Que no salte el prejuicio
'El color amaranto' re¨²ne todos los cuentos de Antonio Ferres y es la mejor oportunidad para desanclar definitivamente al autor de la inducci¨®n estrictamente realista
Vista de cerca, sin reclamos profesorales, a la homog¨¦nea generaci¨®n llamada del medio siglo se le ven demasiado los costurones. Cierto que la prosa que caracteriz¨® su compromiso pol¨ªtico ha determinado su adscripci¨®n realista, pero lo que entonces reflejaban esos libros tiene hoy las trazas de una pesadilla si se leen haciendo emerger su r¨¦plica simb¨®lica, cosa nada dif¨ªcil a poco que nos empe?emos. Por lo dem¨¢s, la mayor¨ªa de sus miembros, aunque leales al convenio ideol¨®gico de no desistir de la denuncia, optaron por registros m¨¢s serpenteantes, sin prescindir de la veracidad, pero desvi¨¢ndose de los rudimentos de la cr¨®nica. El caso de Antonio Ferres (Madrid, 1924) es singularmente pesaroso al mantenerlo anclado, a pesar de su copiosa obra, como autor de La piqueta (1959) y Los vencidos (1962), y esta novela no se pudo leer, por la acci¨®n de la censura y luego por el olvido, hasta la edici¨®n de Gadir de 2005. De modo que Ferres parece un escritor en irrupci¨®n constante, precisamente gracias a la editorial Gadir, que lleva a?os recuperando los libros de quien resignadamente titul¨® sus recuerdos autobiogr¨¢ficos Memorias de un hombre perdido (Debate, 2002).
En El color amaranto se re¨²nen todos sus cuentos, y es la mejor oportunidad para definitivamente desanclarlo, sin traumatismo, de la inducci¨®n estrictamente realista. Aunque no faltan tenaces ejemplos de un uso notarial de la prosa, que apenas se eleva del reportaje, la mayor¨ªa se subsume en una verificaci¨®n se dir¨ªa metaf¨ªsica. No se preocupa Ferres de seguir una l¨ªnea argumental, y sus meandros por la memoria de los personajes sugieren una on¨ªrica exploraci¨®n en tortuosos climas de calamidad y claudicaci¨®n. Sorprende la mezcla de g¨¦neros, la saturaci¨®n de sensaciones actuales y abstractas que conlleva un paseo ¨Ccaminan mucho los personajes de Ferres¨C, que en el trayecto impone la solicitud de aquello que la propia memoria no consigue concretar, aun trat¨¢ndose de una experiencia decisiva. O bien, como sucede en ¡®El extra?o mundo¡¯, la duda de no haber mirado a la mujer al salir de casa obliga al personaje a regresar para cerciorarse de que sigue en el dormitorio. Esta necesidad de corroboraci¨®n, tras un brote de culpa, resulta medular en muchos cuentos. Y no se apoya en la tensi¨®n dram¨¢tica, sino en la eficiencia de la escritura, a la manera de Ch¨¦jov, con vetas de Faulkner y una innegable impronta de verdad que ya elogi¨® Max Aub.
El color amaranto. Cuentos completos. Antonio Ferres. Gadir, 2018. 406 p¨¢ginas. 19,50 euros
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