?Qui¨¦n quiere ser acad¨¦mico sueco?
El autor sostiene que los encargados de elegir el Nobel de Literatura deber¨ªan cambiar cada cuatro a?os para evitar "el machismo y la arrogancia" que han llevado a la crisis actual
La crisis de la Academia Sueca no se ha terminado, en absoluto. M¨¢s bien, se ha hecho m¨¢s profunda. Es un drama tan fascinante como cruel, que ni Shakespeare ni las mentes m¨¢s creativas de Netflix podr¨ªan haber imaginado crear. La Academia tiene una gran importancia en la vida cultural, la literatura y la lengua suecas, por lo que es comprensible que los ¨²ltimos acontecimientos tengan repercusiones. Los suecos han pasado a verla con gran escepticismo y casi repugnancia, porque ha hundido la reputaci¨®n del pa¨ªs en el mundo. Y es una opini¨®n compartida en muchos otros pa¨ªses.
La confianza del mundo exterior en la Academia se ha desvanecido porque no hizo frente al acoso sexual, la corrupci¨®n y las filtraciones de manera r¨¢pida, clara ni uniforme, a pesar de las sospechas de que se hab¨ªan cometido delitos. Ese es probablemente el motivo de que haya decidido prescindir de su tarea m¨¢s glamurosa e importante: designar a la persona que va a recibir el Premio Nobel de Literatura este a?o. Con la p¨¦rdida de credibilidad que ha sufrido, es prudente interrumpir esa labor. Adem¨¢s, en estos momentos, solo quedan 10 miembros, y la pregunta es, despu¨¦s de que tantos escritores hayan dejado vac¨ªos sus puestos, si los miembros que quedan son realmente los que tienen mayor sensibilidad literaria.
Despu¨¦s de pasar juntos todos los jueves durante a?os construyeron una sociedad de bombos mutuos. Pusieron la amistad por delante de la responsabilidad de proteger la instituci¨®n
El Nobel es el premio literario m¨¢s importante del mundo y muchos cr¨ªticos creen que hacen bien en posponer el premio hasta 2019. Seg¨²n ellos, la Academia Sueca debe demostrar que se toma la crisis en serio y evitar que el posible ganador vea su nombre asociado a los esc¨¢ndalos. Otros, sin embargo, alegan que tal decisi¨®n no va a beneficiar a nadie porque la principal causa de la crisis no ha tenido nada que ver con la literatura sino con la forma de entender la importancia del abuso sexual. Adem¨¢s, ?acaso la credibilidad de la Academia se habr¨¢ repuesto el a?o que viene? Lo m¨¢s probable es que no si contin¨²an desarroll¨¢ndose a la vista del p¨²blico las violentas peleas entre sus miembros.
El ¨²ltimo incidente son las acusaciones del hist¨®rico acad¨¦mico Per W?stberg en una entrevista a un peri¨®dico italiano. W?stberg escribi¨® hace unos a?os una carta al rey en la que recomendaba encarecidamente que Jean-Claude Arnault, apodado ¡°el perfil cultural¡± por los medios suecos, recibiera un sueldo vitalicio del Estado por sus contribuciones a la cultura. Hoy, W?stberg dice que Arnault es un delincuente, obsesionado con las mujeres, y que su esposa, la tambi¨¦n acad¨¦mica Katarina Frostenson, es una mentirosa que llen¨® la Academia de falsedades. En ocasiones anteriores, Arnault ha negado las alegaciones. Ahora ha respondido a las declaraciones de W?stberg en un correo electr¨®nico, a trav¨¦s de su abogado, que las considera una grave acusaci¨®n contra su mujer y ¨¦l. Y a?ade que ¡°va a decidir por su parte si emprender acciones legales para refutar la caza de brujas contra su mujer y ¨¦l¡±. W?stberg dice en la entrevista que en el plazo de un mes se elegir¨¢ a otros tres escritores como nuevos miembros de la Academia. Hace unos d¨ªas, el rey de Suecia decret¨® que los acad¨¦micos pueden abandonar la instituci¨®n y no tienen obligaci¨®n de quedarse hasta su muerte. En definitiva, 232 a?os despu¨¦s, la vieja instituci¨®n ha dado los primeros pasos para acercarse a los criterios de la sociedad moderna.
?Pero qui¨¦n va a querer ahora ser miembro de la Academia, cuyo lema es ¡°genio y buen gusto¡±?
La crisis ha demostrado que esta instituci¨®n, en otro tiempo magn¨ªfica, est¨¢ habitada por personas muy corrientes, que no han actuado como genios con buen gusto. Las mismas personas que permanecen en ella son las que han contribuido enormemente a su decadencia moral, por lo que deber¨ªan haber dejado sus puestos. Son los miembros que, despu¨¦s de pasar juntos todos los jueves durante a?os, comiendo y bebiendo en un restaurante car¨ªsimo que es propiedad de la Academia, construyeron una sociedad de bombos mutuos. Pusieron la amistad y otros factores irrelevantes por delante de la responsabilidad de proteger la integridad de la instituci¨®n. Su presencia en ella durante tanto tiempo ha contribuido a la corrupci¨®n, a los intentos de ocultar graves violaciones de las reglas causadas por la estupidez, el machismo y la arrogancia. Son los que han convertido la Academia en una instituci¨®n cerrada y patriarcal en la que predomina la cultura del silencio.
Deber¨ªan dimitir todos los miembros de la Academia, para que sea posible escoger a gente nueva. Hay muchos ling¨¹istas, escritores y abogados suecos destacados que no han entrado en la Academia porque no encajaban en la camarilla actual. Solo una gente as¨ª puede restablecer la reputaci¨®n de la Academia. Sobre todo si se introduce una nueva norma: que nadie pueda permanecer en ella m¨¢s de cuatro a?os. Ha llegado la hora de que llame a la puerta de la Academia una nueva era.
Gabi Gleichmann es escritor sueco, autor de El elixir de la inmortalidad (Anagrama).
Traducci¨®n de M. Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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