Fratricidas

Los programas sobre okupas cunden tanto que En el punto de mira, de Cuatro, emiti¨® otro con una variante: los okupas son parientes que ri?en entre ellos por pisos heredados de sus padres. Miles de telespectadores se habr¨¢n visto reflejados en las disputas. Dinero de por medio, familias aparentemente unidas llegan a las manos y a los juzgados. Solo testamentos indubitables pueden evitan desastre. Y no siempre.

Viendo el reportaje, evoqu¨¦ el d¨ªa en que mi madre nos comunic¨® que hab¨ªa decidido dejar la casona del pueblo a nuestra hermana en herencia. ¡°Como con las nueras nunca se sabe, y tu hermana es una santa, pues siempre tendr¨¦is la casa a vuestra disposici¨®n.¡±

Me llevo de maravilla con mi hermana, por su santidad y por la cuenta que me trae: una vivienda de tres plantas, granero, jard¨ªn, pozo y vistas a las Badernas de Navarra, sin IBI, y consumos gratis. Como si fuera m¨ªa. Un chollo.

Cuatro eligi¨® bien el tema: una modalidad de okupaci¨®n extremadamente perniciosa: familiares que arrebatan ignorando las protestas de los otros herederos. Resultado: a?os de broncas y malquerencia.

La pretensi¨®n del programa de erigirse en mediador fue puro atrezo, relleno, porque la v¨ªa judicial es la ¨²nica mediaci¨®n efectiva en los casos planteados, peliagudos y con muchos claroscuros: una viuda convive en la casa paterna con una hija; otras dos y un hijo son herederos del 50%. Le cortan la luz a la madre para que se vaya con la otra hija. Un hermano se instala en la heredad, y no quiere ni vender ni a llegar a acuerdo. Dos casas, un bar y un terreno en liza. La hermana afrentada se marcha del pueblo.

Despu¨¦s de ponderar mi condici¨®n de okupa, he comunicado a mi hermana que si no quiere comprarme el plasma de 60 pulgadas para mi habitaci¨®n en su casona que no me lo compre, pero que all¨¢ ella con su conciencia.