Lo confieso, yo veo un culebr¨®n
'Riverdale' abraza la locura, el salseo y el desenfreno sin cohibirse, sin que la parte del culebr¨®n quede a medio gas
Hola, soy Eneko y veo Riverdale. Lo confieso. Durante 40 minutos cada semana dejo a un lado el marem¨¢gnum de series de qualit¨¦ con las que darme el pisto y me pongo con este un culebr¨®n adolescente desenfrenado. Uno de esos en los que todos se l¨ªan con todos gracias al buen cutis imperante, donde aparecen asesinos de debajo de las piedras y en el que se cuenta la traici¨®n por fotograma. Drama de la manera m¨¢s inveros¨ªmil. Tambi¨¦n droga dura.
Riverdale, que se puede ver en Movistar, se basa en realidad en una pulcra e ingenua instituci¨®n estadounidense: los c¨®mics de Archie, que narran desde los a?os treinta las vivencias de cuatro j¨®venes de instituto y perfectos estadounidenses.
Poco tiene que ver aquella mirada que a una id¨ªlica Kansas con la desenfrenada generaci¨®n Z. Riverdale es el ¨²nico lugar donde ver¨¢s a justicieros con un calcet¨ªn rosa en la cabeza, moteros que se quedaron en la ¨¦poca de James Dean, diners ut¨®picos de tortitas y hamburguesas, gemelos desaparecidos que confabulan para matar a su familia y pr¨®ximamente un musical dedicado a la sangrienta Carrie de Stephen King. En una de sus mejores etapas recientes del c¨®mic, la villa se enfrenta incluso a una invasi¨®n zombi. No descartamos verlo en pantalla. Igual que no nos extra?ar¨¢ la llegada de la bruja Sabrina, cuya serie se emitir¨¢ en Netflix con el mismo equipo.
La historia de esta villa con secretos abraza la locura, el salseo y el desenfreno sin cohibirse, sin que la parte del culebr¨®n quede a medio gas, como ocurre en otras series que se creen m¨¢s listas. Cuando cualquier serie lleva demasiado tiempo en antena, es habitual que el culebr¨®n se apropie de las tramas. Aquellas, sin embargo, se resisten, se creen lejanas a Dallas o Falcon Crest y tratan de maquillarlo. El resultado se vuelve incluso menos convincente. Gracias a esa falta de complejos y sentido del humor, sin pensarlo demasiado, Riverdale es un placer... muy culpable. No saldr¨¢ en ninguna lista de lo mejor de nada, pero es una droga que ni Walter White se atrever¨ªa a fabricar.
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