El ¡®cowboy¡¯ existencial

En el ¨²ltimo plano de la ¨²ltima pel¨ªcula de Luis Garc¨ªa Berlanga, Par¨ªs-Tombuct¨², una gran pintada en un cartel al borde la carretera (de la vida), antes de una (¨²ltima) curva, rezaba as¨ª: ¡°Tengo miedo. L.¡±. Don Luis, de 78 a?os, lanzaba exactamente el mismo mensaje que el personaje protagonista de Lucky, en boca del actor Harry Dean Stanton, fallecido apenas dos semanas antes del estreno comercial de la pel¨ªcula. La inevitabilidad del fin, y de lo que viene despu¨¦s (o no), expuesta con una misma sentencia por un gran vividor real como Berlanga y por un existencialista ficticio como Lucky, aunque confundido, casi fusionado, con su int¨¦rprete real. As¨ª es la vida a la hora de la muerte.

¡°Hermosas arrugas; las tiene todas: las barras transversales de la frente, las patas de gallo, los pliegues amargos a cada lado de la boca (¡­). Es un hombre de suerte; aunque uno lo vea de lejos, piensa que ha de haber sufrido y que es una persona que ha vivido¡±, escribi¨® Jean-Paul Sartre en La n¨¢usea, paradigma de la concepci¨®n existencialista, en un p¨¢rrafo que bien podr¨ªa servir para definir al protagonista de Lucky, pel¨ªcula existencialista del maduro debutante en la direcci¨®n John Carroll Lynch, habitual actor, y escrita por otros dos guionistas debutantes, Drago Sumonja y Logan Sparks. Tres juguetones fil¨®sofos y estetas, cuatro si le unimos a Stanton, cinco si le sumamos a David Lynch, aqu¨ª actor, que han compuesto una obra preciosa y profunda desde la m¨¢s absoluta sencillez expositiva.

Porque Lucky es al mismo tiempo western crepuscular de vaquero irredento, comedia surrealista en la que Lynch parece haber escrito sus propios di¨¢logos (¡°El gal¨¢pago planeaba su huida desde hac¨ªa d¨ªas¡±), musical fronterizo de voz cavernosa y doliente, est¨¦tica obra de arte alejada del naturalismo, en la l¨ªnea de Jim Jarmusch, y drama de postulados filos¨®ficos que supera cualquier moral. Una pel¨ªcula sobre la esencialidad del espacio, de exquisita depuraci¨®n narrativa, en la que pocas cosas ocurren cuando en realidad est¨¢ ocurriendo todo, donde los d¨ªas se a?aden a los d¨ªas, y donde tampoco hay fin. Aunque haya miedo.