Enrique Ponce, a hombros, orgullo y pasi¨®n; Paco Ure?a, herido, un valiente
Alejandro Talavante, ap¨¢tico, y una corrida de Garcigrande de escaso contenido ganadero
Del blanco al negro; de la ovaci¨®n a la bronca; de lo bueno a lo malo; del ¨¦xtasis al tormento; del orgullo a la pasi¨®n; del compromiso a la abulia; del ¨¦xito a la cornada¡una tarde de toros con muchos y variados matices. Pol¨¦mica, discusi¨®n, la alegr¨ªa o la decepci¨®n ir¨¢ por barrios, seg¨²n la opini¨®n de cada vecino que a Dios guarde. Pero una tarde, en fin, para no dejar indiferente a nadie. No pas¨® de indiferente la corrida de Domingo Hern¨¢ndez/Garcigrande, tanto monta, dos collares diferentes pero un mismo toro. O, en este caso, m¨¢s que un mismo toro, toros dispares, m¨¢s de presencia que de esencia. Desigualdad absoluta: desde dos cinque?os bien cumplidos, primero y segundo, a cuatro cuatre?os justos de todo, sobre todo de trap¨ªo. Nada que ver el primero, incluso el segundo, con el resto de una corrida que descubri¨® virtudes y defectos de los tres espadas.
De la ovaci¨®n a la bronca m¨¢s sonora de los ¨²ltimos tiempos en esta plaza. Fue el colof¨®n al primero de la corrida. Toro engatillado de defensas, hondo, cuajado, de lo m¨¢s potable de un lote general demasiado justo. Hizo cosas raras al salir y se qued¨® corto en banderillas. Le dieron en varas en dos entradas m¨¢s discretas que notables. Sin una entrega total, acab¨® rendido a la muleta de Ponce. La faena empez¨® improvisada, cuando Ponce iba a brindar se arranc¨® el toro y, sobre la marcha, recet¨® una trincherilla a una mano pr¨®logo de obra grande. Toro de esos a los que hay que ganarle la mano de partida porque si no te la gana ¨¦l. Consinti¨® Ponce, muy motivado toda la tarde, domin¨® la situaci¨®n y se tom¨® la libertad de torear como quiso y cuanto quiso. En redondo los derechazos sal¨ªan en racimos, casi siempre con el final de un cambio de mano cosido a los pases de pecho generalmente monumentales. Ajustado sobre ese pit¨®n, al igual en el toreo al natural a un toro que se hac¨ªa m¨¢s de rogar por el pit¨®n izquierdo. Para desengrasar labor tan empastada, molinetes en serie y la poncina final como postre refrescante. La estocada, algo desprendida, y el descabello final dieron paso a una lluvia de pa?uelos sobre el tendido. Pero el presidente hizo o¨ªdos sordos y neg¨® trofeos. La pita fue hist¨®rica y la vuelta al ruedo de Ponce, apote¨®sica. Dicen las lenguas, no se sabe si malas o buenas, que la negativa presidencial se deb¨ªa a una especie de vendetta por discusiones habidas el d¨ªa anterior en los corrales de la plaza entre el propio torero y la autoridad. Dicen¡
Con el orgullo herido, Ponce volvi¨® a brindar al p¨²blico el cuarto. Toro este muy corto de pitones y tipo. La faena volvi¨® a presentar id¨¦nticos registros que en el primero. Apabullante superioridad del torero ante toro que, antes de encontrarse con la muleta, no hab¨ªa dicho ni pio ni para bien ni para mal. Otra demostraci¨®n de Ponce. Labor trabajada, si acaso, un poco m¨¢s que en el anterior. Macerada poco a poco. Larga. De mucho contenido y pocas concesiones f¨¢ciles. Si acaso, ya con toda la mercanc¨ªa vendida, los molinetes finales con las dos rodillas en tierra y las poncinas elevaron la faena a las alturas con la total pleites¨ªa de la gente. Lleg¨® un aviso antes de entrar a matar y el segundo lo perdon¨® el us¨ªa. Pero esta vez asomaron a la vez dos pa?uelos blancos en el palco. Otra vuelta al ruedo de apoteosis. Orgullo y pasi¨®n.
HERN?NDEZ, GARCIGRANDE / PONCE, TALAVANTE, URE?A
Toros de Domingo Hern¨¢ndez, 1?, 2? y 6?, y de Garcigrande, el resto, desiguales de juego y muy justos y dispares de presentaci¨®n. Cumplieron en varas.
Enrique Ponce: estocada desprendida _aviso_ y descabello (vuelta al ruedo tras fuerte petici¨®n); _aviso_ pinchazo y estocada perdiendo muleta (dos orejas).
Alejandro Talavante: pinchazo y estocada (silencio); estocada ca?iza y tendida, estocada _aviso_ y dos descabellos (silencio).
Paco Ure?a: pinchazo _aviso_ y estocada pasada (saludos); estocada trasera perdiendo muleta (oreja).
Plaza de Valencia, 17 de marzo. Lleno. Paco Ure?a fue atendido de un politraumatismo general, pendiente de estudio radiol¨®gico. Qued¨® ingresado en la Cl¨ªnica La Salud.
Los toros lucieron divisa negra en se?al de luto por el reciente fallecimiento del ganadero.
Paco Ure?a se jug¨® la cornada en el sexto, el toro m¨¢s enterado del env¨ªo ganadero. La emoci¨®n supli¨® cualquier otra cuesti¨®n en este toro. Ure?a no acab¨® de gobernar a un astado que le avis¨® varias veces que, con ¨¦l, las bromas no serv¨ªan. Aguant¨® el tipo el murciano y las miradas poco amigas del toro. La faena fue un continuo ?ay! con un Ure?a muy metido y concentrado. No hubo muletazos para la historia, pero s¨ª qued¨® para el recuerdo la entrega de un torero que cal¨® la bayoneta para jugarse la vida sin trampa. Al final pas¨® lo que se tem¨ªa: el toro lo enganch¨®, lo zarande¨® y le dio una tremenda paliza. Conmocionado, volvi¨® Ure?a a la cara del toro y ese final de festejo se celebr¨® en el tendido por la entrega y sinceridad de un valiente. Mal parado y con signos evidentes de conmoci¨®n, recogi¨® el trofeo y se fue por su propio pie a la enfermer¨ªa. En el tercero, un torillo sin presencia, Ure?a no acab¨® de acoplarse. Protest¨® el de Gracigrande, se violent¨® algo por el pit¨®n izquierdo, sorte¨® alg¨²n apuro Ure?a, muy comprometido siempre, y las manoletinas finales en serie continuada le dieron cierto espaldarazo a una labor valiente. Faena de cuerpo a cuerpo, que termin¨® ganada a los puntos por el torero.
Del compromiso -Ponce y Ure?a- a la displicencia de un Talavante ausente, desmotivado, ap¨¢tico, ab¨²lico. No quiso complicaciones con el segundo, el otro toro de mejor presencia. Sin confianza ni compromiso. Y ya se sabe, cuando uno no quiere, dos no ri?en. Con el quinto, tras la exposici¨®n de Ponce, pareci¨® m¨¢s comprometido. Un espejismo. Se aburri¨® pronto y ech¨® por la calle de en medio. Talavante lleg¨® a Valencia, se supone que cobr¨®, y se march¨® sin dar un palo al agua.
Al finalizar la corrida la empresa notific¨® que la ausencia de Cayetano, al parecer lesionado, en la corrida de este domingo 18 de marzo, ser¨¢ ocupada por Enrique Ponce.
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