Cuando M¨¤xim Huerta regal¨® un libro firmado a Pedro S¨¢nchez

Cuando el PSOE se hundi¨® en las urnas despu¨¦s de la etapa Zapatero y ped¨ªa limosna de atenci¨®n, pocos fueron los que se arrimaron a sus c¨ªrculos. La derrota apesta. Y en la izquierda, adem¨¢s, cala un pesimismo de final de ciclo sin remedio ni posibilidad de remontada. As¨ª que quien aparece en mitad de dicho estado de ¨¢nimo queda grabado en las retinas y apuntado en las libretas.

Fue el caso de M¨¤xim Huerta. Hace seis a?os, los responsables de pol¨ªtica cultural del partido con Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora en el Congreso e Iban Garc¨ªa, en la Ejecutiva, como cabezas visibles, convocaban reuniones a las que no asist¨ªa casi nadie salvo los muy convencidos. Resultaba urgente construir sobre las ruinas y apuntalar nuevos liderazgos con otras visiones. En alguno de los encuentros con S¨¢nchez, solitario entre estrategas, apareci¨® M¨¤xim Huerta. Una rareza que contaba con un padrino valenciano: el dirigente Andr¨¦s Perell¨®, de la corriente Izquierda Socialista que apoy¨® a Pedro S¨¢nchez.

Al nuevo ministro de Cultura y al actual secretario de Justicia y Nuevos Derechos de la Ejecutiva del PSOE les une una larga amistad. Huerta naci¨® en Utiel, pero muy pronto su familia se traslad¨® a Bu?ol, a unos 40 kil¨®metros de Valencia. All¨ª, Perell¨®, de 60 a?os, ejerci¨® de alcalde entre 1991 y 1995. Entonces, el periodista se estrenaba en el oficio tras estudiar la carrera en la Universidad CEU San Pablo de Valencia. Aprendi¨® correctamente el valenciano (ni en Utiel ni en Bu?ol suele ser la lengua materna) y empez¨® a dar la cara en la televisi¨®n auton¨®mica Canal 9.

A?os despu¨¦s, cuando el l¨ªder socialista empezaba a abrirse camino, nadie daba un euro por ¨¦l. Para m¨¢s inri, era guapo. Aunque eso tambi¨¦n ten¨ªa sus ventajas. Ante otro p¨²blico. El de la televisi¨®n masiva y en abierto. Y dentro del medio, el m¨¢s cercano a las clases populares. Telecinco. Sin complejos. Y dentro de Telecinco, ya puestos, S¨¢lvame. Es decir, lo inconcebible en la estrategia pol¨ªtica del siglo XX. Pero no para la posmodernidad del XXI.

De ah¨ª, hacia arriba, llegamos al programa de Ana Rosa Quintana. M¨¤xim Huerta trabajaba entonces entre sus fijos y entrevist¨® a S¨¢nchez. Era una de las caras visibles y el sustituto en las ausencias de la diva cat¨®dica. Un chico serio, formal y sensato en mitad de una corrala que revienta shares desde hace d¨¦cadas. Fue abri¨¦ndose paso en la profesi¨®n mientras al tiempo escrib¨ªa novelas. Seis hasta el momento, con La noche so?ada (Espasa) como hito y Premio Primavera en 2014.

Desde que S¨¢nchez acudi¨® al programa de Ana Rosa, ambos hicieron buenas migas. Tanto que el nombramiento ha venido principalmente por gusto y convencimiento del propio presidente. Baraj¨® otras opciones no confirmadas, pero el nombre estaba en su cabeza desde hac¨ªa tiempo y la urgencia demandaba pocos titubeos. El pasado domingo se lo propuso. Huerta acept¨®.

Su relaci¨®n hab¨ªa seguido. En horas bajas, cuando a S¨¢nchez lo defenestraron de su cargo, Perell¨® propuso a Huerta que le acompa?ara a una reuni¨®n con el hoy presidente del Gobierno y Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Tapias, entonces l¨ªder de Izquierda Socialista. ¡°Me acuerdo que les regal¨® una de sus novelas firmadas¡±, apunta Perell¨®. El periodista, perfil progresista pero sin clan desde el punto de vista ideol¨®gico, estaba ah¨ª. Cuando los que se encontraban en el hoyo m¨¢s pod¨ªan fijarse en ¨¦l y, qui¨¦n sabe, premiar el gesto con el tiempo. Consolidaron desde entonces una buena relaci¨®n que ha desembocado en su nombramiento.

En la estrategia de S¨¢nchez cabe adem¨¢s un golpe de efecto medi¨¢tico dirigido a mayor¨ªas que no est¨¢n en el ajo. Una especie de ministro del pueblo que imprima aire fresco a un gabinete de expertos incontestables. Como una evidente v¨¢lvula de escape, si quieren. Alguien, adem¨¢s, que d¨¦ que hablar en esa larga letan¨ªa de tertulias coloridas y deslenguadas donde sabe que tiene buena imagen. As¨ª ha ocurrido en los d¨ªas posteriores. Huerta ha sido protagonista en los tramos de ma?ana, tarde y noche con comentarios elogiosos y sensaciones, entre los sus colegas y fans medi¨¢ticos, de haber puesto una pica en Flandes.

De Joaqu¨ªn Prat a Ana Rosa, Cristina T¨¢rrega o Bel¨¦n Esteban le llov¨ªan flores a ¨¦l y a su nuevo jefe. Una campa?a gratis de partida. ?Hay quien d¨¦ m¨¢s? En Moncloa, aparte, se preguntan: ?Qu¨¦ influencias nos convienen en estos tiempos? ?Un tuit de cualquier estrella televisiva o un concienzudo art¨ªculo venido de la aristocracia cultural con muy reducido impacto?

Para empezar, consciente del fregado, Huerta se ha rodeado de equipos que conocen la fontaner¨ªa del ministerio. Sus vericuetos y c¨®mo se las gasta un sector inflamable. Daniel Esp¨ªn es su jefe de gabinete, recomendado por la ¨²ltima ministra de Zapatero, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, que lo tuvo como tal. Le queda nombrar a la persona que ocupar¨¢ la subsecretar¨ªa (cargo de confianza) y los mandos intermedios (directores generales) y estudiar a fondo los sectores que corresponden: el mundo editorial, el audiovisual, el arte y los museos, el patrimonio, las artes esc¨¦nicas y la m¨²sica, los derechos de autor, la geopol¨ªtica del espa?ol... La primera medida largamente reivindicada por el sector la tiene a mano: rebajar el IVA del 21% del cine.

Luego vendr¨¢ estudiar los escenarios pol¨ªticos en los que debe moverse de manera activa: las comparecencias parlamentarias, el entorno de la Uni¨®n Europea, los lazos con Am¨¦rica Latina. Porque las alfombras medi¨¢ticas, las borda. Ser¨¢ el rey de los posados en los photocalls. Tambi¨¦n sabe que cualquier gesto constructivo, despu¨¦s del p¨¢ramo marcado por la austeridad s¨¢dica de Crist¨®bal Montoro, ser¨¢ tomado como el man¨¢. As¨ª lo dijo en su visita sorpresa este s¨¢bado a la Feria del Libro: "La cultura ha estado maltratada y deprimida". Con poco, levantar el vuelo y la moral del sector ser¨¢ sencillo si no derrapa y lo hacen fenecer r¨¢pido en la hoguera todos aquellos que le han recibido desde la ¨¦lite con esa mirada inequ¨ªvoca por encima del hombro.