Paula Modersohn-Becker, el temperamento fren¨¦tico del Expresionismo
Libre y transgresora, la artista alemana muri¨® muy joven y dedic¨® solo 14 a?os a los pinceles, pero con tanta intensidad que pint¨® al menos 750 lienzos y cerca de mil dibujos
Paula Modersohn-Becker fue una incomprendida de su ¨¦poca. Es verdad que esa situaci¨®n la padecieron muchos genios en vida, pero adem¨¢s ella era mujer y eso result¨® imperdonable para sus coet¨¢neos, m¨¢s acostumbrados a que las mujeres simplemente posasen o, como mucho, sujetasen la paleta de colores de los pintores. Sin embargo, a pesar de su frustraci¨®n, ya que apenas vendi¨® dos cuadros en vida y fue el hazmerre¨ªr de otros artistas en su primera exposici¨®n, ella confi¨® siempre en su ¨¦xito, en su trabajo y en su autenticidad para reflejar lo m¨¢s simple que ten¨ªa alrededor.
El reconocimiento le lleg¨® demasiado tarde, cuando ya hab¨ªa fallecido, y se qued¨® corto. Los homenajes no tuvieron mucha m¨¢s repercusi¨®n que en su Alemania natal, a pesar de haber viajado y de ser considerada una pionera del Expresionismo.??Ella fue la introductora del Modernismo pict¨®rico en el siglo XX y la primera mujer occidental en autorretratarse desnuda y embarazada, adem¨¢s de ser la primera mujer en la historia del arte en tener un museo exclusivo para su obra. As¨ª fue Paula Modershon-Becker, una creativa constante y fren¨¦tica al margen de las convenciones sociales de la transici¨®n entre el siglo XIX y XX.
Minna Hermine Paula Becker naci¨® en la ciudad alemana de Dresde el 8 de febrero de 1876. Fue la tercera hija de una familia acomodada de siete hermanos. Sus padres fueron personas con una gran cultura, que sab¨ªan idiomas y sol¨ªan viajar. Ese ambiente acomodado le proporcion¨® seguridad emocional y confianza a la peque?a Paula, que tuvo una infancia feliz hasta que un drama marc¨® su vida a los 10 a?os: jugando con dos primas en una cantera de arena un derrumbamiento enterr¨® a una de ellas, que muri¨® asfixiada.
A los 12 a?os, el traslado a Bremen de su padre, ingeniero, marc¨® su futuro al encontrarse con una vida cultural que la madre de Paula, perteneciente a la nobleza, supo potenciar con un c¨ªrculo privilegiado de amistades. En ese ambiente de apertura y libertad, Paula Becker fue enviada con 16 a?os a Inglaterra para estudiar ingl¨¦s, donde tambi¨¦n recibir¨ªa sus primeras clases art¨ªsticas. Tanto le gustaron que comenz¨® a ir a una escuela privada de Bellas Artes donde se pasaba seis horas al d¨ªa inici¨¢ndose en la t¨¦cnica de dibujo.
Pero por el respeto que ten¨ªa Paula a su padre sigui¨® las clases de una escuela de formaci¨®n de maestras a su regreso a Alemania, aunque ya sin abandonar su afici¨®n por perfeccionar la rama art¨ªstica que la hab¨ªa fascinado: la pintura. Sin embargo, su voluntad y constancia le permitieron aprobar el examen de profesora y obtener el diploma con buenos resultados, aunque su vocaci¨®n ya apuntaba claramente a los lienzos.
De nuevo la comodidad y las buenas relaciones familiares permitieron a Paula viajar a Berl¨ªn a principios de 1896 para participar en un curso intensivo de dibujo y pintura de la Asociaci¨®n de Artistas Berlineses. En 1897, la calidad de Paula le vali¨® para ser admitida en la clase de Jeanne Bauck, artista hoy ca¨ªdo en el olvido pero que tuvo una profunda influencia sobre su joven alumna y la persuadi¨® m¨¢s tarde para que se fuera a vivir por alg¨²n tiempo a Par¨ªs.
Con motivo de las bodas de plata de los padres, la familia Becker emprendi¨® en el verano de 1897 una excursi¨®n al peque?o pueblo de Worpswede, una localidad que hab¨ªa acogido a un importante y destacado n¨²mero de artistas que se caracterizaban por defender su independencia frente a las grandes academias de arte. Alejados de las normas y los talleres de pintura, 'los de Worpswede', como se denominaban, reclamaban un arte en contacto directo con la naturaleza y la realidad: all¨ª estaban Fritz Mackensen, Otto Modersohn, Fritz Overbeck, Hans am Ende y Heinrich Vogeler.
