Kulturtrump
Estados Unidos basa su identidad en la idea de civilizaci¨®n pero Francia lo hizo sobre el concepto de cultura
La incultura de Trump le afirma como presidente. En el futuro de Estados Unidos habr¨¢ una presidenta, ya ha habido un negro y seguramente caiga alg¨²n homosexual o musulm¨¢n. Lo que no se concibe, hoy por hoy, es que sea elegida una persona culta o que fuera atea. Los intelectuales han sido temidos por la masa estadounidense porque de sus cavilaciones pod¨ªa deducirse alguna tentaci¨®n revolucionaria. Ni en las escuelas ni en las universidades los profesores muy cultos son de fiar. Noam Chomsky es un ¨²ltimo ejemplo que precisamente atrajo y atrae a los estudiantes antisistema.
Aunque el modelo ya se ha deteriorado mucho, un buen presidente en Francia (desde Charles De Gaulle a Georges Pompidou, Giscard d¡¯Estaing o Fran?ois Mitterrand) ha conllevado siempre la condici¨®n de una prestancia culta. Luego se ha americanizado mucho el cargo y la elegancia intelectual tambi¨¦n, pero as¨ª ha sido.
Estados Unidos basa su identidad en la idea de civilizaci¨®n pero Francia lo hizo sobre el concepto de cultura. Desde los tiempos de la Independencia unos y desde la Ilustraci¨®n los otros, cultura y civilizaci¨®n constituyen las ra¨ªces de su ideal. La estructura ¨®sea de Estados Unidos se halla compuesta por la fe en llegar a ser, como tierra de promisi¨®n, el fuerte faro civilizatorio. Que siga autoriz¨¢ndose, por ejemplo, la posesi¨®n de armas con extrema facilidad no es se?al de una barbarie irredenta sino el afianzamiento del individuo aut¨®nomo y de su defensa c¨ªvica ante el ¡°piel roja¡± o el ¡°rojo¡±.
Francia es su alternativa org¨¢nica. La culture ha sido la base de su identidad y de su legitimaci¨®n. Todos los franceses ser¨¢n orgullosos feligreses de la cultura como todos los norteamericanos son militantes de la civilizaci¨®n. No hay pa¨ªs m¨¢s teocr¨¢tico que Estados Unidos y no hay pa¨ªs m¨¢s laico y bibliotecario que Francia. No importa la realidad inmediata, lo decisivo es la vivencia de la convicci¨®n.
La cultura es un habitus, dec¨ªa Pierre Bourdieu y a su lado Estados Unidos parecer¨ªa ¡°desvestido¡±, tal como demuestra el ejemplo de intelectuales como Henry James y T. S. Eliot que mudaron su residencia a Europa, incapaces de soportar esa falta de abrigo en su tierra norteamericana.
?Qu¨¦ nos parece inculto Trump? Exactamente. Por esa cualidad despert¨® la mayor confianza y adhesi¨®n de sus votantes. La praxis es norteamericana; el pensamiento europeo. Los siglos no han variado el poso de esta fuerte oposici¨®n (kulturkampf) que con facilidad choca simb¨®lica y diplom¨¢ticamente en el curso del imaginario.
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