¡°Hemos perdido el 99% de la literatura latina¡±
La historiadora Catherine Nixey estudia el momento en el que el cristianismo se hizo con el control del antiguo Imperio romano
Catherine Nixey, periodista brit¨¢nica de 37 a?os, se ha sumergido en su primer libro en uno de los periodos m¨¢s importantes y, parad¨®jicamente, menos conocidos de la historia de Occidente: cuando el cristianismo logr¨® dominar el espacio que alguna vez ocup¨® Roma y se produjo entonces, muchas veces en manos de turbas fan¨¢ticas, la mayor destrucci¨®n de arte que ha conocido la historia. Uno de los escenarios en los que transcurre La edad de la penumbra. C¨®mo el cristianismo destruy¨® el mundo cl¨¢sico (Taurus; traducci¨®n de Ram¨®n Gonz¨¢lez F¨¦rriz) es Palmira, la misma ciudad que, muchos siglos m¨¢s tarde, sufri¨® un nuevo asalto destructor por parte de otros fan¨¢ticos, en este caso los terroristas isl¨¢micos del Estado Isl¨¢mico (ISIS). Pese a que ese periodo ha entrado en la cultura popular gracias al filme de Alejandro Amen¨¢bar?gora y a los miembros de la secta de monjes fan¨¢ticos llamados gorriones en Juego de tronos, ha sido objeto de pocos estudios hist¨®ricos profundos, por eso su libro tuvo una gran repercusi¨®n cuando se edit¨® en el mundo anglosaj¨®n el a?o pasado.
Su ensayo arranca y acaba en el mismo momento, cuando, en el a?o 532 de nuestra era, un grupo de fil¨®sofos capitaneados por Damascio ?¡ªcuya obra se ha perdido casi en su totalidad¡ª abandona Atenas y con ellos se cierra la Academia, que fund¨® Plat¨®n mil a?os antes. Es inevitable sentir cierta melancol¨ªa ante esa ruptura radical con el pasado y, por otro lado, alguna forma de temor, al comprobar que ese velo oscuro de fan¨¢ticos ha regresado a una parte de Oriente Pr¨®ximo. Nixey visit¨® Madrid el jueves, cuando tuvo lugar esta entrevista.
¡°Existen muchos relatos de la antig¨¹edad que hablan de monjes barbudos que destruyen estatuas. Es imposible no establecer paralelismos¡±
PREGUNTA. Siempre hemos tenido la idea de que los romanos persiguieron a los cristianos, pero seg¨²n su libro fue m¨¢s bien al rev¨¦s. ?Fueron realmente los cristianos los que persiguieron a los romanos?
RESPUESTA. Los romanos persiguieron a los cristianos, pero mucho menos de lo que nos han contado. Despu¨¦s de llegar al poder, los cristianos persiguieron a los romanos de una forma mucho m¨¢s eficaz. Es uno de los motivos por los que hoy hay 2.000 millones de cristianos y no queda nadie que podamos llamar pagano.
P. ?Fue entonces la violencia el motivo por el que se impuso el cristianismo en Roma?
R. Era sin duda un arma poderosa. Lo que me ense?aron cuando era peque?a, y mi padre y mi madre eran religiosos antes de colgar los h¨¢bitos para casarse, fue que los romanos imped¨ªan a los creyentes mostrarse como cristianos, y que cuando Constantino se convierte en el a?o 313 se produjo un gran alivio y la gente empez¨® a mostrarse abiertamente cristiana. Pero no era verdad. S¨®lo el 10% de los habitantes del Imperio eran cristianos en ese momento. Cien a?os m¨¢s tarde, las cifras hab¨ªan dado la vuelta. Otros 100 a?os despu¨¦s, los cristianos ya dec¨ªan que no quedaban paganos. Por el camino se destruyeron las estatuas de Palmira y tambi¨¦n el templo m¨¢s bello de la antig¨¹edad, el de Serapis, en 392¡
P. ?No era normal en la antig¨¹edad destruir los s¨ªmbolos de poder y religiosos de un pueblo que hab¨ªa sido derrotado? Fue lo que hicieron, por ejemplo, los romanos en Cartago. ?No era la forma en que se hac¨ªan las cosas en aquellos siglos?
R. Lo interesante es que se trata de una toma de poder dentro del propio Estado, no de una potencia extranjera que se apodera del pa¨ªs. Es una ideolog¨ªa que creci¨® dentro del Imperio romano, lleg¨® al poder y a continuaci¨®n elimin¨® cualquier otra ideolog¨ªa. Nadie puede decir que los romanos eran liberales, cuando tomaban una ciudad pod¨ªan ser brutales y en la guerra eran despiadados. Pero Cartago supon¨ªa un peligro para su existencia. El cristiano no se enfrentaba a ninguna amenaza existencial: era una ideolog¨ªa persiguiendo a otra hasta acabar con ella.
