En la Fuente de la eterna juventud
En San Agust¨ªn, Florida, se puede visitar el legendario manantial de Ponce de Le¨®n, y beber de ¨¦l
Aprovechando un viaje de trabajo he visitado la Fuente de la eterna juventud. Y he bebido. De momento no me noto nada, pero tambi¨¦n es verdad que estoy con jet lag. Igual es progresivo y empieza porque se te vayan las canas, como si te pusieras just for men.
Supe de la legendaria fuente por primera vez de ni?o leyendo la biograf¨ªa de Juan Ponce de Le¨®n en un libro de la colecci¨®n Araluce. En la portada, que reproduc¨ªa una l¨¢mina del interior, se ve¨ªa al c¨¦lebre conquistador y descubridor de La Florida en una playa espada en mano y con la rodilla atravesada por una largu¨ªsima flecha: la herida que puso fin a su carrera y le mat¨®. Se cuenta que Ponce de Le¨®n lleg¨® a las costas de Florida en busca de la m¨ªtica fuente para rejuvenecerse ¨¦l o enviado por el viejo rey Fernando, a la saz¨®n no muy cat¨®lico y reci¨¦n casado con una mujer 35 a?os m¨¢s joven, que ya es motivo para revigorizarte. En realidad, Ponce andaba en pos de nuevas tierras que explotar para la corona y para s¨ª mismo. El caso es que, buscando la isla m¨ªtica de Bimini, pas¨® con su flota de tres barcos Cabo Ca?averal (que a¨²n no estaba en funcionamiento) y arrib¨® a una zona cercana a lo que hoy es San Agust¨ªn en la que desembarc¨® en 1513, denominando a aquel lugar Florida, tanto por su esplendor vegetal como por la fecha, la Pascua florida.
Parece que lo de ir en busca de la fuente de marras, que Ponce no menciona en ninguno de sus escritos, en los que en cambio habla mucho del sin duda m¨¢s aburrido cultivo de la yuca, es algo que le atribuyeron luego para desprestigiarlo, haci¨¦ndole quedar como un visionario fantasioso, un tonto, vamos. El cronista Hernando de Escalante Fontaneda (sic), que pas¨® 17 a?os cautivo de los indios, lo que al parecer no le quit¨® el sentido del humor, apunta que ¡°es cosa de risa¡± que el conquistador buscara en Florida el flujo reparador y se dedicara, dice, a beber en cada fuente y a ba?arse en cada r¨ªo. Esto ¨²ltimo no es muy recomendable dada la abundancia de caimanes.
M¨¢s de 500 a?os despu¨¦s, sin flota y sin tantas expectativas (excepto la de ver, precisamente, caimanes), llegaba yo el otro d¨ªa a San Agust¨ªn, a dos horas al norte de Orlando, para enterarme, con el natural regocijo, de que en las afueras de la bonita ciudad, la primera construida por europeos en lo que hoy es EE UU, se encontraba la Fuente de la Juventud, y era visitable, de 9 a 18 horas. Acud¨ª al lugar, en Magnolia Avenue, sin perder tiempo y pensando que a ver si por esc¨¦ptico me iba a quedar yo sin recuperar el cuerpo serrano de cuando estudiaba pantomima, por ejemplo. El que me hicieran un descuento por mi edad en las taquillas, rebaj¨¢ndome la entrada de 15 a 14 d¨®lares, supuso un buen ba?o de realismo.
The Fountain of Youth Archeological Park es como una especie de parque tem¨¢tico considerado junto con la Alligator Farm la atracci¨®n m¨¢s antigua de Florida (1904), precediendo con mucho Disney World. Entre los atractivos que ofrece figuran la reconstrucci¨®n de un pueblo de los indios timucua y de la primera misi¨®n de Florida, Nombre de Dios (1587), as¨ª como que cada d¨ªa disparan un viejo ca?¨®n espa?ol y varios mosquetes para espanto de los pel¨ªcanos.
Yo corr¨ª hacia el emplazamiento de la fuente, aunque luego lo pens¨¦ mejor y reduje el paso, no fueran a pensar que no necesitaba tomar las aguas. La fuente en s¨ª, que se encuentra en una especie de cueva, est¨¢ entre dos dioramas con conquistadores e indios de forma que parece que te has metido en el set de una pel¨ªcula de Indiana Jones. Sobre una repisa hay un oxidado casco que parece el del mism¨ªsimo Ponce y en una vitrina una serie de artefactos hallados en las excavaciones de alrededor. Se suministran unos vasitos de pl¨¢stico ¨Csimilares a los que se emplean para dar la medicaci¨®n en los centros de d¨ªa- y con ellos puedes beber de la fuente que brota en tres chorritos entre unas misteriosas luces azules.
El agua est¨¢ desagradablemente tibia y tiene un sabor sulfuroso, desde luego no es Agua de Viladrau. Pero en fin, todo sea por rejuvenecer. Hay quien la bebe con fruici¨®n y esperanza y quien se lo toma a cachondeo. Al ser d¨ªa laborable y temporada tur¨ªstica baja no tard¨¦ en quedarme solo en el manantial aprovechando para beber largos tragos, uno incluso con el casco de Ponce puesto. Espero no haber abusado y despertarme un d¨ªa en p¨¢rvulos o teniendo que volver a pasar la selectividad.
Para dar ambiente, en un muro cuelga una pintura en la que se ve a un Ponce anciano (y eso que muri¨® a los 47 a?os) observando con mirada libidinosa a trav¨¦s de la espesa maleza a un grupo de j¨®venes indias desnudas que se ba?an (innecesariamente, desde mi punto de vista) en la fuente. Esper¨¦ un buen rato, pero las indias no aparecieron. Quien s¨ª lo hizo fue un guardia al que no solo no le extra?¨® que llevara puesto el casco de Ponce sino que accedi¨® a tomarme una foto de recuerdo. Me explic¨® que la Fuente de la Juventud recibe 175.000 visitantes al a?o pero que no sabr¨ªa decir cu¨¢ntos de ellos rejuvenecen efectivamente porque no los vuelve a ver o quiz¨¢ no los reconoce. Para m¨ª que el tipo hab¨ªa bebido otro elixir de la vida de mayor graduaci¨®n y estaba de guasa.
El rastro del manantial puede seguirse, me inform¨®, hasta 1868, cuando el florista H. H. Williams adquiri¨® el terreno para cultivar frutos y flores y cav¨® para desenterrar un pozo artesiano que hab¨ªa quedado sepultado por un terremoto. En 1868, Williams abri¨® el parque al p¨²blico, pero este no se convirti¨® en atracci¨®n tur¨ªstica hasta 1900 cuando Luella Day McConnell (aka Diamond Lil) compr¨® la propiedad y promovi¨® la zona como la del desembarco de Ponce de Le¨®n, a?adiendo con gran sentido del negocio lo de la Fuente de la Juventud.
De vuelta, y mientras me palpaba a ver qu¨¦, record¨¦ que seg¨²n Piratas del Caribe 4, en mareas extra?as -con este tema cualquier fuente (!) es buena-, para beber con resultados del manantial m¨¢gico es necesario hacerlo en un c¨¢liz de plata en el que se ha depositado una l¨¢grima de sirena. Ten¨ªa que regresar. Aunque San Agust¨ªn est¨¢ extra?amente lleno de reproducciones de sirenas, cuesta encontrar una de verdad. Nadie dijo que rejuvenecer fuera ser f¨¢cil.
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