Por favor, ?ayuden a los sirios!
Somos c¨®mplices de estos cr¨ªmenes si los gobiernos democr¨¢ticos no aportan ayuda a las poblaciones martirizadas
Bachar el Asad est¨¢ cometiendo, con armas en manos de Vlad¨ªmir Putin, un genocidio en Guta. Desde hace semanas, la aviaci¨®n siria bombardea indiscriminadamente esta ciudad, so pretexto de albergar a terroristas, cuando en realidad se trata de opositores de corrientes pol¨ªticas que han combatido a los terroristas pero que no son afines al r¨¦gimen dictatorial de la familia Asad. La ONU condena pero en balde. La humanidad civilizada, otra vez, asiste impotente a estos asesinatos de miles de mujeres, ni?os y hombres con gas de fl¨²or, bombas de fragmentaci¨®n y obuses.
El Asad es un criminal, lo sabemos. Pero est¨¢ triunfando. ?Lo aceptaremos? Este jefe de la tribu alau¨ª que domina Siria desde el golpe de Estado que cometi¨® su padre, otro d¨¦spota que mat¨® a decenas de miles de personas inocentes entre las poblaciones sirias y palestinas en los a?os setenta y ochenta, ha provocado la guerra civil en su pa¨ªs despu¨¦s de las rebeld¨ªas democr¨¢ticas de 2011. Reaccion¨® como Muamar el Gadafi en Libia ¡ªaunque este fue derribado por la intervenci¨®n franco-americano-brit¨¢nica bajo la autorizaci¨®n del Concejo de Seguridad (impuesta por Nicol¨¢s Sarkozy, ?su examigo!)¡ª, pero al contrario que ¨¦l, Asad decidi¨® incentivar la guerra civil religiosa y poner a su r¨¦gimen en manos de Rusia.
Fue ¨¦l quien liber¨® de la c¨¢rcel, en 2012, a centenares de islamistas integristas para permitirles reunirse con los elementos en formaci¨®n del ISIS. Incluso arm¨® a esos grupos en contra de las fuerzas democr¨¢ticas laicas que hab¨ªan desatado la revoluci¨®n civil contra su poder. Y despu¨¦s pas¨® a la represi¨®n, poniendo al mundo entre la espada y la pared: ¡°Ten¨¦is que elegir: los integristas terroristas o yo¡±. De all¨ª, siete millones de desplazados internos, cinco millones de refugiados. Hab¨ªa que luchar contra los dementes del ISIS, ?pero habr¨¢ que pagar por esto el precio de un genocidio peor que las atrocidades cometidas por ellos?
No es f¨¢cil actuar, lo sabemos. Pero, por lo menos, se podr¨ªa excluir a los representantes de este r¨¦gimen del seno de las instituciones internacionales, cortarles todas las relaciones econ¨®micas, imponerles un verdadero embargo y perseguir a sus representantes en los tribunales del mundo. Hay dos maneras de ver las cosas.
La primera, geopol¨ªtica y de ¨ªndole c¨ªnica, es decir, la de la raz¨®n de Estado, que consiste en pensar que este criminal est¨¢, con un coste de miles de asesinatos, manteniendo la estabilidad de Siria en un contexto regional trastornado y que las muertes inocentes son da?os paralelos inevitables. Esta visi¨®n es hip¨®crita y radicalmente falsa, pues es el actual r¨¦gimen sirio quien provoca el caos y no estabiliza nada. Adem¨¢s, es una visi¨®n ciega, pues El Asad nunca conseguir¨¢ restablecer la paz interna y generar el apoyo de la mayor¨ªa de los sirios. Est¨¢ condenado, y bien lo sabe Rusia. Y la segunda manera, m¨¢s sencilla, entender que somos c¨®mplices de estos cr¨ªmenes si los Gobiernos democr¨¢ticos no aportan ayuda a las poblaciones martirizadas.
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