Francisca Sauquillo: ¡°Lo que queda de Mayo del 68 es lo que todav¨ªa no es¡±
La activista y pol¨ªtica particip¨® con fervor en el movimiento revolucionario de los sesenta en Espa?a
En 1968 la activista y pol¨ªtica Francisca Sauquillo (Madrid, 1943) acababa de terminar la carrera de Derecho y empezaba a trabajar como abogada en un despacho laboralista de Madrid. Vivi¨® con fervor el sentimiento revolucionario de la ¨¦poca y particip¨® en las protestas m¨¢s importantes de aquellos a?os en Espa?a.
?Qu¨¦ libro sobre Mayo del 68 recomendar¨ªa?
Fronteras de papel. El Mayo franc¨¦s en la Espa?a del 68, un viaje a un periodo clave de la historia del pasado siglo XX. 1968 es uno de esos a?os excepcionales que marcan un antes y un despu¨¦s en el devenir hist¨®rico, y en ¨¦l brilla con luz propia el todav¨ªa m¨¢s simb¨®lico Mayo franc¨¦s. Una revuelta estudiantil, una huelga general, una revoluci¨®n social y cultural, numerosas expresiones tratan de captar su esencia. En el fondo, todas, o muchas de ellas, son verdad. La palabra liberada fue otra de sus grandes aportaciones y alumbr¨® frases como: ?Las fronteras no nos importan!, pues el deseo de sus protagonistas era ir m¨¢s all¨¢ de los constre?idos muros de un pa¨ªs para "transformar el mundo y cambiar la vida". Algo del torbellino que se gener¨® en Francia lleg¨® a Espa?a a trav¨¦s de unas fronteras m¨¢s permeables de lo que cre¨ªa el r¨¦gimen franquista. En enero de 1969, con motivo del asesinato del estudiante Enrique Ruano, tuvo lugar todo un movimiento estudiantil en la Universidad que dio lugar al estado de excepci¨®n decretado por el entonces ministro Fraga Iribarne. La Universidad Complutense hab¨ªa tenido manifestaciones durante los a?os 60 y una de ellas nos marc¨® a todos los de esa ¨¦poca: la marcha encabezada por los catedr¨¢ticos Tierno Galv¨¢n, Aranguren, Garc¨ªa Calvo y miles de nosotros y nosotras, que se desarroll¨® desde la Facultad de Filosof¨ªa hasta la calle de la Princesa. La manifestaci¨®n fue abortada por los grises con mucha violencia, llegaron a utilizar mangueras de agua a presi¨®n. Estas manifestaciones no fueron iguales a las del Mayo franc¨¦s, ya que en Espa?a est¨¢bamos en plena dictadura, pero sin duda fueron un presagio de la lucha estudiantil contra el mundo en que viv¨ªamos, que no nos gustaba y que quer¨ªamos cambiar. Durante los ¨²ltimos a?os de facultad nos reun¨ªamos a leer el libro de la fil¨®sofa Simone de Beauvoir El segundo sexo y el de Betty Friedan La m¨ªstica de la feminidad, que supon¨ªa un cambio en el feminismo de los a?os 60.
?Cu¨¢l es su figura favorita de aquella ¨¦poca?
Jean-Paul Sartre y sus libros Literatura y existencialismo y Manos sucias. Figuras como, Raymond Aron o Andr¨¦ Glucksmann y, por supuesto, Bertrand Russell.
?Qu¨¦ banda sonora le pondr¨ªa en ese a?o?
Junto a The Beatles est¨¢ Bob Dylan, que se convirti¨® en un polo de atracci¨®n de los j¨®venes: rebelde, bohemio y pobre en los primeros a?os de su carrera, se puso a la cabeza de la lucha contra la guerra de Vietnam, con utop¨ªas que llegar¨ªan a su auge en Mayo del 68, as¨ª como Joan Baez. Incitadores de cantautores comprometidos, entre los que en Espa?a recuerdo a Raimon y Paco Ib¨¢?ez. ¡°Haz el amor y no la guerra¡± era nuestro lema. En aquel mayo del 68, Raimon dio un concierto en la Universidad Complutense que aglutin¨® de manera espont¨¢nea al movimiento antifranquista. Al final hubo muchos detenidos y violencia por parte de los grises.
?Se le ocurre alguna pel¨ªcula que exprese con acierto el sentimiento revolucionario de aquel momento?
Tal como ¨¦ramos (1973), Los cien pasos (2000) y La mejor juventud (2003), quiz¨¢s la que mejor lo representa. Tambi¨¦n So?adores (2003) y Un amor de juventud (2011).
?Qu¨¦ papel tuvieron las mujeres en las revueltas?
