?frica sin exigencias

Ha llegado un momento en el que cierto cine espa?ol debe empezar a decidir si quiere ser toro o torero. Si lo ¨²nico que pretende es conquistar al p¨²blico, una opci¨®n tan digna como poco infalible, o quiere intentar alcanzar tambi¨¦n otras cotas. Y no hablamos del esforzado cine independiente y de autor, el de pel¨ªcula con apariencia peque?a pero que con talento y trabajo se puede convertir en grande. Hablamos de las producciones por encima de la media, las de mayor capacidad financiera, las que se acercan a temas mayores con recursos industriales, y que pueden ir acompa?adas (o no) de ambiciones art¨ªsticas, narrativas y visuales.

Viendo El cuaderno de Sara, al igual que ocurri¨® con, por ejemplo, Palmeras en la nieve, la respuesta parece clara: hemos decidido ser el toro. Ir a verlas venir y no a dominar. Buscar al p¨²blico, con sencillez, casi con simpleza, sin intentar atrapar la complejidad ni la trascendencia de sus tem¨¢ticas. Ponerlo f¨¢cil, conquistar con recursos melodram¨¢ticos a la mayor¨ªa, a esa que ve la televisi¨®n cada noche y se retroalimenta con la loable maquinaria publicitaria de sus propios productos.

Ambientada en el Congo ¡ªaunque rodada en Uganda¡ª, centrada en las entra?as de la Guerra del Colt¨¢n, y protagonizada por una mujer que busca en plena selva a su hermana desaparecida, doctora de una ONG, la pel¨ªcula escrita por Jorge Guerricaecheverria y dirigida por Norberto L¨®pez Amado ¡ªde amplia experiencia en productos televisivos: Tierra de lobos, El tiempo entre costuras, Mar de pl¨¢stico¡ª vendr¨ªa a ser la versi¨®n cinematogr¨¢fica de la exitosa literatura de aeropuertos, best sellers sobre asuntos sustanciales que no dejan huella ni en el interior ni en las letras. Una visi¨®n de ?frica destinada a un p¨²blico no demasiado exigente, con una mirada superficial que, en alg¨²n momento, gracias a la buena labor de producci¨®n e interpretativa, podr¨ªa apuntar incluso a una (fallida) producci¨®n de Hollywood con empaque formal y dimensi¨®n narrativa m¨¢s bien meliflua: Diamantes de sangre, por ejemplo. Pero no llega.

Independientemente de que el periplo del personaje de Bel¨¦n Rueda est¨¦ narrado con una mec¨¢nica alimentada de demasiados requerimientos a la contingencia ¡ªsiempre se encuentran con alguien en el momento justo, incluso con una fila de carros de cascos azules de la ONU por un camino perdido¡ª, lo que acaba fallando es el tono, personificado en el relato final en off, fl¨¢cido y ret¨®rico, y en la huida de la ambig¨¹edad del personaje de la doctora, interpretado por Marian ?lvarez, al que nunca se decide examinar. Con oportunidades perdidas como El cuaderno de Sara se puede ganar dinero (o no). Fenomenal, pero luego no nos quejemos de que no nos seleccionan en Cannes o en la mayor¨ªa de festivales.