Los tristes de la fiesta
Gracias a la revista ¡®Madriz¡¯ el c¨®mic se acerc¨® a la poes¨ªa
Hoy que es la fiesta nacional de este distrito federal sin atributos es buen momento para recordar que en un tiempo Madrid se llam¨® Madriz. Ese es el nombre que un grupo de pioneros comandados por Felipe Hern¨¢ndez Cava puso a una revista de historietas patrocinada por el Ayuntamiento de Tierno Galv¨¢n. Como todo lo que pasaba en este poblach¨®n manchego, la noticia no tard¨® en llegar a las provincias, que se llenaron de ferias del fanzine y el c¨®mic y de publicaciones urbanas, a imitaci¨®n de aquella en la que dibujaban consagrados y j¨®venes como Carlos Gim¨¦nez, Ops (otro de los nombres de El Roto), Victoria Martos, LPO, Ana Juan, Asun Balzola, Ra¨²l o Fernando Vicente.
Vista desde la periferia, Madriz capt¨® tan bien el esp¨ªritu de los tiempos que parec¨ªa que siempre hubiera estado all¨ª. La verdad es que dur¨® tres a?os: de 1984 a 1987. Lleg¨® a vender 15.000 ejemplares y a crear escuela, pero la traves¨ªa tuvo sus episodios de surrealismo municipal. A la altura del n¨²mero cuatro, Alianza Popular (otro de los nombres del PP) pidi¨® su retirada. Por un lado, el prometedor Alberto Ruiz-Gallard¨®n, entonces concejal de 26 a?os, consideraba que una historieta de Ceesepe ridiculizaba a Franco. Por otro, el no menos prometedor Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, que lleg¨® a alcalde, subrayaba que la revista estaba repleta de ¡°alusiones al mundo de la droga¡±. ¡°Repugnante, blasfema y contraria a la familia¡± son algunos de los calificativos que le dedicaron. No sab¨ªan que, como dir¨ªa Woody Allen, con esas tres ideas como lema de campa?a cualquiera saldr¨ªa elegido presidente de Francia.
Cuando Madriz lleg¨® por primera vez a los quioscos, la acusaron tambi¨¦n de competencia desleal: la ventaja del dinero p¨²blico. Sus promotores respondieron que no hac¨ªan m¨¢s que llenar el hueco que dejaban sus ilustres colegas, que daban poca cancha a los dibujantes espa?oles. El caso es que tambi¨¦n contribuyeron a llenar otro hueco: el de la experimentaci¨®n. A veces de l¨ªnea clara, a veces de l¨ªnea chunga, transvanguardistas o expresionistas seg¨²n conviniese, sus p¨¢ginas se saltaban las convenciones narrativas para acercarse al territorio de la poes¨ªa.
Uno de los autores se?eros de aquella revista y de aquel esp¨ªritu fue Federico del Barrio, capaz de citar a Pessoa sin que chirriara la vi?eta. Algunos descubrimos al poeta portugu¨¦s en sus dibujos y en los guiones de Elisa G¨¢lvez. Cuando arranc¨® Madriz, Del Barrio ten¨ªa 27 a?os pero ya hab¨ªa colaborado en la francesa Pilote y en las espa?olas Totem, Rambla y Cimoc. Aunque en los noventa public¨® varios ¨¢lbumes con guion del propio Hern¨¢ndez Cava ¡ªcon el que ahora, bajo el pseud¨®nimo de Ca¨ªn, publica a diario en la tercera p¨¢gina de La Raz¨®n¡ª, sus historias del Madriz se hab¨ªan quedado en La orilla, un libro de 1985. Por eso es un peque?o acontecimiento que Reino de Cordelia las recopile esos d¨ªas en el volumen Tiempo que dura esta claridad. Fr¨¢giles e inseguros, taciturnos en un tiempo de parlanchines, los personajes que lo pueblan ¡ªalgunos hombres, muchas mujeres¡ª viven con la maleta hecha. Son los que siempre quieren irse y siempre se quedan, los tristes de la fiesta.
Babelia
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