La muerte lleva a Siria por primera vez a los Oscar
El documental 'Los ¨²ltimos hombres en Alepo' retrata sin filtro las misiones de los cascos blancos para rescatar a las v¨ªctimas de los bombardeos
Uno de los primeros descubrimientos de Mahmoud Ibildi fueron las bombas. Era junio de 2014 y un explosivo estall¨® contra el edificio donde descansaba el beb¨¦, en la ciudad siria de Alepo. La estructura colaps¨® y enterr¨® al peque?o bajo los escombros. Ten¨ªa 10 d¨ªas de vida.
Para los Cascos Blancos, las bombas son viejos conocidos. Su tormento cotidiano, y su misi¨®n: este cuerpo de 2.500 voluntarios es el primero que acude a rescatar las v¨ªctimas de los ataques a¨¦reos en Siria. As¨ª que ese d¨ªa, como cualquier otro, salieron disparados hacia el humo. En medio del caos, Khaled Omar Harrah, su l¨ªder, se encontr¨® con una mujer que lloraba porque no encontraba a su neonato. De ah¨ª que empezaran a excavar. Una, dos, 11 horas. De golpe, entre el polvo y las vigas destrozadas, apareci¨® una cabeza. No se mov¨ªa, pero lloraba con todas sus fuerzas. Estaba vivo. Cuando Omar al fin lo cogi¨® entre sus brazos, a los gritos de Ibildi se sumaron los del gent¨ªo reunido alrededor de una rareza: algo que celebrar. Lo bautizaron ¡°el beb¨¦ milagro¡±.
Contar Siria en el cine
El a?o pasado el corto documental White Helmets, de Netflix, se hizo con el Oscar en su categor¨ªa. Ahora, Los ¨²ltimos hombres en Alepo espera repetir estatuilla en el apartado de largos. Pero hay m¨¢s cineastas que han cogido la c¨¢mara y han grabado el drama diario que vive Siria. Hell on Earth: The Fall of Syria and the Rise of ISIS, de National Geographic, es uno de los documentales m¨¢s celebrados. El corto One Day in Aleppo muestra c¨®mo viv¨ªa la ciudad sitiada: su productor es el director de Last Men in Aleppo, Feras Fayyad; y a la emisora Al Jazeera se debe The Boy Who Started the Syrian War, sobre el arranque de las protestas contra El Asad.
El v¨ªdeo se hizo viral, y la hija de Omar tambi¨¦n lo vio. "?Lo sacaste, pap¨¢!", le suelta en Los ¨²ltimos hombres en Alepo. Es tambi¨¦n por esos momentos que el filme del sirio Feras Fayyad, disponible en Filmin, es el primer largo del pa¨ªs en optar a los Oscar ¡ªal mejor documental¡ª. Aunque los prodigios no se repiten, menos en una guerra. As¨ª que el d¨ªa a d¨ªa de Khaled Omar y Mahmoud Al-Hattar, los dos voluntarios a los que la pel¨ªcula sigue, apenas da para alegr¨ªas. Eran decorador y estudiante de filosof¨ªa. Hasta que el conflicto los llam¨®, poco m¨¢s que veintea?eros. Se hicieron cascos blancos, esos que conducen hacia el lugar del que todos huyen; cruzan fuego, ruinas y desesperaci¨®n; rescatan cad¨¢veres, o lo que queda de ellos; si hay suerte, sacan a los heridos ¡ªse calcula que han salvado a miles¡ª. Y regresan a esperar el siguiente, inevitable, bombardeo. Mientras, tratan de seguir adelante, cuidar de sus familias y a veces hasta consiguen sonre¨ªr. ¡°Quiero que el p¨²blico entienda el infierno de la guerra. No tienen otra elecci¨®n que sobrevivir¡±, asegura por tel¨¦fono el cineasta.
¡°Buscaba una pel¨ªcula real, que ense?e la verdad¡±, agrega Fayyad. El director se pas¨® tres a?os pegado a los cascos blancos. Como ya hiciera el corto White Helmets de Netflix, que gan¨® el Oscar el a?o pasado, convirti¨® la c¨¢mara en los ojos de los voluntarios. Y lo film¨® todo, sin filtros:?Los ¨²ltimos hombres en Alepo incluye secuencias inolvidables por su crudeza. Porque la guerra sega manos y pies, esparce sangre y los neonatos no suelen tener la suerte del beb¨¦ milagro. A la vez, el filme deja en la retina una est¨¦tica tan poderosa como desoladora. ¡°No me puse l¨ªmites sobre qu¨¦ mostrar. Lo que es v¨¢lido es lo que me ayuda a meter a los espectadores en las condiciones de probar lo que ocurre en Siria. Cada d¨ªa hay bombas y mueren 25 o 30 personas¡±, agrega Fayyad.
