Otra ventana abierta a la democracia
Praga y Par¨ªs no simpatizaban a pesar de que ambas ciudades buscaran cambios pol¨ªticos
En muchas revoluciones, en el principio estuvo la cultura. En 1963 se celebr¨® cerca de Praga un simposio sobre Kafka que llevaba d¨¦cadas prohibido por la censura. Tras esta primera flor, la sociedad checa adquirir¨ªa r¨¢pidamente nuevas libertades mientras se desembarazaba del estalinismo impuesto en los a?os cincuenta por la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Se iba recuperando cada vez m¨¢s autonom¨ªa pol¨ªtica y cultural.
Recuerdo que mis padres frecuentaban teatros donde se escenificaban obras del gran descubrimiento del momento, el dramaturgo V¨¢clav Havel, e iban al cine para ver las innovadoras pel¨ªculas de Milos Forman y Jiri Menzel. Este ¨²ltimo se inspiraba en otro fen¨®meno de la d¨¦cada, el escritor Bohumil Hrabal, que sacaba un libro tras otro del caj¨®n de su escritorio donde durante m¨¢s de una d¨¦cada hab¨ªan aguardado aut¨¦nticos prodigios de su literatura, hasta entonces prohibidos por la censura. Otro milagro nacido de una ¨¦poca llena de esperanza fue la novela La broma, de Milan Kundera. Y yo, una ni?a, en casa asist¨ªa a debates acalorados entre mis padres y sus amigos acerca de aquella cultura nueva y el futuro del pa¨ªs y a firmas de peticiones por cambiar leyes que significaban mayor apertura.
Con la censura abolida llegaban noticias de Par¨ªs donde desde sus barricadas, j¨®venes blandiendo banderas rojas y proclamas mao¨ªstas ped¨ªan un giro radical a la izquierda. Praga mientras tanto quemaba las banderas rojas y reclamaba un giro que la alejara de la izquierda totalitaria, aunque sin prescindir del socialismo. A pesar de que ambas ciudades buscaran m¨¢s democracia, Praga y Par¨ªs no simpatizaban: los pragueses dieron la espalda a los parisienses, que, a su vez, hicieron un corte de manga a los pragueses.
El 21 de agosto del mismo a?o, de madrugada, a mi hermano y a m¨ª nos despert¨® un ruido intenso. Corrimos hacia la ventana abierta y lo que descubrimos en la calle era una pesadilla. Por nuestra avenida, Francouzsk¨¢, bajaban con enorme estr¨¦pito tanques sovi¨¦ticos.
Un milagro nacido de una ¨¦poca llena de esperanza fue la novela La broma, de Milan Kundera
Despu¨¦s de la ocupaci¨®n de Checoslovaquia por los Ej¨¦rcitos del Pacto de Varsovia, Havel mantuvo una pol¨¦mica con Kundera, muy seguida por la poblaci¨®n. Kundera afirmaba que el hero¨ªsmo del pueblo checo durante la Primavera de Praga ser¨ªa para siempre un modelo para las naciones que quieren rebelarse. Havel lo negaba y subrayaba que los checos no supieron llevar a cabo sus reformas de la Primavera de Praga, que deb¨ªan de haber previsto la reac?ci¨®n violenta de un Estado poderoso y agresivo como el sovi¨¦tico. Mi madre, m¨¢s rom¨¢ntica, estaba con Kundera; mi pragm¨¢tico padre, con Havel.
Mis padres esperaron unos a?os para ver si la situaci¨®n mejoraba pero finalmente se marcharon: no quer¨ªan que sus hijos vivieran en un pa¨ªs devastado por los ocupantes. Formaron parte del ¨¦xodo de centenares de miles de checos que lo abandonaron. Bajo la batuta sovi¨¦tica Checoslovaquia fue obligada a regresar al totalitarismo neostalinista hasta que en 1989 los sue?os de la Primavera de Praga se cumplieron. Otra vez gracias a la cultura ¡ªla literatura clandestina, la reflexi¨®n disidente¡ª la revoluci¨®n de terciopelo conquist¨® la democracia.
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