La sencillez y la aventura (sencilla, claro)
Cre¨ªamos que solo hab¨ªa un Forges y ahora resulta que hay miles porque cada uno tenemos el nuestro
Gensanta, Antonio, la que has liado. Cre¨ªamos que solo hab¨ªa un Forges y ahora resulta que hay miles porque cada uno tenemos el nuestro, y todos le creemos ¨²nico y adem¨¢s imperecedero. Y eso te pasa porque durante medio siglo, que ya es tiempo, nos has llenado la vida, d¨ªa a d¨ªa, de Blasa y sus porf¨ªas con el intern¨¦s; de Blasillo y sus atardeceres melanc¨®licos; de forgendros deslumbrantes e imposibles; de esposas rom¨¢nticas y maridos futbolabducidos (ella: ¡°Dime algo bonito para iniciar el nuevo a?o¡±; ¨¦l: ¡°Gooool de Espa?a¡±); y de palabros que han acabado bendecidos por la RAE.
Nuestra generaci¨®n, la tuya y la m¨ªa, ha visto pasar a Espa?a de la palangana al gel (como dijo un colega y amigo tuyo), del 50% de poblaci¨®n activa agr¨ªcola a potencia econ¨®mica mundial, de la dictadura a la democracia. Y de ese tr¨¢nsito y sus vicisitudes has dado puntualmente cuenta, desde ¨¢ngulos generalmente inesperados y con una forma de ver y evaluar las cosas que al principio fue exclusivamente tuya pero que r¨¢pidamente metabolizamos e incorporamos todos: sin ser conscientes, nos hemos forgesizado. Quien no sepa nada de ti no podr¨¢ muchas veces entender bien de qu¨¦ hablamos, qu¨¦ decimos o por qu¨¦ nos re¨ªmos los dem¨¢s. Y sobre todo, no sabr¨¢ lo que se pierde.
Mis dos forges favoritos ¡ªque me ha sido f¨¢cil elegir pues los tengo en la pared de mi despacho¡ª inciden en un tema muy tuyo que, p¨²dica y delicadamente, sueles velar con un barniz de suave melancol¨ªa cuando despunta. Al alcanzar la mitad del camino de vida, (y no digamos cuando se lo sobrepasa, y ampliamente) el famoso diablo meridiano suele incitar a lamentar posibles ocasiones vitales desaprovechadas o a llorar por empresas devenidas ya imposibles. A lo mejor, entiendo que nos dices en estos dos dibujos que tengo por mis dos forges favoritos, despu¨¦s de todo quiz¨¢ tuvimos raz¨®n en no hacer lo que no hicimos; y, a lo mejor, siempre puede quedar una ¨²ltima ocasi¨®n, por sencilla y m¨ªnima que sea, que represente toda una aventura. Te agradec¨ª, y agradezco el consejo: he tomado debida nota del mismo.
Y como, inevitablemente, vas a seguir entre nosotros tiempo y tiempo, me limito a decirte ¡°hasta luego¡±. Y por cierto: estate seguro de que t¨² s¨ª has tenido raz¨®n.
Jos¨¦ Juan Toharia es soci¨®logo y presidente de Metroscopia.
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