Magnum se pone juguetona
Una exposici¨®n recorre la historia de la c¨¦lebre agencia a trav¨¦s de fotograf¨ªas que reflejan lo l¨²dico
Las guerras, el hambre y la violencia han sido constantes desde que existe el mundo y desde que, en 1947, cuatro fot¨®grafos decidieron, en la terraza del Museum of Modern Art (MoMA), de Nueva York, fundar una cooperativa para defender mejor sus derechos y su trabajo. Del acuerdo que sellaron Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, David Seymour y George Rodger naci¨® Magnum, la gran agencia cuyo nombre vincula la leyenda al tama?o de las botellas de champ¨¢n que trasegaba Capa, y que ha contado en su selecto club con 92 fot¨®grafos en 70 a?os de historia, incluida Cristina Garc¨ªa Rodero, ¨²nico representante espa?ol. Otra espa?ola, Cristina de Middel, aspirante en pruebas para entrar en ese Olimpo fotogr¨¢fico, ha comisariado junto a Martin Parr, leyenda del objetivo, la exposici¨®n Players, que ofrece una retrospectiva de la agencia con im¨¢genes que juegan con lo l¨²dico y la diversi¨®n.
Con el subt¨ªtulo de Los fot¨®grafos de Magnum entran al juego, la muestra re¨²ne casi 200 im¨¢genes de 46 autores en el Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica, de Madrid, hasta el 16 de septiembre. Esta propuesta es un adelanto del festival PHotoEspa?a, que se celebrar¨¢ del 6 de junio al 26 de agosto, y forma parte de la "carta blanca" que la organizaci¨®n del certamen ha dado en esta 21? edici¨®n a De Middel (Alicante, 1975) para organizar cinco exposiciones. En la presentaci¨®n, Parr (Epsom, Reino Unido, 1952), que ingres¨® en Magnum en 1994 y fue su presidente entre 2013 y 2017, ha explicado que de las im¨¢genes que pueden verse, ¡°al menos 160 son descubrimientos¡±, junto a otras m¨¢s conocidas, como la de Bruno Barbey de un ni?o tumbado con su bicicleta sobre las aguas de una orilla en la isla de Reuni¨®n. Una instant¨¢nea que cumple una de las reglas para ser grande, seg¨²n Parr: ¡°Una cierta dosis de ambig¨¹edad¡±.
¡°En Players hay fotos con esa interpretaci¨®n literal del juego y otras m¨¢s abiertas. A veces es solo que el fot¨®grafo se ha divertido tomando esa imagen, es una Magnum menos oficial¡±, ha dicho De Middel, que ha subrayado que el recorrido expositivo est¨¢ montado tambi¨¦n con ese sentido. Es casi un laberinto de paredes en el que se suceden im¨¢genes en blanco y negro y color en m¨²ltiples formatos, sin orden cronol¨®gico ni por autores. Ahora resta saber el efecto que la buscada confusi¨®n causar¨¢ entre los visitantes.
Los comisarios, que se conocen desde que De Middel public¨® Afronautas, el aclamado fotolibro que la dio a conocer en 2012, describieron c¨®mo fue el proceso de selecci¨®n en un archivo tan grande. "Le lanc¨¦ la idea a Martin. Ambos busc¨¢bamos por nuestra cuenta y luego nos mostr¨¢bamos el resultado. Como no somos obcecados, acabamos construyendo un proyecto en el que hemos estado de acuerdo en casi todo", a?adi¨® la ¨²ltimo Premio Nacional de Fotograf¨ªa.
Su compa?ero, que ejerci¨® de cicerone en el paseo con la prensa, se detuvo en un pu?ado de im¨¢genes. Como la serie de Peter Marlow El juego de la pared de Eton (2006), que retrata a chavales embarrados jugando un h¨ªbrido de f¨²tbol y rugby, observados por sus compa?eros. Otra diversi¨®n, unida a todo ni?o, es la de chapotear en un r¨ªo, ya sean los chavales que fotografi¨® Abbas en M¨¦xico o los de Garc¨ªa Rodero en Galicia.
Como la exposici¨®n despliega los distintos significados de players en ingl¨¦s, tambi¨¦n hay sitio para los m¨²sicos, con las elegantes im¨¢genes en blanco y negro de Guy Le Querrec de jazzistas en camerinos o estudios, o los retratos en el escenario de Dennis Stock a Miles Davis y Charles Mingus. Una intensidad que transmite asimismo la magn¨ªfica serie de 12 peque?as fotos en blanco y negro que tom¨® Bruce Gilden en hip¨®dromos de Irlanda en 1996. Ni?os, hombres y corredores de apuestas en contrapicados que enfatizan sus rasgos.
M¨¢s distensi¨®n, incluso sonrisas, trasladan im¨¢genes como la de la mujer pegada al cristal de un escaparate en Hamburgo que devuelve su reflejo de forma que parece escrutarse hasta el ¨²ltimo poro de su nariz. En ese tono, Parr brome¨® sobre la inclusi¨®n de im¨¢genes suyas, como la de los jugadores de ajedrez en las piscinas termales de Budapest: ¡°No quer¨ªa, pero tuve que claudicar¡±. Le siguen atletas, saltadores de trampol¨ªn, ni?os con espadas l¨¢ser, p¨²blico en conciertos¡ Y como de cualquier visitante de Pisa, no falta la turistada del retratado que sujeta la torre inclinada, tomada, eso s¨ª, por un autor con un sentido tan l¨²dico de su oficio como Elliott Erwitt.
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