Una contradicci¨®n, ya que en calidad de producto del capitalismo prioriza el rock el ¨¦xito. ¡°Naaaaa, en absoluto¡±, nos desmiente el autor. "Te potar¨ªa encima es Don Quijote con guitarras y carm¨ªn. Tienes que so?ar el sue?o imposible. Si no, vete al bar m¨¢s pr¨®ximo, p¨ªdete una birra e ignora a esa rubia de al lado que intenta llamar tu atenci¨®n¡±. La rubia, en su caso, ser¨ªa el estrellato, aunque pese a so?ar profundamente con ¨¦l no le hizo el menor caso.
Los avatares de tal enso?aci¨®n redundaron en una existencia miserable. Hambruna, lastimosos empleos y ocupaciones a mansalva. Narrada en clave humor¨ªstica, esa sucesi¨®n de penalidades le ha granjeado a Matheson encomios por su hilaridad. Deprimente diversi¨®n, pensamos en voz alta. ¡°?Deprimente? Los 70 fueron una ¨¦poca fabulosa. Las mujeres eran hermosas, el alcohol barato, la violencia dorada, el futbol real, Europa la habitaban europeos. ?Est¨¢s chalado?¡±, dice. Siendo as¨ª, ?volver¨ªa a esos a?os si tuviera una m¨¢quina del tiempo?. ¡°?La tienes t¨²? Dime d¨®nde y me voy ahora mismo. ?Te vendr¨ªas conmigo? ?Venga, vay¨¢monos!¡±.
Vayamos s¨ª, pero rebobinando mentalmente. Entre 1971 y 1974, trienio en activo de los Hollywood Brats, Londres y medio mundo bull¨ªa en el sincopado y cosm¨¦tico burbujeo del glam rock. M¨¢s a¨²n, Matheson y sus compinches ten¨ªan 19 a?os. Pero, ?qu¨¦ sucede cuando uno es ya sexagenario y debe aceptar que del rock solo resta un cad¨¢ver desprovisto de identidad cutural? ¡°No podr¨ªa estar m¨¢s de acuerdo con lo que dices. No obstante debo a?adir que el rock no solo es un cad¨¢ver, sino un cad¨¢ver putrefacto plagado de gusanos del siglo XXI. Dicho esto, el pr¨®ximo disco de los Hollywood Brats lo arreglar¨¢ todo¡±.
Ah, el sarcasmo. Lo prodiga Matheson en su libro a manos llenas. Azota con ¨¦l a los hippies y la contracultura brit¨¢nica. Tambi¨¦n a todos sus coet¨¢neos musicales, desde Roxy Music hasta los Eagles. ¡°Odi¨¢bamos a todo el mundo. Nos burl¨¢bamos de todo el mundo. Los consider¨¢bamos unos petardos sin sentido. Todos ped¨ªan a gritos una hostia en los morros. Nada ha cambiado en mi percepci¨®n¡±.
Contrarrestaban los Hollywood Brats ese status quo trajinando un rock canallesco en sinton¨ªa con Rolling Stones, Alice Cooper y New York Dolls. Digno y diligente presagio punk que sin inscribirse en el glam postulaba una imagen transg¨¦nero, ni vello facial ni cabelleras rizadas estaban permitidas en su seno. ¡°La imagen lo es todo. Si una banda dispone de un aspecto fabuloso, todos sus pecados musicales ser¨¢n perdonados. Un cantante atractivo es esencial. Naturalmente, al menos dos de sus compa?eros han de ser igualmente deslumbrantes, y yo ten¨ªa tres que lo eran. Cuando conectas a unos tipos atractivos con un hurac¨¢n musical eres imbatible¡±.
Efectivamente, no figura la modestia entre las virtudes de Matheson. ?l y sus adlateres eran supinos en todo. De ah¨ª que se revuelva cuando apuntamos la escasa presencia de las drogas en su relato. ¡°S¨ª, claro, tom¨¢bamos pocas drogas. Excepto hach¨ªs, speed, Benzedrina, LSD, yerba, speedballs, caballo, nitro, Quaaludes, mescalina, Secanol, Darrocet, coca, m¨¢s jaco, Bennies y Black Beauties¡±. Entendido, eran tan peligrosos que hasta ficharon por una agencia propiedad de los gemelos Kray, notorios g¨¢ngsteres el East End londinense. Llegados a este punto su arrogancia retrocede. ¡°Creo que hablo en nombre de toda la banda si digo que s¨®lo guardamos gratos recuerdos y absoluto respeto por Worldwide Artists¡±.
El hecho de que el director art¨ªstico de esa agencia fuera un exalumno de Andrew Loog Oldham no impidi¨® que cuando finalmente lograron grabar un ¨¢lbum, ¨¦ste solo fuera publicado en Noruega y sin rastro de promoci¨®n. De nacer los Hollywood Brats en 2018, ?habr¨ªan sido distintas las tornas? ¡°Vivimos en un bucle tecnol¨®gico. La m¨²sica hoy es basura, porquer¨ªa, escoria, y todos lo sabemos. ?D¨®nde est¨¢n los rebeldes? ?D¨®nde est¨¢n los j¨®venes b¨¢rbaros cabreados despedazando las puertas del castillo con sus hachas? Te lo dir¨¦. En ninguna parte. No existen. Si los Brats estuvieran ahora aqu¨ª derribar¨ªan las puertas del castillo, degollar¨ªan a todos los memos de Britain?s Got Talent y entonces el mundo estar¨ªa en paz. Am¨¦n¡±.
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Autor: Andrew Matheson.
Editorial: Contra (2018).
Formato: versi¨®n kindle y tapa blanda (440 p¨¢ginas).
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