El sobreviviente
"Hicimos una revoluci¨®n con las convicciones m¨¢s profundas, pero result¨® abortada, fue un fracaso, una frustraci¨®n, un drama", sostiene Philippe Garrel
Una noche de 1975, en compa?¨ªa de una amiga, cenamos con Philippe Garrel en Barcelona, adonde hab¨ªa ¨¦l acudido para presentar su filme La cicatriz interior. Fue la ¨²nica vez en mi vida que le he visto. Lleg¨® vestido de riguroso negro, de los pies a la cabeza, y durante la cena me impresion¨® que tuviera tan fuerte conciencia de ser un artista. Ya en la madrugada, subimos a lo alto del Walden 7, donde all¨ª el impresionado fue ¨¦l. La hermosa vista nocturna que divisamos le hizo hablar de fracaso y suicidio, y sus palabras dejaron en m¨ª una estela de profundo misterio.
Faltaba mucho para que se convirtiera en el que es ahora: un heredero directo de la Nouvelle Vague y del Mayo franc¨¦s. Y era dif¨ªcil entonces prever que en 2018, a los setenta a?os, habr¨ªa dirigido m¨¢s de 30 largometrajes, casi todos en blanco y negro. En el mundo no hay otro cineasta en activo que haya rodado tantas pel¨ªculas en blanco y negro. Ese rasgo de su estilo hace que sus films, por lo general de orden familiar y sin concesiones a lo comercial, parezcan intemporales y al mismo tiempo anclados en el underground de los sesenta, aunque podr¨ªan estar tambi¨¦n ancorados en los or¨ªgenes mismos del cine. Fue Henri Langlois quien le dijo que si tanto le gustaba, no abandonara nunca el blanco y negro, pues a fin de cuentas ¨¦ste no iba nunca a desaparecer: estaba en el origen del cine y no se pod¨ªan negar las ra¨ªces de algo.
Estos d¨ªas se ha estrenado entre nosotros Amante por un d¨ªa, donde Garrel exhibe capacidad de s¨ªntesis y un talento brillante y relajado. Claro que podr¨ªa tratarse de una paz y relajamientos enga?osos. Porque el a?o pasado, en Buenos Aires ¡ªesta semana sus pel¨ªculas se ver¨¢n en el C¨ªrculo de Bellas Artes en Madrid¡ª, unas contundentes declaraciones de Garrel situaron las cosas en su justo y exacto lugar: "Nuestra generaci¨®n es hija de la desesperanza, cre¨ªamos que pod¨ªamos cambiar el mundo. Hicimos una revoluci¨®n con las convicciones m¨¢s profundas, pero result¨® abortada, fue un fracaso, una frustraci¨®n, un drama. Y nadie sale indemne de una derrota as¨ª a los 20 a?os. Jean Eustache se suicid¨® en 1981, Chantal Akerman hace tres a?os. Quedamos algunos trabajando, como Jacques Doillon, Beno?t Jacquot o yo, pero Mayo del 68 nos marc¨® mucho".
Est¨¢ bien recordarlo porque del Mayo franc¨¦s nos olvidamos con frecuencia de los sobrevivientes. Philippe Garrel es sin duda uno de ellos. En 1969 la polic¨ªa le condujo a un manicomio, donde pas¨® por siete torturantes sesiones de electroshock que, seg¨²n dice Garrel, le hicieron abdicar de su libertad creadora. Cuando sali¨®, volvi¨® a filmar, pero ara?aba las paredes, y ya no volvi¨® a ser el mismo. La prueba, dice Garrel, es que se convirti¨® en un padre treinta?ero y esto ya se notaba, seg¨²n ¨¦l, en La cicatriz interior, donde pod¨ªa observarse que de vanguardista radical hab¨ªa pasado a ser un artista consciente de los l¨ªmites de la libertad.
Le conoc¨ª pues cuando ya estaba "acabado". Pero, de haberlo sabido, me habr¨ªa seguido pareciendo tan misterioso como me lo pareci¨® entonces.
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