Un viaje a las entra?as de la URSS
El Museo Ruso de M¨¢laga renueva todo su contenido con obras del realismo socialista junto a otras prohibidas por el r¨¦gimen
El Museo Ruso de San Petersburgo en M¨¢laga renueva ¨ªntegramente su contenido con 250 obras seleccionadas por la directora art¨ªstica de la instituci¨®n, Evgenia Petrova, de entre las cerca de 500.000 piezas que atesora la casa madre en sus cinco sedes. Se trata de ilustrar dos escenarios creativos diametralmente opuestos. De una parte se muestra el f¨¦rreo control que ejerci¨® sobre los artistas el r¨¦gimen sovi¨¦tico entre 1930 y 1950, una etapa que ilustra la exposici¨®n anual Radiante porvenir. El arte del realismo socialista. Y, de otra, en La mirada viajera, ofrece ¨Chasta septiembre de este a?o- un paseo por el mundo a trav¨¦s de los ojos de los pintores rusos que, a finales del siglo XVIII y hasta el XX, optaron por dejar atr¨¢s una encorsetada sociedad, que limitaba su universo creativo a los temas religiosos, hist¨®ricos, b¨ªblicos o mitol¨®gicos, para nutrirse de la escena art¨ªstica de pa¨ªses como Italia, Francia, Estados Unidos, Egipto o Espa?a.
¡°Con exposiciones como esta desmontamos el mito de Rusia como un pa¨ªs del tercer mundo en el arte. Y demostramos que no deber¨ªan mirar a Rusia como nos suelen mirar¡±, sentenci¨® ayer Evgenia Petrova, comisaria de las tres exposiciones que se inauguraron ayer en M¨¢laga, en un ala del edificio de Tabacalera que desde marzo del 2015 ocupa la ¨²nica filial del Museo Estatal Ruso. La tercera es una individual con 13 lienzos de Mikha¨ªl Shvartsman.
La instituci¨®n, que el 19 de marzo cumplir¨¢ 120 a?os, se ha propuesto mostrar que no todo fue propaganda durante el periodo de la URSS y que, paralelamente al realismo socialista, subsist¨ªan otras corrientes. ¡°La mentalidad de aquella ¨¦poca no era tan totalitaria ni tan homog¨¦nea como se cree. En Radiante porvenir casi la mitad de las 132 obras que mostramos no fueron aceptadas en las exposiciones oficiales. Los artistas las manten¨ªan en el ¨¢mbito privado, la gente las conoc¨ªa si iba a sus estudios; pero no pod¨ªan mostrarse p¨²blicamente¡±, comenta la directora art¨ªstica de un museo que organiza cada a?o una treintena de muestras temporales en sus cinco sedes, otras 15 en centros del pa¨ªs y entre 7 y 15 en museos internacionales. El Museo Estatal Ruso, que naci¨® como una escisi¨®n del Hermitage, tiene previsto abrir otra filial en Shangh¨¢i (China) en ¡°un par de a?os, cuando acaben el edificio que est¨¢n construyendo para albergarla¡±, adelant¨® Petrova.
Dos imponentes esculturas de bronce, una dedicada a un miembro del Politbur¨® (Ordzhonikidze) y otra a la Revoluci¨®n de Octubre, dan la bienvenida al visitante a los 2.300 metros cuadrados de superficie expositiva del museo ¨Cel m¨¢s grande de M¨¢laga- en el que, con algo de capacidad de abstracci¨®n, se puede realizar un viaje en el tiempo y aterrizar directamente en las entra?as de la URSS. Radiante porvenir. El arte del realismo socialista, que podr¨¢ verse hasta febrero de 2019, est¨¢ dividida en bloques dedicados a los l¨ªderes del pa¨ªs de los s¨®viets, el trabajo, el deporte, las fiestas nacionales, la guerra¡ Y cada uno de ellos est¨¢ anunciado, en espa?ol, ruso e ingl¨¦s, con unos carteles mal pegados emulando la publicidad callejera de la ¨¦poca.
Paisajes rom¨¢nticos y apocal¨ªpticos como el que pinta Arkadi R¨ªlov en Lenin en Razliv en 1917, obras vetadas por el r¨¦gimen como las escenas dom¨¦sticas de Bor¨ªs Yermol¨¢iev o las reuniones de trabajadores de Samuil Adlivankin, con ecos expresionistas, o la nueva diosa proletaria creada por Aleksandr Samojv¨¢lov en Constructora del metro con taladro (1937) conviven con banderolas, mobiliario, esculturas y hasta la trabajada tribuna de madera de una f¨¢brica de tractores. Un ambiente que transporta al espectador a los d¨ªas en los que los artistas dejaban las caras de los protagonistas de sus obras para el final, por si en el camino, alguno ca¨ªa en desgracia y lo ten¨ªan que borrar del mapa; es decir del lienzo. ¡°Algo que ocurr¨ªa con frecuencia¡±, aclar¨® Petrova ante el lienzo Para la felicidad del pueblo. (Sesi¨®n del Politbur¨® del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica), realizado por Dmitri Nalbandi¨¢n en 1949 y del que tuvo que eliminar a Lavrenti Beria, jefe del servicio secreto fusilado tras la muerte de Stalin en 1953.
Un tesoro suprematista
Uno de los tesoros del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo es, sin duda, su colecci¨®n de obras de Kazimir Mal¨¦vich, el creador del suprematismo y uno de los grandes de las vanguardias rusas. Aunque con sus 101 pinturas, una treintena de obras gr¨¢ficas y algunas cer¨¢micas, la instituci¨®n pose¨ªa la mayor colecci¨®n de obra del genio del Cuadrado negro, su tesoro aument¨® hace un a?o con una generosa donaci¨®n de un centenar de obras gr¨¢ficas. Evgenia Petrova, la directora art¨ªstica del museo, adelant¨® ayer que en septiembre M¨¢laga albergar¨¢ una gran muestra de Mal¨¦vich con unas 60 obras y que incluir¨¢ sus inicios figurativos.
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