A Paula le impresion¨® la singularidad del lugar, el colorido del paisaje y en especial la colonia art¨ªstica que hab¨ªa sido fundada all¨ª algunos a?os antes. Desde ese mismo oto?o Paula visitar¨ªa Worpswede en sucesivas ocasiones. All¨ª, de hecho, fue donde conoci¨® a su futuro marido, a¨²n casado y padre de una hija, Otto Modersohn, once a?os mayor que ella.
Sin embargo, el original estilo de Paula, que tend¨ªa cada vez m¨¢s a la simplificaci¨®n de las formas y los colores, no se identificaba con Worpswede. Tampoco la ayudaron las cr¨ªticas que sufri¨® tras su participaci¨®n en algunas exposiciones, por lo que decidi¨® viajar de nuevo a Par¨ªs, donde la apertura y la innovaci¨®n en la vida art¨ªstica eran un reclamo irresistible para su sensibilidad.
El 31 de diciembre de 1900 Paula viaj¨® a Francia y estuvo all¨ª por un a?o. Desde el mes de abril se celebraba en la capital francesa la Exposici¨®n Universal por la llegada del nuevo siglo y dos de los artitas de Worpswede la visitaron en junio. Ah¨ª surgi¨® el flechazo con uno de ellos. A su regreso a Alemania, Otto Modersohn y Paula Becker se casaron el 25 de mayo de 1901.
La pareja efectu¨® una corta luna de miel y ¨¦l financi¨® sus siguientes viajes a Par¨ªs (1902, 1905 y 1906-1907), en los que obtuvo nuevos e importantes est¨ªmulos para su desarrollo art¨ªstico en las obras de Van Gogh, C¨¦zanne y Matisse. Aunque antes, Paula abandonar¨ªa su afici¨®n pict¨®rica para intentar ejercer con poco ¨¦xito de ama de casa y madre de la hija de Otto como dictaba la sociedad de entonces.
El matrimonio supuso para Paula un gran reto y, a pesar de que Otto fue un marido cari?oso y atento, parece ser que nunca lleg¨® a valorar del todo la obra de su esposa y prefer¨ªa una vida tranquila en Worpswede, alejada de los c¨ªrculos art¨ªsticos de Par¨ªs que anhelaba la artista.
Por este motivo, la ¨²ltima estancia en Par¨ªs de Paula tambi¨¦n represent¨® un intento de liberarse de lo que se hab¨ªa convertido en un matrimonio sofocante y trajo consigo una fase de creatividad extremadamente productiva en la que avanz¨® hacia un nuevo territorio de poderosos y simples autorretratos de tem¨¢tica dom¨¦stica de madres y ni?os.
A pesar de su decisi¨®n inicial de dejar a su marido, la artista tuvo muchas dudas y, en parte por su insistencia, Paula regres¨® con ¨¦l cuando el grupo de Worpswede ya se hab¨ªa disuelto. En 1907, adem¨¢s, tuvo la alegr¨ªa de quedarse embarazada aunque por ello debi¨® dejar a un lado la pintura. La paradoja era que su marido era cari?oso pero no as¨ª su vida conyugal, ya que ¨¦l tem¨ªa que se quedara embarazada.
El colmo de una vida marcada por sinsabores y frustraciones fue que en un parto muy complicado Paula Modershon-Becker dio a luz a su hija Matilde y el m¨¦dico le recomend¨® reposo. D¨ªas despu¨¦s, la primera vez que se levantaba de la cama, sufri¨® una embolia pulmonar y muri¨®, con tan solo 31 a?os, el 21 de noviembre de 1907.
El paso de los a?os ha situado a Paula Modersohn-Becker en un lugar privilegiado en la historia de la pintura del siglo XX, hasta el punto de que en 2016 se estren¨® una pel¨ªcula sobre su vida, Paula. Contempor¨¢nea de Picasso, Gauguin, Matisse, Munch, viajera y estudiosa incansable, la joven artista cuid¨® tanto su inspiraci¨®n y estilo como las amistades con el pintor Heinrich Vogeler y el poeta Rainer Maria Rilke, tal vez los ¨²nico que la reconocieron siempre como una persona fiel a s¨ª misma, de gran madurez art¨ªstica y a la que nunca le import¨®, aunque le afectaron, los prejuicios y humillaciones por ser mujer en una disciplina considerada de hombres.
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