¡°Mi formaci¨®n proviene toda del c¨®mic y de novelas como Sandok¨¢n¡±
El escritor argentino publica 'Prins', su novela 101, otra variaci¨®n sobre una obra de Borges
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Harto de escribir, un famoso autor de novela g¨®tica, decide ocupar en otra cosa todo el tiempo que empleaba en ello. Est¨¢ hastiado de la fama, del dinero y de su castillo de infinitos pasadizos y en perpetua expansi¨®n, pero teme que todo ese vac¨ªo, el mundo que se abre despu¨¦s de la escritura para un autor que no ha hecho otra cosa, sea demasiado insoportable. As¨ª que, primero, elabora un listado de todo lo que podr¨ªa hacer: dedicarse a la cer¨¢mica, o a la filatelia, aprender a tocar un instrumento... El viejo nombre que alguien eligi¨® para una colecci¨®n de novela infantil (El rey del opio) le hizo decidirse finalmente por el opio, la evasi¨®n, la reconstrucci¨®n, fantasmag¨®ricamente feliz, de la realidad. ¡°De todas las ocupaciones posibles, se decide por la m¨¢s absurda: la de la alucinaci¨®n¡±, sentencia el autor de las desventuras de tan famoso escritor de novela g¨®tica; nada menos que el siempre elocuente C¨¦sar Aira (Coronel Pringles, Argentina, 1949).
El punto de partida de su novela n¨²mero 101, Prins (Literatura Random House), es el mismo, admite, que el del famoso relato de Jorge Luis Borges Pierre Menard, autor del Quijote, o parecido, porque, dice: ¡°Siento que todo lo que escribo son variaciones sobre Borges¡±. Y pone otro ejemplo: El santo, novela que public¨® en 2015, es su versi¨®n, mejor, su variaci¨®n, de El sur, el relato que el cl¨¢sico argentino consideraba el mejor entre los suyos. Pero en Prins hay algo m¨¢s. Su inadvertido inter¨¦s por la novela g¨®tica. ¡°Me di cuenta de que hab¨ªa le¨ªdo todos los cl¨¢sicos del g¨¦nero, y fascinado por la receta que empieza a repetirse desde Los misterios de Udolfo ¡ªel mal¨ªsimo caballero que tiene encerrada a una doncella en su castillo¡ª, me dije: ?por qu¨¦ no lo intento? Pero tomando distancia, haciendo que el narrador fuese un novelista de ese mismo g¨¦nero, que hab¨ªa escrito todos los cl¨¢sicos del g¨¦nero, un Pierre Menard de lo g¨®tico¡±, explic¨® Aira ayer en Barcelona.
No hay una sino dos mujeres encerradas en la mansi¨®n que no deja de crecer, una llave atrapada en un armatoste de opio que te devuelve a la Antig¨¹edad, un autob¨²s ¡ªel 126¡ª, y la sensaci¨®n, demoledora, de que se ha escrito todo lo que se deber¨ªa, y a¨²n queda vida por vivir, pero va a ser una vida vac¨ªa, sin alma, porque va a dejarse de escribir. ¡°?Qu¨¦ hacer cuando ya has escrito todo lo que quer¨ªas? No es mi caso, pero puedo entender el miedo al vac¨ªo. De hecho, convivo con ese miedo a diario. No s¨¦ qu¨¦ hacer con tanto tiempo. No soy capaz de escribir durante ocho horas al d¨ªa, como algunos escritores. Yo escribo durante media hora, en mi cuaderno, y luego no s¨¦ qu¨¦ hacer con tanto tiempo. A veces cojo el autob¨²s ¡ªel 126 o el 132¡ª, voy a ver a alg¨²n amigo, leo, veo una pel¨ªcula¡±, dice. El asunto del opio es otra cosa. ¡°Lo que persigue el narrador es la felicidad. Una vez escuch¨¦ decir que el opio es el mejor antidepresivo que existe. Si la humanidad lo hubiera sabido utilizar bien, habr¨ªamos sido m¨¢s felices, pero el resultado fue desastroso¡±, a?ade.
Como toda novela de Aira, Prins deforma la realidad hasta que alcanza la condici¨®n de sue?o ¡ªo pesadilla¡ª, un realismo on¨ªrico que est¨¢ hecho del cruce entre Proust y Kafka, pero sobre todo de Borges, y todas las novelas de aventuras y los tebeos con los que creci¨®. ¡°Proust es el mito autobiogr¨¢fico, el c¨®mo construir un mundo alrededor de una persona, y sus sue?os, y Kafka, el gran transformador de la realidad. El caso es que toda mi formaci¨®n proviene del c¨®mic, en concreto, de los de Superman de los a?os cincuenta, y de las novelas de aventuras: me le¨ª los 21 tomos de Sandok¨¢n entre los 10 y los 12 a?os, fue mi primera gran lectura. Luego pas¨¦ a Superman, y me fascin¨® la capacidad de sus guionistas para crear conflicto en una historia en la que el protagonista era capaz de todo, cualquier cosa. La intelectualidad de aquella edad de plata de los superh¨¦roes me permiti¨® pasar de la vi?eta a Borges, sin escalas, y ah¨ª me qued¨¦¡±, confiesa.
Realista a su modo
Aira, inc¨®modo a ratos siempre que tiene al otro delante, cualquier otro, cree que no hay otro misterio en su genio que el de disfrutar escribiendo. ¡°El ¨²nico secreto es el del placer de escribir¡±, dice, cuando se le menciona que esta es su publicaci¨®n 101 ¡ªhay en marcha un ¨¢lbum conmemorativo, con portadas y extractos de las 100 que la preceden¡ª, y a?ade que le cuesta superar las 70 p¨¢ginas, siempre, ¡°es una tarea infernal¡±, dice, y que sigue escribiendo a mano, sin plan, porque quiere que la escritura siga siendo ¡°algo f¨ªsico¡±. Tambi¨¦n, que hubo una ¨¦poca en que quiso ser como Georges Simenon ¡ªal que considera ¡°uno de los grandes novelistas del siglo XX¡±¡ª y limitarse a continuar las aventuras de Barbaverde, delicioso superh¨¦roe existencialista que cre¨® en 2008, pero que no pudo ser. Considera su literatura, ¡°realista¡±, porque, dice, todo el mundo lo es a su modo, pero, a?ade, ¡°con el realismo hay que experimentar¡±, y eso es lo que hace. Y lo que piensa seguir haciendo.
?Y qu¨¦ le parece que Patti Smith adore todo lo que publica? ¡°Me enter¨¦ gracias a mi traductora al ingl¨¦s. Se la encontr¨® en una fiesta y le habl¨® del libro, porque acababa de salir, y ella le dijo que lo sab¨ªa, que ya lo hab¨ªa le¨ªdo dos veces. Fue a verme a un congreso en Dinamarca. Yo tengo un disco suyo, Horses, en una primera edici¨®n que ahora debe valer lo suyo¡±.
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Autor: C¨¦sar Aira.
Editorial: Literatura Random House (2018).
Formato: versi¨®n kindle y tapa blanda (144 p¨¢ginas)
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