Vivaldi y el mant¨®n
A pesar del clamoroso y evidente fallo de la ¨²ltima escena, este es el mejor y m¨¢s potente espect¨¢culo que ha producido Mar¨ªa Pag¨¦s en los ¨²ltimos a?os
La evoluci¨®n del ballet flamenco contempor¨¢neo tiene en Mar¨ªa Pag¨¦s (Sevilla, 1963) una de sus aliadas y mejores representantes. Su trabajo y su estilo no es rupturista, sino abierto a la experimentaci¨®n y a la introducci¨®n de lenguajes en principios ajenos al canon de la danza espa?ola de tradici¨®n, pero dentro de un serio respeto a la estructura de bailes, palos y cantes. En ella se cumple, a su manera, aquello que ya fuera el enunciado bandera de Mariemma: que la danza espa?ola es una y que el ballet flamenco le es parte consustancial, y sobre todo, no segregable; esa l¨ªnea integradora, a todas luces la m¨¢s cient¨ªfica y productiva, anima solamente a parte de los creadores de hoy.
Pag¨¦s ha estrenado anoche d¨ªa 12 en los Teatros del Canal la obra Una oda al tiempo, creaci¨®n coral que firma al alim¨®n con El Arbi El Harti, compartiendo tambi¨¦n el dise?o escenogr¨¢fico. La obra se despliega con gusto refinado, unas luces adecuadas y envolventes de Dominique You y est¨¢ respaldada por la m¨²sica liderada por Rub¨¦n Levaniegos, que se trufa de algunos temas reconocibles de Antonio Vivaldi y Georg Friedrich H?ndel, pero tampoco faltan elementos r¨ªtmicos y mel¨®dicos populares. Mar¨ªa Pag¨¦s sale del intimismo y el mon¨®logo de sus ¨²ltimos trabajos m¨¢s de c¨¢mara y enfrenta, en tiempos tan aciagos como los actuales, el empe?o del ballet de escala mediana, lo que ya es mucho: 16 elementos en escena entre m¨²sicos y bailarines.
Una oda al tiempo recorre las estaciones del a?o (primavera, verano, oto?o e invierno) con una sorprendente riqueza de im¨¢genes visuales estructuradas sobre la continuidad gr¨¢fica que dan el color del vestuario y las figuras de conjunto, dominados por ese sol-luna-espejo que bascula la escena desde su uso pendular e hipn¨®tico. El cuerpo de baile (cuatro hombres y cuatro mujeres) es usado, en principio, como coro de la protagonista y con figuras conc¨¦ntricas que a veces se vuelven citas de Maurice B¨¦jart, por citar uno, rodean a la propia core¨®grafa, que hace girar la acci¨®n en una especie de enmarcado de sus propias figuras y poses, explotando desde el primer minuto su fuerte, ese particular¨ªsimo braceo que desborda su propio l¨ªmite expresivo, lo que se manifiesta sobre un baile que ya en obras anteriores se vio c¨®mo va ganando peso y densidad; la artista est¨¢ en su madurez, no ha perdido empuje y su danza por momentos se hace reflexiva, concede lugar al acento de influjo expresionista y a una m¨ªmica de hondura po¨¦tica fuera de canon. En algunas escenas tambi¨¦n al principio, Mar¨ªa Pag¨¦s hace gala de su pericia con las casta?uelas, dialoga con ellas. Los palillos sirven para apuntalar su discurso l¨ªrico y su inter¨¦s por la m¨¢s noble versificaci¨®n.
De memorable puede calificarse el baile de los mantones, que empieza por ella y al que se suman las cuatro mujeres ondeando de manera bastante en¨¦rgica y hasta heterodoxa sus grandes mantones cuadrados, esos que llevan el pesado fleco antiguo de algod¨®n y que ofrecen una par¨¢bola a¨¦rea, un vuelo que es ya una danza en s¨ª. Tambi¨¦n hay su momento entre corralero y coloquial, cuando Pag¨¦s recita unas estrofas inspiradas por Pablo Neruda y se suma a una especie de fiestecilla en el centro de la escena que la hace m¨¢s cercana y comunicativa. Es obligado decir que Oda al tiempo es t¨ªtulo nerudiano.
A pesar del clamoroso y evidente fallo de la ¨²ltima escena (le sobran 10 minutos como m¨ªnimo), este es el mejor y m¨¢s potente espect¨¢culo que ha producido Mar¨ªa Pag¨¦s en los ¨²ltimos a?os tanto por la est¨¦tica como por la calidad coreogr¨¢fica. Todo se complica en Una oda al tiempo a partir de las garrotas, y la escena, que quiere ser potente estrambote, se debilita con la inoperante pantomima de la marcha (?las garrotas como fusiles al hombro? ?Parece una broma infantil!). Los bailarines reproducen cuadros b¨¦licos de referencia: fusilamientos del 3 de mayo de Goya, Guernica de Picasso¡ todo es demasiado evidente e innecesario. La human¨ªstica est¨¢ en Pag¨¦s en su uso de la poes¨ªa y en su dec¨¢logo, desgranado en sus maneras y en su arte cor¨¦utico. Especialmente hermoso el cante d¨²ctil de Ana Ram¨®n. El p¨²blico que pr¨¢cticamente llenaba la sala roja, se levant¨® para aplaudir y dar bravos a todos los artistas. Una oda al tiempo estar¨¢ en cartel hasta el pr¨®ximo d¨ªa domingo 22.
Babelia
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