A partir de los hechos de 1968, la concepci¨®n de la mujer dominada por la fuerza paterna estalla en pedazos. Las feministas rechazan la idea de ser encerradas en un papel de servilismo dom¨¦stico. Las militantes del MLM, movimiento feminista franc¨¦s, est¨¢n encabezando las reivindicaciones. En sus corazones, la revoluci¨®n de las mentalidades y costumbres no era necesaria, era imprescindible. En Espa?a surgen asociaciones de mujeres ligadas a los partidos de izquierda pero con independencia de ellos, as¨ª como la Asociaci¨®n Democr¨¢tica de Mujeres o el Movimiento Democr¨¢tico de Mujeres, entre otros. De all¨ª salieron grandes luchadoras como Carmen Fraile y Nati Camacho. En los 70, y probablemente como consecuencia de ese movimiento, creamos la Librer¨ªa feminista. En Francia, algunos l¨ªderes como Daniel Cohn-Bendit, con el que coincid¨ª en el Parlamento Europeo, reconocieron en algunas declaraciones posteriores que Mayo del 68 hab¨ªa supuesto un triunfo del feminismo contra el machismo generalizado, se?alando que las mujeres se enfrentaron al machismo de los hombres de izquierda.
?Cu¨¢l es la herencia buena del 68 y cu¨¢l es la mala?
Creo que las buenas fueron varias. Por mencionar alguna: la uni¨®n del pueblo por un bien com¨²n estableciendo alianzas para conseguir la utop¨ªa; instalar en el debate social que otro mundo, otro pa¨ªs, era posible; se adquiri¨® conciencia global y la uni¨®n de estudiantes y obreros. Tambi¨¦n comenzamos a caminar en los movimientos pacifistas, ecologistas, antinucleares y feministas, entre otros. La mala, no haber conseguido algunas de las cosas que preconizaban.
?Qu¨¦ queda de mayo del 68?
Es la pregunta m¨¢s repetida en este 40 aniversario. La respuesta generalizada y dominante confirma las condiciones existentes al se?alar que la herencia de Mayo del 68 se halla en determinados aspectos, m¨¢s o menos relacionados realmente con el movimiento, incorporados ya en el funcionamiento cotidiano de nuestras sociedades. Por el contrario, habr¨ªa que afirmar que lo que queda de Mayo del 68 es lo que todav¨ªa no es. Aquello que sigue interrogando, desafiando y planteando exigencias al presente. Como cuando hoy se neutraliza lo pol¨ªtico por la acci¨®n conjunta del sistema medi¨¢tico y de partidos que codifican cualquier problema social en el tablero de ajedrez pol¨ªtico y del espect¨¢culo medi¨¢tico, ahogando cualquier voz independiente que pretenda plantear preguntas propias y construir respuestas desde abajo. Hoy, Mayo del 68 es quiz¨¢ m¨¢s contempor¨¢neo que otras luchas posteriores porque aspiraba a tejer lo com¨²n entre gente distinta y no reivindicaba simplemente el reconocimiento de las identidades (y las diferencias). Estudiantes, intelectuales, obreros, migrantes y campesinos se buscaron una y otra vez en la calle desde arriba, deshaciendo identidades impuestas y propiciando alianzas imprevisibles. Luchas que van m¨¢s all¨¢ de s¨ª mismas e interpelan a todos sin hablar por todos. Un recuerdo especialmente relevante hoy en d¨ªa, cuando el poder se define como estrategia compleja de individualizaci¨®n de los problemas colectivos y las luchas tienen tantos problemas para universalizarse desde abajo y romper los corporativismos. Fue el inicio de un sue?o, bajo los adoquines est¨¢ la arena de playa.
?Tuvo entonces la sensaci¨®n de que estaba ocurriendo algo hist¨®rico?
Era una ¨¦poca muy convulsa e ilusionante: la guerra de Vietnam; la primavera de Praga, ciudad que hab¨ªa visitado unos meses antes; el asesinato de Luther King... Y en Espa?a est¨¢bamos en plena dictadura, pero hab¨ªa un gran movimiento de oposici¨®n de izquierdas en temas sociales, feministas¡ e ilusi¨®n por luchar y conseguir la democracia. Todo lo que ve¨ªamos y estudi¨¢bamos nos hac¨ªa pensar que estaban cambiando las cosas y que hab¨ªamos tomado un camino que nos iba a llevar a un mundo mejor. No quer¨ªamos hacer historia, quer¨ªamos traer libertad, justicia, igualdad y democracia, pero echando la vista atr¨¢s, s¨ª hicimos historia.
?Est¨¢ sobrevalorado el Mayo del 68?
Creo que no, al menos en Espa?a la d¨¦cada de los 60 fue muy importante, y el Mayo del 68 vino a plantear una forma nueva de protesta que ha tenido repercusiones posteriormente. El Mayo del 68 ha sido evocador para las luchas posteriores, por ejemplo, el 15-M.
?Alguna figura de mayo del 68 merecer¨ªa un Nobel?
Los pensadores de entonces est¨¢n muertos, como Herbert Marcuse y otros, y de los que viven, han tardado en hacerle el reconocimiento a Bob Dylan.
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