El ¨²ltimo a?o del r¨¦gimen sovietico
El a?o 1989 fue el de Europa del Este; 1990 ser¨¢ el de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En 1989, las seguridades dadas por Gorbachov de que el Ej¨¦rcito Rojo no defender¨ªa los reg¨ªmenes existentes tuvieron por consecuencia la ca¨ªda casi inmediata de ¨¦stos. Las d¨¦biles tentativas de reforma prevalecieron; por todos lados desaparece el monopolio pol¨ªtico del partido comunista y se derrumba, en consecuencia, lo que antes se llamaban democracias populares y que eran dictaduras antipopulares. Esta ruptura no fue ni siquiera violenta, salvo en el caso de Ruman¨ªa, donde una dictadura muy at¨ªpica -m¨¢s parecida a la de Kim-Il-Sung o a la de Fidel Castro que a los an¨®nimos dirigentes de Alemania del Este, de Checoslovaquia o de Hungr¨ªa intent¨® resistir. Un movimiento popular masivo hizo caer al primer toque de trompeta las murallas de esta nueva Jeric¨®.Nada semejante ha ocurrido hasta ahora en la URSS. A la discontinuidad del cambio pol¨ªtico en la Europa del Este se opone la continuidad de la glasnost. Hasta el presente, Gorbachov logr¨® controlar el cambio, organizar elecciones, liberar la opini¨®n p¨²blica y tambi¨¦n administrar con mucha inteligencia las conmociones que se est¨¢n sucediendo en los pa¨ªses que dependen del Este europeo, y esto sin salirse del r¨¦gimen comunista, es decir, sin abolir el famoso art¨ªculo 6? de la Constituci¨®n, que da al partido comunista la hegemon¨ªa pol¨ªtica.
El interrogante que domina el comienzo del nuevo decenio es: ?puede sobrevivir la perestroika? Es decir, ?puede todav¨ªa durante mucho tiempo ser dirigido el cambio desde la cumbre por un d¨¦spota ilustrado, o deber¨¢ la URSS, a su vez, romper con el sistema anterior entrando, por tanto, en una fase de transformaciones descontroladas e imprevisibles?
La respuesta m¨¢s extendida a este interrogante es que el poder de Gorbachov, desgastado por la crisis econ¨®mica, est¨¢ amenazado de la forma m¨¢s directa por el posible estallido de la Uni¨®n Sovi¨¦tica bajo la presi¨®n de las nacionalidades. Se dice que el Ej¨¦rcito no tolerar¨¢ la secesi¨®n de los pa¨ªses b¨¢lticos, y est¨¢ obligado desde hoy a intervenir para frenar la matanza de los armenios por los azer¨ªes. Los cr¨ªticos m¨¢s radicales del r¨¦gimen sovi¨¦tico afirman que s¨®lo el desmembramiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica permitir¨ªa cambios irreversibles, y Gorbachov, por el contrario, acaba de declarar a los lituanos que su secesi¨®n implicar¨ªa el fracaso de la perestroika y su propia ca¨ªda. Los problemas de Estado parecen, pues, determinar en la Uni¨®n Sovi¨¦tica los de la sociedad, cuando en Europa del Este es m¨¢s bien la sociedad, y en particular la juventud, quien se ha sublevado y liberado. Pero ?c¨®mo puede Gorbachov contener las fuerzas centr¨ªfugas que amenazan al Estado sovi¨¦tico si no es creando una din¨¢mica social -y no ya nacional- que limite la presi¨®n de las nacionalidades y, paralelamente, la de los elementos conservadores del r¨¦gimen?
Para no ser derrocado por una coalici¨®n de los nacionalistas rusos, los conservadores y el aparato militar, Gorbachov est¨¢ obligado a salirse del r¨¦gimen comunista, lo que hasta ahora no quiso hacer: abolir el art¨ªculo 6?, organizar el pluralismo pol¨ªtico y la formaci¨®n de sindicatos libres y reemplazar la tolerancia por la libertad en todas las formas de expresi¨®n de la opini¨®n p¨²blica. En resumidas cuentas, seguir el camino que le indicaba Sajarov.
Gorbachov parece totalmente consciente de la elecci¨®n que debe hacer. Si los problemas nacionales tienen prioridad, los elementos conservadores y nacionalistas triunfar¨¢n en Mosc¨²; s¨®lo una verdadera democratizaci¨®n puede limitar la presi¨®n nacionalista y oponer la de las exigencias sociales.
