Campos de Bleda y Rosa
El d¨²o de fot¨®grafos, premio Nacional, expone en el Museo Universidad de Navarra trabajos de 25 a?os de trayectoria, centrada en el paso del tiempo y la historia
El paso del tiempo en lugares, a veces con un hito hist¨®rico a sus espaldas, otras con una carga emocional en la que puede reconocerse cualquiera, ha marcado, desde sus inicios en 1992, la l¨ªnea creativa del d¨²o fotogr¨¢fico formado por Mar¨ªa Bleda (Castell¨®n, 1969) y Jos¨¦ Mar¨ªa Rosa (Albacete, 1970). La ¨²nica pareja de c¨¢mara premiada con el Nacional de Fotograf¨ªa, en 1998, muestra el grueso de su trabajo, que acaba de cumplir un cuarto de siglo y se ha desarrollado en series, en el Museo Universidad de Navarra, en Pamplona, hasta el 30 de septiembre.
Con el t¨ªtulo de Geograf¨ªa del tiempo, han desplegado 240 fotograf¨ªas en una exposici¨®n comisariada por Nuria Enguita, cuyo eje es la serie Campos de batalla. "Son 63 d¨ªpticos con im¨¢genes abiertas, normalmente frontales, de horizontes muy marcados", dice Bleda. "Lugares donde se produjeron hechos trascendentes, pero que hoy no son nada¡±. Las tomas los desacralizan y llevan a la cotidianidad. "Empezamos esta serie en 1994 en Almansa, por donde hab¨ªamos pasado muchas veces pero del que apenas ten¨ªamos referencia¡±, apunta Rosa. "Fue como una plantilla que nos sirvi¨® para hacer m¨¢s de 20 fotos dobles en otros lugares de batallas en Espa?a hasta 1997, un mosaico de paisajes ¨¢ridos¡".
"La historia era la excusa para acercarse a la geograf¨ªa de estos sitios", apostilla Rosa. Una constante en el paseo con ambos por la exposici¨®n es que se complementan en sus argumentos, a veces se contradicen, quiz¨¢s porque hacer fotos entre dos, con su Mamiya de medio formato "obliga a negociar, es un tira y afloja en el que a veces vamos cambiando de opini¨®n", dice ella.
El recorrido por la Espa?a (vac¨ªa) de las batallas contin¨²a: Roncesvalles, Covadonga, Bail¨¦n¡ panor¨¢micas en color y sin humanos que distraigan. En 2010, expandieron este proyecto a Europa. "Un paisaje m¨¢s frondoso, usamos a veces el contraluz, son im¨¢genes m¨¢s rom¨¢nticas", subraya Rosa. Despu¨¦s saltaron a Am¨¦rica y lo cerraron en 2017. La quietud de estos espacios donde hubo r¨ªos de sangre quiz¨¢s se compadece de su forma de trabajar, "lenta y en anal¨®gico, sin recortar el encuadre, tirando pocas fotos y sin saber si habr¨¢s acertado, claro", explica ¨¦l.
Otras luchas imaginarias, mucho m¨¢s livianas, componen las 18 im¨¢genes de la serie Campos de f¨²tbol (1992-1994), en blanco y negro, con la que se dieron a conocer. La sensaci¨®n de desolaci¨®n se contagia al contemplar los fragmentos de campos embarrados, presididos por porter¨ªas herrumbrosas, sin redes, paisajes solitarios que forman parte de la memoria sentimental de los que crecieron en ellos dando patadas a un bal¨®n. Hoy son descampados silenciosos en los que no hay ni?os, se?al de "la despoblaci¨®n del campo y la baja natalidad", subrayan.
En el borde
Con obra en el Reina Sof¨ªa, el Artium, de Vitoria, y el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Castilla y Le¨®n, Rosa analiza los t¨¦rminos que han empleado los estudiosos de su obra: ?documental, de paisaje? "Me siento c¨®modo estando en el borde de todo eso", con el gusto por el "juego entre el pasado y la fotograf¨ªa contempor¨¢nea". Eso s¨ª, siempre fotograf¨ªan con luz natural, sin flas.
Esa declaraci¨®n de intenciones se mantiene en su ¨²ltimo proyecto, Origen, en proceso desde 2003. De ¨¦l hay cinco fotos en gran formato de "lugares del planeta en los que se han descubierto restos paleoantropol¨®gicos que han cambiado las teor¨ªas sobre la evoluci¨®n humana", agrega Rosa. En algunas se aprecian las huellas de los trabajos en los que los humanos buscaban de donde venimos. "Cuando se descubra otro lugar que se establezca como el m¨¢s antiguo del hombre, all¨ª iremos con nuestra c¨¢mara para fotografiarlo".
Tambi¨¦n atesoran mucha historia tres ciudades retratadas para su serie Memoriales (2005-2010), de las que ofrecen fragmentos de lo acontecido en ellas. Las huellas del nazismo en Berl¨ªn, de la religi¨®n en Jerusal¨¦n, con sus lugares reclamados por jud¨ªos, cristianos y musulmanes, entre las que sobresale una evocadora imagen del monte de los Olivos; y de la lucha por los derechos civiles en Washington, con el objetivo puesto en el National Mall. 23 piezas en las que, como en casi toda su producci¨®n, los pies de foto son fundamentales para que el espectador se ubique.
Esos pies se transforman en largos textos para el juego de relaciones con las fotos de Prontuario (2012-2017). Son grupos de im¨¢genes de escenarios de las revoluciones atl¨¢nticas, incluida la Pepa espa?ola, y que uno puede descubrir, aunque sea colateralmente, con las palabras que las acompa?an: art¨ªculos period¨ªsticos, cartas, leyendas de mapas¡ Como en Campos de batalla, se trata de que cuando el espectador se tope con ellos, "no pase de largo y los desmitifique".
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