¡°La literatura no es incompatible ni con la pol¨ªtica ni con una guerra¡±
El escritor nicarag¨¹ense Sergio Ram¨ªrez recibe el lunes el Premio Cervantes

Sergio Ram¨ªrez (Masatepe, Nicaragua, 1942) aterriz¨® ayer en Madrid para recibir el lunes el Premio Cervantes. Mientras espera la llegada de sus ¡°tres hijos y ocho nietos¡±, recuerda a sus padres. ¡°Estar¨ªan felices¡±, dice. ¡°Mi padre no era letrado pero era sensible, sencillo. Era seguidor del partido de Somoza, pero sobre todo era un hombre bueno, no estaba contaminado por la maldad del r¨¦gimen¡±, cuenta el escritor recordando la dictadura contra la que ¨¦l se levant¨® como dirigente del Frente Sandinista. ¡°Mi madre le dec¨ªa a mi hermana: ¡®?qu¨¦ est¨¢ haciendo Sergio perdiendo el tiempo ah¨ª si ¨¦l es escritor?¡±. Derrocado Somoza, Ram¨ªrez ocup¨® la vicepresidencia del pa¨ªs entre 1979 y 1990. Cinco a?os m¨¢s tarde, decepcionado con la deriva autoritaria de su partido y de su presidente, Daniel Ortega ¨Choy de nuevo en el poder-, abandon¨® el sandinismo. Autor de novelas como Castigo divino, Margarita, est¨¢ linda la mar o la reciente Ya nadie llora por m¨ª (en Alfaguara y Debolsillo), relat¨® sus a?os revolucionarios en Adi¨®s muchachos.
Pregunta. Sus memorias transmiten la sensaci¨®n de que fue postergando su vocaci¨®n literaria.
Respuesta. Empec¨¦ a escribir con 16 a?os, pero no ten¨ªa decidido que quer¨ªa ser escritor. Lo que sab¨ªa es que no quer¨ªa ser abogado.
P. Pero estudi¨® Derecho y se fue a Costa Rica.
R. Al Consejo Universitario Centroamericano.
P. En 1973 lo deja y se va a Berl¨ªn con una beca para escribir una novela.
R. Me dec¨ªan que estaba loco, pero hice un voto por la literatura. Luego me ofrecieron trabajo en Par¨ªs porque se iba a abrir el Centro Pompidou, pero volv¨ª a Nicaragua. Por la revoluci¨®n.
P. ?Y la novela de Berl¨ªn?
R. ?Te dio miedo la sangre? se public¨®, pero la dej¨¦, como decimos en Nicaragua, volada. No me ocup¨¦. Se public¨® en Venezuela y los ejemplares se quedaron en la bodega. Como concurs¨® en el premio R¨®mulo Gallegos, la ley¨® Carlos Barral, que estaba en el jurado. Pele¨® por ella y la reedit¨®. Como el boom estaba en su furor se public¨® y se tradujo much¨ªsimo.
P. Para los que vinieron detr¨¢s, ?el boom fue una puerta o un muro?
R. Un muro inexpugnable. Pero yo me aprovech¨¦ de las puertas literarias que me abr¨ªan. Ellos no eran un grupo y los que vinimos despu¨¦s -Sk¨¢rmeta, Bryce, Manuel Puig- tampoco. Nunca me dio la tentaci¨®n de apretarles el pescuezo a los padres. Luego las circunstancias, empezando por la revoluci¨®n sandinista, me llevaron, adem¨¢s de a verlos como a maestros, a tener una cercan¨ªa personal con ellos.
P. ?El hecho de ser nicarag¨¹ense ha sido otra barrera? Comparada con M¨¦xico, Colombia o Argentina, Centroam¨¦rica parece fuera del radar.
R. Es cierto. Centroam¨¦rica es una regi¨®n con pretensi¨®n de identidad cultural pero olvidada en t¨¦rminos literarios. Aunque ha dado a gente como Rub¨¦n Dar¨ªo, Miguel ?ngel Asturias o Ernesto Cardenal. No es que no tenga peso. Yo me volv¨ª centroamericano en Costa Rica.
P. ?Cu¨¢l ser¨ªa el rasgo principal de esa identidad?
R. La cultura. Es una regi¨®n con muchos problemas de violencia, en la que funciona muy mal la integraci¨®n y en la que sigue habiendo litigios por l¨ªmites territoriales. No creo que Centroam¨¦rica haya avanzado para ser una comunidad de naciones, pero en lo cultural s¨ª lo ha hecho.
P. ?C¨®mo se recibi¨® all¨ª su Cervantes?
R. En Costa Rica y Guatemala, como un premio local. Eso me alegr¨® much¨ªsimo. El Cervantes es una marca y aunque la gente no est¨¦ familiarizada con la literatura, resuena mucho.
P. ?Le felicit¨® el Gobierno de Nicaragua?
R. Nunca hasta ahora.
P. ?El embajador en Espa?a ir¨¢ a la entrega?
R. No creo. A m¨ª me encantar¨ªa que estuviera. Es mi pa¨ªs.
P. ?El Gobierno no le perdona sus cr¨ªticas?
R. Identifica opini¨®n cr¨ªtica con traici¨®n. Un Gobierno democr¨¢tico no tiene por qu¨¦ tratar de descabezar a la oposici¨®n porque la oposici¨®n es parte de la democracia.
