Aeropuerto 1977
El imperativo de contentar a todo al mundo acaba determinando una ambig¨¹edad de discurso que lleva a una nostalgia activista chic y de aproximaci¨®n superficial
7 D?AS EN ENTEBBE
Direcci¨®n: Jos¨¦ Padilha.
Int¨¦rpretes: Daniel Br¨¹hl, Rosamund Pike, Eddie Marsan, Nonso Anozie.
G¨¦nero: thriller. Reino Unido, 2018.
Duraci¨®n: 107 minutos.
A prop¨®sito de RAF Facci¨®n del ej¨¦rcito rojo (2008) de Uli Edel, Nick James, director de la revista Sight & Sound, elabor¨® una interesante reflexi¨®n en torno al estado del cine pol¨ªtico en la era del mercado cinematogr¨¢fico global: el imperativo de contentar a todo al mundo acababa determinando una calculada ambig¨¹edad de discurso que fomentaba que esa pel¨ªcula pudiese ser le¨ªda en t¨¦rminos de nostalgia activista chic y de aproximaci¨®n, superficial y poco problem¨¢tica, a un oscuro episodio de la reciente historia europea. La reflexi¨®n podr¨ªa aplicarse punto por punto a 7 d¨ªas en Entebbe de Jos¨¦ Padilha.
Bastaron seis meses desde que el Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina secuestrase a los pasajeros y tripulantes de un vuelo de Air France e intentase negociar la liberaci¨®n de sus 102 rehenes desde el aeropuerto de Uganda para que tan delicado suceso se convirtiese en material para el espect¨¢culo. La televisiva Victoria en Entebbe (1976) ¨Cestrenada en salas en nuestro pa¨ªs- abri¨® el fuego, pero no tardar¨ªan en sumarse otros dos trabajos en menos de un a?o: Brigada antisecuestro y Operation Thunderbolt (ambas de 1977). En todas ellas el cantar de gesta en torno a la eficacia heroica del ej¨¦rcito israel¨ª se daba la mano con las l¨®gicas de producci¨®n ¨Cy del star-system- propias del vigente fen¨®meno de las pel¨ªculas de cat¨¢strofes, variante Aeropuerto (1970) y sus derivados.
Deprime bastante que la distancia temporal con los hechos no haya insuflado m¨¢s lucidez a 7 d¨ªas en Entebbe m¨¢s all¨¢ de esos r¨®tulos finales en torno a la necesidad de di¨¢logo y los porvenires de Isaac Rabin y Sim¨®n Peres. La gran aportaci¨®n de Padilha, aparte de un cierto buen pulso narrativo, es un alto porcentaje de kitsch en el uso aleg¨®rico de una pieza de danza contempor¨¢nea que propicia, en el cl¨ªmax, un montaje paralelo que se dir¨ªa la peor idea en la historia de la representaci¨®n del terrorismo en el cine desde que Spielberg mezclara sexo y cuerpos acribillados en el desenlace de M¨²nich (2005). El resultado es una pel¨ªcula ideol¨®gicamente in¨²til, pero ejecutada con una f¨²til competencia.
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