P. Su libro empieza y acaba con Damascio, el ¨²ltimo fil¨®sofo del mundo pagano. ?Por qu¨¦ fue tan importante?
R. Cuando los historiadores hablan del principio de los A?os Oscuros, la fecha que utilizan es la expulsi¨®n de Damascio de Atenas por el emperador Justiniano en el a?o 529. Damascio era un pensador muy carism¨¢tico, un defensor inagotable de la filosof¨ªa griega. Fue el ¨²ltimo responsable de la famosa Academia que fund¨® Plat¨®n y cuyas ense?anzas se prolongaron durante mil a?os. El emperador hab¨ªa decretado que todo el mundo ten¨ªa que estar bautizado y que una vez que te convert¨ªas en cristiano, si volv¨ªas al paganismo, pod¨ªas ser ejecutado o exiliado y perd¨ªas todas las propiedades. Hab¨ªan asesinado a Hipatia, colgado de los pies al hermano de Damascio y le hab¨ªan golpeado para que delatase a los otros fil¨®sofos. Entonces, Damascio y sus compa?eros, que trataron de mantener la filosof¨ªa cl¨¢sica durante el periodo final del Imperio romano, abandonan Atenas hacia el exilio.
P. ?Qu¨¦ pens¨® cuando vio que Palmira era de nuevo el objetivo de la furia religiosa fan¨¢tica?
R. Me impresion¨® much¨ªsimo. Existen muchos relatos de la antig¨¹edad que describen a monjes barbudos que aterrorizaban a todo el mundo y que destru¨ªan templos. Cuando ves lo que hace el ISIS es imposible no establecer paralelismos. Una estatua destruida en Palmira en la antig¨¹edad fue destrozada de la misma manera por el ISIS, le rompieron los brazos y la decapitaron. Es la forma m¨¢s agresiva del monote¨ªsmo, que rechaza cualquier cosa que no se adapte a sus principios.
P. ?Podemos decir que el testigo de este tipo de extremismo religioso ha sido retomado por el islamismo radical? Las descripciones que realiza en su libro de los asaltos en los siglos IV y V se parecen bastante a lo que ha ocurrido en Kabul bajo los talibanes o Mosul bajo el ISIS: atacaban a la misma gente y las mismas cosas¡
R. No s¨¦ si existe una l¨ªnea intelectual, pero desde luego existen paralelismos muy inquietantes. Se trata de sociedades dominadas por hombres, represivas, basadas en una teolog¨ªa en la que no puede existir la disensi¨®n. Los cristianos ya dec¨ªan entonces que la m¨²sica y la danza deb¨ªan prohibirse. Y el sexo, naturalmente, porque viv¨ªan bajo un Dios que lo ve¨ªa todo, algo que extra?aba a los paganos, que respond¨ªan que si los dioses no ten¨ªan nada mejor que hacer que observar lo que hac¨ªan en casa. Los paralelismos son chocantes y tambi¨¦n cuando piensas en aquellos que quieren ser m¨¢rtires para ir al cielo¡ La mayor¨ªa de los cristianos no eran as¨ª, ni tampoco lo son la mayor¨ªa de los musulmanes, pero es muy chocante contemplar c¨®mo regresa ese fanatismo¡
P. Dice en su libro que en ese momento de toma de poder del cristianismo se produjo la mayor destrucci¨®n de arte y cultura de la historia de la humanidad. ?No es una exageraci¨®n?
R. Se han producido muchas grandes destrucciones, pero lo que narran otros historiadores es que se trata de la mayor destrucci¨®n de historia del arte que ha contemplado la humanidad.
P. ?Y se perdieron entonces m¨¢s del 90% de los textos cl¨¢sicos?
R. No en ese momento, sino desde la cristianizaci¨®n de Roma y durante los siglos posteriores. Hubo grandes quemas de libros, como la destrucci¨®n de la Biblioteca de Alejandr¨ªa, pero la mayor parte se produjo porque la Iglesia dio la espalda a la cultura cl¨¢sica, la consideraba sospechosa, la demoniz¨® y determin¨® que estaba relacionada con el demonio. El 90% de la literatura griega se pierde entonces y el 99% de la latina.
P. Pero luego los monjes fueron los que salvaron esos textos. ?Cu¨¢ndo se produce el cambio?
R. Se vivieron varios renacimientos, en la ¨¦poca de Carlomagno, en Bizancio en torno al siglo X. Pero incluso entonces, 700 a?os despu¨¦s de Constantino, segu¨ªa siendo peligroso preguntar por esos autores. Y durante el siglo XII sigui¨® aumentando el inter¨¦s y luego se produjo el Renacimiento. Digamos, que si un texto hab¨ªa logrado llegar hasta entonces, ya estaba a salvo. Pero en muchos casos se trataba de documentos ¨²nicos. De C¨¢tulo, por ejemplo, solo se conserva un manuscrito.
Babelia
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