Pinazo, el reverso de Sorolla, en cinco cuadros del IVAM

El Instituto Valenciano de Arte Moderno ha presentado este mi¨¦rcoles su mayor exposici¨®n sobre Ignacio Pinazo (1849-1916): 200 obras que recorren la vida de un pintor que golpe¨® las puertas que m¨¢s tarde franquearon las vanguardias guiado por una investigaci¨®n personal e intuitiva. Contempor¨¢neo de Sorolla, de quien la muestra incluye algunos cuadros, y rodeado desde ni?o por los mismos escenarios ¡ªValencia, su playa y los pueblos de la huerta que envuelven la ciudad¡ª, Pinazo fue, en cierta forma, su reverso.

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El director del museo, Jos¨¦ Miguel Garc¨ªa Cortes, ha comentado para EL PA?S cinco obras representativas de la exposici¨®n El esp¨ªritu de una ¨¦poca. Ignacio Pinazo en la colecci¨®n del IVAM, compuesta por lienzos, tablas y dibujos, que estar¨¢ abierta un a?o.

D¨¦cadas de pintura en un cuadro. Salida de misa en Godella (1890). A la derecha, el lienzo que retrata a un grupo de personas ante una iglesia es un cuadro del siglo XIX de aliento impresionista. A medida que avanza hacia la izquierda, sin embargo, los contornos de los cuerpos van difumin¨¢ndose hasta transformarse en puras manchas de color y se convierte en un cuadro de otro tiempo, se?ala Cort¨¦s. ¡°La segunda mitad es una obra completamente contempor¨¢nea. Podr¨ªa estar en cualquier museo sobre las vanguardias¡±.

A diferencia de Sorolla, Pinazo no viaj¨® mucho. Nacido en una familia humilde ¡ªsiendo casi un ni?o tuvo que trabajar de panadero y pintor de azulejos, entre otros oficios¡ª, residi¨® unos a?os en Roma y dio clases en Madrid, un trabajo que abandon¨® para regresar a Godella. A pesar de no haber vivido en Par¨ªs ni pisado Londres, Pinazo, afirma el director del IVAM, lleg¨® a conclusiones pict¨®ricas muy avanzadas, captando el mundo en crisis del cambio de siglo.

Playas agitadas. Barcas en blanco (pintura sin fecha). La exposici¨®n intercala varios cuadros de otros pintores, fotograf¨ªas y documentales ¡ªincluido el primer dedicado a Valencia, rodado en 1915 por un equipo holand¨¦s¡ª. El contraste m¨¢s poderoso lo provoca la comparaci¨®n de las escenas del poblado mar¨ªtimo del Cabanyal que hicieron Sorolla y Pinazo. Las hermosas pinturas del primero presentan una imagen idealizada del trabajo en la playa, del gusto de sus clientes burgueses. A su lado, las barcas de Sorolla parecen salidas de otro mar, casi hundi¨¦ndose, sacudidas por una tempestad. ¡°No se distinguen personas a bordo¡±, dice Cort¨¦s, ¡°y transmiten una visi¨®n mucho inquietante de la realidad¡±.

Una obra muy criticada. Autorretrato (1910). Pinazo sufri¨® incomprensiones a lo largo de su carrera. Una de las m¨¢s recurrentes consisti¨® en que los clientes le exig¨ªan que acabara las obras, porque confund¨ªan su estilo desvanecido con un trabajo a medio hacer. Un cuadro especialmente impopular fue el autorretrato que pint¨® seis a?os antes de morir. ¡°Si pasas r¨¢pido delante de ¨¦l puedes pensar que efectivamente le falta factura, que no est¨¢ acabado. Pero si te paras, te das cuenta de que se trata del retrato de un hombre mayor, de alguien a quien le queda poco de vida. Es m¨¢s un an¨¢lisis psicol¨®gico que una fotograf¨ªa. Y los trazos plantean la idea de que el tiempo pasa, de que la existencia se acaba y uno es incapaz de retenerla¡±.

Captar el instante. Figura femenina (1889). La cabeza de la mujer del cuadro est¨¢ retratada de forma figurativa, pero el resto del cuerpo va deshaci¨¦ndose hasta llegar a los pies, que carecen de dedos y han sido reducidos a borrones de pintura. Pinazo aspiraba a sugerir as¨ª movimiento, transformaci¨®n y paso del tiempo frente a la idea de obra permanente, indica el director del IVAM, una v¨ªa que m¨¢s tarde exploraron la fotograf¨ªa y el cine.

Fantasmas. Las cuevas de Godella (1885). En el estilo antiacademicista que defini¨® a Pinazo, los cuerpos se confunden con el paisaje en una especie de fusi¨®n de la naturaleza. ¡°Una parte del cuadro recuerda a la pintura abstracta. Y otra, en cambio, al expresionismo¡±, afirma el director del IVAM. ¡°La cara del personaje que est¨¢ en primer t¨¦rmino no tiene ojos, ni boca, ni cara. Hay otras que podr¨ªan pasar por fantasmas. Y hay que recordar que es una obra de 1885¡±.

Un autor contra la pomposidad

Pinazo pint¨® cuadros solemnes, como el monumental ?ltimos momentos del rey don Jaime (1881), propiedad del Museo del Prado. Pero la exposici¨®n del IVAM, cuyo comisario es Josep Salvador, hace hincapi¨¦ en su progresiva huida de la pomposidad y los retratos de grandes personajes y su creciente apego por los temas cotidianos. Escenas protagonizadas por gente an¨®nima en el mundo cada vez m¨¢s urbano, y a la vez todav¨ªa muy rural, de su ¨¦poca.