Inventar la mirada

La Holanda dorada del siglo XVII sigue siendo fuente inagotable de investigadores y novelistas. A ese microcosmos fascinante nos acerca el ensayo de la historiadora norteamericana Laura J. Snyder (Nueva York, 1964) para recrear al detalle la vida cotidiana de dos gigantes de Delft, el pintor Johannes Vermeer y el diletante cient¨ªfico Antoni van Leeuwenhoek. Ambos realizaron inmensas aportaciones al arte y a la ciencia gracias al uso de nuevos instrumentos ¨®pticos en sus respectivos quehaceres, como la c¨¢mara oscura (Vermeer) y el microscopio (Leeuwenhoek), y transmitieron una nueva mirada sobre el mundo, a la vez que nos mostraron un universo inasible y misterioso.

Vermeer experiment¨® con espejos, lentes y c¨¢mara oscura en sus cuadros para pintar los objetos y las personas bajo distintas condiciones de luz, y as¨ª descubrir efectos pict¨®ricos sorprendentes y generar atm¨®sferas singulares. Casado con una cat¨®lica y con una familia numerosa a la que mantener, el marchante y artista no pint¨® muchas obras, pero estas son joyas que evocan a la perfecci¨®n ambientes ¨ªntimos e intemporales. Muri¨® a los 43 a?os, y dej¨® una deuda considerable que Leeuwenhoek tuvo que gestionar como albacea. M¨¢s all¨¢ de este dato, no hay pruebas directas de su relaci¨®n, sin embargo es muy probable que se conocieran y hasta que fueran amigos, como aventura Snyder. Y esta hip¨®tesis se convierte en el delgado hilo con que la autora cose los episodios entrecruzados de sus vidas siguiendo un orden cronol¨®gico, salpicado por los avatares pol¨ªticos, sociales y cient¨ªficos de la ¨¦poca.

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Si detallistas son los an¨¢lisis de numerosos lienzos de Vermeer, m¨¢s prurito demuestra a¨²n Snyder en el seguimiento de las peripecias cient¨ªficas de Leeuwenhoek con sus microscopios. Este comerciante de pa?os aficionado a la ciencia conseguir¨ªa acceder a un mundo min¨²sculo, vivo que abrir¨ªa puertas a la futura investigaci¨®n cient¨ªfica en anatom¨ªa o medicina. En su correspondencia con la Royal Society londinense, describ¨ªa lo que ve¨ªa con sus magn¨ªficos microscopios de una sola lente: gotas de agua, insectos, larvas, huevos, ojos, fluidos de animales y suyos, hasta llegar a descubrir los espermatozoides. Ning¨²n objeto era indigno de su curiosidad. El secretismo de sus m¨¦todos dificult¨® al principio la aceptaci¨®n de la comunidad cient¨ªfica. Sin embargo, Robert Hooke, autor de Micrograf¨ªa, llegar¨ªa a validar la vida microsc¨®pica que el pa?ero neerland¨¦s hab¨ªa medido.

Snyder no escatima datos en su estudio y nos ofrece un acicate para recuperar la perplejidad y admiraci¨®n por aquellos valientes pioneros y sus objetos maravillosos, ¡°los ojos artificiales¡±. Tanto Vermeer como Leeuwenhoek llevaron su pasi¨®n experimental hasta el extremo, y gracias a ellos, tambi¨¦n a otros muchos curiosos, practicantes del m¨¦todo cient¨ªfico baconiano, y abiertos al uso de instrumentos ¨®pticos, se produjo en el siglo XVII, en los Pa¨ªses Bajos y en la peque?a ciudad de Delft, el nacimiento de una nueva mirada.

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Autor: Laura J. Snyder.

Editorial: Acantilado (2017).

Formato: tapa blanda (536 p¨¢ginas)

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