P. ?Cu¨¢ndo vio a Daniel Ortega por ¨²ltima vez?
R. En 1999, en el cumplea?os de un amigo. Conversamos. Nada, ¡®small talk¡¯.
P. Acababa de publicarse Adi¨®s muchachos.
R. Y le pregunt¨¦ si lo hab¨ªa le¨ªdo. Me dijo que no.
P. En ese libro Ortega no sale mal parado.
R. Eso le dije: ¡°Te vas a dar cuenta de que te trato con cari?o¡±. Se rio pero con incredulidad.
P. ?Ha cambiado?
R. Ahora es cat¨®lico militante, yo lo conoc¨ª como ateo.
P. En ese libro dice que ¨¦l ten¨ªa costumbres de expresidiario. ?Le qued¨® a usted alguna costumbre de la clandestinidad?
R. Ninguna. M¨¢s bien adquir¨ª ciertos h¨¢bitos en el Gobierno. Era inevitable, estuve 10 a?os. Siempre andaba con gente, me cargaban hasta el malet¨ªn. La primera vez que vine a Espa?a, en el 90, despu¨¦s de perder las elecciones, no ten¨ªa h¨¢bito de tocar dinero, fui con unos amigos a la plaza mayor y a unos tunantes les di una propina enorme que sorprendi¨® a mis amigos. No a?oraba aquella vida muelle, pero me extra?aba verme en la calle pidiendo un taxi.
P. Una de sus novelas m¨¢s famosas, Castigo divino se public¨® en 1988, en plena guerra con la Contra.
R. Me aterroriz¨® dejar para siempre de ser escritor. Un amigo me dijo que con una computadora ahorrar¨ªa tiempo. ¡°?Qu¨¦ es eso?¡±, pregunt¨¦. Compr¨¦ una IBM muy chiquita en Canad¨¢, pero como ten¨ªa componentes de Estados Unidos no pod¨ªa importarse a Nicaragua, por el embargo, y dio vuelta por Madrid. Lo primero que hice fue, como los pianistas, probar los dedos escribiendo un librito sobre mi relaci¨®n con Cort¨¢zar y con reflexiones sobre la revoluci¨®n: ¡®Est¨¢s en Nicaragua¡¯. Eso me dio la sensaci¨®n de estar volviendo al oficio.
P. Pero Castigo divino es una novela larga.
R. La m¨¢s larga. Me levantaba a las cuatro de la ma?ana. La literatura no es incompatible con nada, ni siquiera con la pol¨ªtica ni con una guerra. Margarita, est¨¢ linda la mar la escrib¨ª despu¨¦s de que me apalearan en unas alecciones, de fracasar y de llenarme de deudas.
P. Esas dos novelas tiene una estructura compleja. ?Nunca se plante¨® recurrir al lenguaje del realismo socialista?
R. Nunca me preocup¨® eso de que cuanto m¨¢s simple es el lenguaje m¨¢s lo entiende la gente. Mi experiencia es que cuanto m¨¢s pasa el tiempo, m¨¢s gente las lee. Y mejor. Los j¨®venes de hoy las entienden mejor que hacen treinta a?os. Me parece abominable eso de escribir en un supuesto lenguaje rebajado para que el pueblo lo entienda.
P. Sus ¨²ltimas novelas hablan de la ¡°cat¨¢strofe ¨¦tica¡± del sandinismo actual.
R. En Nicaragua la revoluci¨®n es cosa del pasado, un hecho ret¨®rico. La pol¨ªtica oficial la ignora porque hasta el discurso de Sandino resulta ofensivo. Su desinter¨¦s por el dinero es hoy una cr¨ªtica muy severa a lo que est¨¢ ocurriendo. El 70% de la poblaci¨®n de Nicaragua tiene menos de 30 a?os y nadie cultiva la memoria.
Alternancias
Sergio Ram¨ªrez sigue la pol¨ªtica con tanta pasi¨®n como la literatura. Al preguntarle si cree que se ha acabado el momento bolivariano en Latinoam¨¦rica, matiza ¡ª"?el chavismo?"¡ª y contesta: "Yo creo que s¨ª. Lo acabamos de ver en la cumbre de la OEA [Organizaci¨®n de los Estados Americanos]. Evo Morales peleando solo... Daniel Ortega ni siquiera lleg¨®. El puntillazo se lo dio Lenin Moreno en Ecuador al llamar a un plebiscito para eliminar la reelecci¨®n indefinida, que es un principio muy de este neosocialismo del siglo XX. Alguien podr¨ªa decir que vivimos la derechizaci¨®n de Am¨¦rica Latina. Pero no, es un saneamiento de la democracia. ?Por qu¨¦ no hay un Gobierno de centro-izquierda en Chile? Porque no pudieron presentar un candidato atractivo, no porque la gente haya dicho que la izquierda ya no debe existir. Las oportunidades est¨¢n abiertas para el futuro. No estamos acostumbrados a la idea de que la alternancia es parte de la democracia". Donde s¨ª hay alternancia es en el Premio Cervantes. Un a?o gana un americano y al siguiente, un espa?ol. ?No es desproporcionado comparar la literatura de un pa¨ªs con la de 20? Ram¨ªrez escucha la pregunta, r¨ªe durante unos segundos y se la quita de encima: "Eso es una cosa que mejor no quisiera comentar".
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