Optar por la democratizaci¨®n es urgente debido a la velocidad de la descomposici¨®n de la econom¨ªa y de la sociedad sovi¨¦ticas. Es condici¨®n del sistema sovi¨¦tico no prever su propio reemplazo. ?C¨®mo la innovaci¨®n, la racionalidad y el libre debate podr¨ªan introducirse en un sistema donde el ¨²nico comportamiento razonable era conformarse con poco minimizando las iniciativas y los riesgos? ?C¨®mo pasar de una sociedad completamente a la defensiva a conductas ofensivas que exigen tanto el desarrollo econ¨®mico como la democracia pol¨ªtica?
En la Uni¨®n Sovi¨¦tica es muy dificil pasar a la democracia pol¨ªtica y a la econom¨ªa de mercado; pero es imposible no elegir esta v¨ªa. La etapa de la perestroika ha terminado; ahora hay que aceptar saltar fuera de los l¨ªmites anteriores. Si el salto no se hace hacia adelante, se har¨¢ hacia atr¨¢s, tal vez tan tr¨¢gicamente como en China. Es inherente a la naturaleza del sistema sovi¨¦tico el no ser reformable. El inmenso m¨¦rito de Gorbachov es haber llevado lo m¨¢s lejos posible -m¨¢s lejos, en realidad, de lo que se cre¨ªa posible hace apenas tres a?osla perestroika y la glasnost; ahora ha llegado a las fronteras del sistema: o ¨¦ste vuelve a sus principios centrales o Gorbachov franquea la frontera, es decir, acepta perder el control que hasta ahora ha logrado conservar del cambio.
?Podr¨¢ conseguirlo? El principal obst¨¢culo es la debilidad de la sociedad sovi¨¦tica, agotada por una larga dependencia y h¨¢bitos de pasividad. Se puede temer que en la Uni¨®n Sovi¨¦tica -como en otros pa¨ªses, en Polonia o en Bulgaria en particular- el nacionalismo intolerante y autoritario evolucione m¨¢s r¨¢pidamente que el esp¨ªritu democr¨¢tico. Por el contrario, es la presi¨®n de los movimientos nacionalistas lo que aporta a Gorbachov su principal apoyo. Pues los habitantes de la Uni¨®n Sovi¨¦tica se preguntan con angustia qu¨¦ pasar¨ªa si el Ej¨¦rcito disparara sobre los manifestantes en Vilnius. ?No desatar¨ªa esto reacciones en cadena que podr¨ªan propagarse hasta Ucrania y hasta Kazakist¨¢n llevando a la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica a la descomposici¨®n y la guerra civil? Dos peligros opuestos amenazan a Gorbachov: una crisis nacional abierta y brutal y, por otro lado, el deterioro progresivo pero irreversible de la sociedad sovi¨¦tica. Es el miedo a la crisis nacional y sus consecuencias lo que lleva a dar prioridad a una transformaci¨®n de la vida econ¨®mica que supone una plena democratizaci¨®n y la libertad de acci¨®n otorgada a todos los actores econ¨®micos, desde las empresas hasta los sindicatos.
La evoluci¨®n est¨¢ tan acelerada que impone elecciones r¨¢pidas en las pr¨®ximas semanas o meses, en todo caso antes del verano. Tambi¨¦n para la Uni¨®n Sovi¨¦tica ha llegado el momento de salir del r¨¦gimen comunista, de entrar en el camino que puede conducir a la democracia, pero que tambi¨¦n puede perderse en zonas peligrosas. Su mejor posibilidad de triunfar en esta empresa es la personalidad de Gorbachov. Lo que explica el pesimismo de muchos observadores, pues en la Uni¨®n Sovi¨¦tica la popularidad de Gorbachov ha retrocedido necesariamente. Y esto es lo que: justifica la necesidad de decisiones r¨¢pidas, pues Gorbachov podr¨ªa quedar demasiado debilitado, tanto por la crisis nacional como por el deterioro econ¨®mico, para ser todav¨ªa capaz de tomar nuevas iniciativas.
Despu¨¦s de las conmociones y de la liberaci¨®n de los pa¨ªses perif¨¦ricos es el centro del ?mperio sovi¨¦tico lo que es a su vez arrastrado a una mutaci¨®n completa. Todas las reformas llevadas a cabo han preparado, y hecho posible esta mutaci¨®n, pero no pueden sustituirla. Nos acercamos a grandes pasos al momento en que Gorbachov deber¨¢ franquear la frontera del regimen comunista y transformar por completo un pa¨ªs que dejar¨¢ entonces de ser la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas.
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