A ese ritmo, el conflicto, que toca su octavo a?o, ha dejado ya entre 320.000 y 460.000 fallecidos y un mill¨®n de heridos, seg¨²n los distintos c¨¢lculos. Cinco millones y medio de refugiados han huido de un pa¨ªs que contaba con una poblaci¨®n de 21, seg¨²n la ONU. Y aunque Fayyad film¨® hasta 2016 y ahora Alepo ya est¨¢ en manos del r¨¦gimen de Bachar el Asad, decidido a aplastar las revueltas empezadas en 2011, el horror se ha trasladado a Guta, mientras el conflicto se complica y recrudece en varias zonas del pa¨ªs. ¡°Mi pel¨ªcula muestra pruebas de los cr¨ªmenes de guerra de El Asad. Ning¨²n gobierno est¨¢ haciendo nada, espero que el p¨²blico ponga m¨¢s presi¨®n¡±, asevera Fayyad. El propio Omar, en el filme, lo suplica: ¡°?D¨®nde est¨¢ el mundo?¡±.
Hay m¨¢s preguntas que los cascos blancos se plantean durante la pel¨ªcula. ?Por qu¨¦ siguen y no se marchan? ?Hasta cu¨¢ndo? ?Merece la pena? ?Y para sus familias? La c¨¢mara de Fayyad sigue grabando. La presencia del director y su peque?o grupo de colaboradores locales tard¨® en convencer a los voluntarios: ¡°Tem¨ªan por la privacidad de las v¨ªctimas. Tampoco quer¨ªan aparecer como h¨¦roes o ser usados, ya que muchos reportajes hablan casi m¨¢s del periodista que de ellos¡±. El cineasta insisti¨® en que ¨¦l no importaba, solo ser¨ªa la mano tras la c¨¢mara. Al final, Omar y Al-Hattar le abrieron la puerta de su intimidad. As¨ª que en?Los ¨²ltimos hombres en Alepo tambi¨¦n hay momentos para jugar al f¨²tbol, improvisar un acuario, disfrutar de los hijos, casarse o dar rienda suelta a dilemas e inseguridades: ¡°Son seres humanos, no m¨¢quinas. Lloran, fuman, se sienten destruidos, o se divierten. Necesitan otras cosas que no sean solo las bombas¡±.
M¨¢s a¨²n cuando caen en sus propias filas. El filme se cierra con una lista de seis cascos blancos que aparecen en el metraje, pero ya no est¨¢n. La pel¨ªcula est¨¢ dedicada a uno de ellos, al igual que la ¨²ltima secuencia. Sus compa?eros improvisan una procesi¨®n para honrar su memoria. Aunque su mayor legado est¨¢ en las vidas salvadas. En junio, el beb¨¦ milagro cumplir¨¢ cuatro a?os.
En los Oscar, contra Trump y Rusia
Feras Fayyad lo confirma: "S¨ª, ir¨¦ a la gala de los Oscar". El cineasta dud¨®, despu¨¦s de que se confirmara que su productor no podr¨¢ acudir a la ceremonia, debido al veto migratorio impuesto por el presidente de EE UU, Donald Trump, a Siria entre otros pa¨ªses. "Es una ocasi¨®n y un altavoz para que se escuche nuestro mensaje", agrega el director.
A saber si el cineasta aprovechar¨¢ para hablar tambi¨¦n de Rusia.?The Guardian y Time, entre otros, denunciaron en los ¨²ltimos meses una campa?a de medios y activistas de ese pa¨ªs contra los cascos blancos, tachados de "aliados de Al-Qaeda". El ataque salpic¨® tambi¨¦n a Fayyad, que tuvo que salir a defenderse.
El director, los propios cascos blancos y The Guardian lo atribuyen a que Mosc¨² tiene mucho que esconder. Los voluntarios sirios son los primeros en llegar a los lugares de los bombardeos y en documentar esas atrocidades. Tambi¨¦n las rusas, desde que los aviones de Putin, en 2015, empezaron a apoyar al r¨¦gimen de El Asad. De ah¨ª el inter¨¦s de Mosc¨² en descalificar a los voluntarios y las pruebas que puedan mostrar.
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