Los otros rostros y lugares de Agn¨¨s Varda

Hay complicidad genuina en el viaje en carretera del artista visual JR (Par¨ªs, 1983) y la fot¨®grafa y cineasta Agn¨¨s Varda (B¨¦lgica, 1928). Juntos recorren varios pueblos franceses subidos en un cami¨®n que hace las veces de foto-mat¨®n gigante. Las instant¨¢neas resultantes construyen el documental Caras y Lugares, que opt¨® a un Oscar a principios de 2018.

Adem¨¢s de enfocar a una Francia realista y encantadora, despojada de los filtros de glamur y romanticismo con los que el pa¨ªs se vende ante el resto del mundo, ambos creadores dejan un poco de piel en el proyecto.

Varda, que cumple 90 a?os este 30 de mayo, es probablemente el mito cinematogr¨¢fico m¨¢s terrenal. La ¨²nica directora relacionada con el n¨²cleo duro de la nouvelle vague, escogi¨® desde el inicio de su carrera transitar la mayor parte de ella por un g¨¦nero mucho m¨¢s discreto como el documental.

¡°Siento verdadera admiraci¨®n por los actores, pero soy t¨ªmida y me coh¨ªbo cuando trabajo con ellos. Prefiero pasar horas y d¨ªas enteros con gente real, para que puedan decir lo que quieran decir, incluso aunque est¨¦n equivocados¡±, nos explicaba en una tarde de verano de 2014, antes de recoger uno de los muchos premios a su carrera.

Estos son cuatro de los grandes documentales de su carrera que est¨¢n, de un modo u otro, hermanados con la afectiva antropolog¨ªa de Caras y lugares.

'Los espigadores y la espigadora' (2000)

Al igual que en su nuevo documental, la belga recorre los rincones de Francia mostrando la vida de aquellos que se agachan para seguir cultivando la tierra y recolectar sus frutos y los que lo hacen en entornos urbanos para recoger las sobras que derrocha la sociedad de la abundancia. Con su c¨¢mara digital de mano, observa a distintas versiones de espigadores y les interroga sobre sus motivaciones.

Se top¨® con el tema sin buscarlo, como le ha ocurrido con tantos otros de sus proyectos. Sentada en un caf¨¦ de Par¨ªs, frente a un mercado callejero, observ¨® c¨®mo un grupo de personas llegaba al final de la jornada para recolectar las sobras que quedaban. La escena le record¨® a Las espigadoras, el cuadro que Millet pint¨® en el siglo XIX y que cuelga de las paredes del cercano Museo de Orsay.

'Daguerrotipos' (1976)

La panadera, el carnicero y los estanqueros de la parisina calle Daguerre, en la que Varda vivi¨® durante m¨¢s de 20 a?os, cuentan a c¨¢mara aspectos de su vida. Son las historias de amor, las esperanzas y miedos de sus vecinos las que componen estas fotograf¨ªas en movimiento, que tambi¨¦n conectan con su nuevo documental rodado junto a JR.

La emocional sociolog¨ªa de la belga est¨¢ inspirada esta vez por un matrimonio que regenta una perfumer¨ªa. A partir de ah¨ª, la directora se fija en los detalles y en todas esas vidas ancladas tras los mostradores del cada vez menos presente peque?o comercio, y que a menudo quedan silenciadas por lo cotidiano. Su c¨¢mara registra tambi¨¦n los olores y sabores propios del barrio.

'Mur Murs' (1980)

Puede parecer una asociaci¨®n forzada la de JR y Varda, a los que separan m¨¢s de medio siglo de vida. Pero su uni¨®n es en realidad bastante org¨¢nica. La cineasta y fot¨®grafa, llena de energ¨ªa, inici¨® pasados los 70 a?os una tercera vida creativa como artista visual, campo en el que el franc¨¦s tiene amplia experiencia a pesar de su juventud.

JR es uno de los nombres m¨¢s poderosos del arte urbano. Ha hecho de gigantescas fotograf¨ªas una nueva forma de graffiti con conciencia social. El suelo de la Flatiron Plaza de Nueva York, un muro de la frontera de M¨¦xico o fachadas de rascacielos de R¨ªo de Janeiro le han servido de soporte a sus obras.

En Mur Murs, juego de palabras con los t¨¦rminos murmullos y muros, la directora recorr¨ªa los murales de la ciudad de Los ?ngeles para mostrar las distintas formas de expresi¨®n de una ciudad multicultural. Aprovechaba tambi¨¦n para observar con su innata curiosidad otras disciplinas urbanas como el tatuaje y el skate.

'Las playas de Agn¨¨s' (2008)

En Caras y lugares, Varda ofrece alguna pincelada de su biograf¨ªa. En especial en su peculiar encuentro final con Jean- Luc Godard. Diez a?os antes, la cineasta y fot¨®grafa firm¨® su autorretrato completo. Con ¨¦l demuestra que, adem¨¢s de ser una observadora llena de empat¨ªa, es igual de generosa cuando aborda sus documentales desde la primera persona.

Desde una playa de la costa belga inicia el viaje por su pasado narrada con la naturalidad y ternura con la que una abuela contar¨ªa an¨¦cdotas de vida a sus nietos. Saltando de una orilla a otra, junto al mar o al r¨ªo, habla de sus padres, de sus primeras pel¨ªculas y de su amor por el tambi¨¦n director Jacques Demy, con quien estuvo casada m¨¢s de 30 a?os hasta que falleci¨® en 1990.

Es la historia de una mujer de la Europa del siglo XX, tan mundana y tan especial como cualquier otra, que demuestra que vivir puede ser un triunfo en s¨ª mismo. Aunque parece un ep¨ªlogo, este documental tambi¨¦n parece un caluroso saludo para todos aquellos que no conozcan a su protagonista.