¡°Sufro vetos de compa?eros y empresarios que me duelen¡±
Diego Ventura reflexiona sobre su carrera despu¨¦s de convertirse en el primer rejoneador en cortar dos orejas y rabo en Las Ventas
Con una sonrisa, Diego Ventura (Lisboa, 1982) cuenta: ¡°Cortar un rabo en Madrid ha sido el sue?o de mi vida desde que era peque?o; quiero ser el mejor y marcar una ¨¦poca, y para ello debo protagonizar gestas excepcionales. Nadie lo hab¨ªa conseguido antes, sab¨ªa que era una meta pr¨¢cticamente inalcanzable, y ahora estoy feliz¡±. Ventura se convirti¨® ayer s¨¢bado en el primer rejoneador que corta un rabo en la plaza de Las Ventas en el curso de una tarde m¨¢gica en la que pase¨®, adem¨¢s, cinco orejas y sali¨® a hombros por la puerta grande por decimosexta vez.
Ten¨ªa previsto viajar hoy domingo a Sevilla en el Ave de las doce de la ma?ana, pero la partida debi¨® posponerla para atender a los medios de comunicaci¨®n que quer¨ªan conocer sus primeras impresiones. Y la primera es que aparece con cara de sue?o -reconoce que la celebraci¨®n con su familia y amigos termin¨® a las cinco de la ma?ana-, pero sonriente y despierto para revivir su triunfo, hablar de sus caballos y recordar la dureza de su larga trayectoria, ¡°cuajada de zancadillas¡±, seg¨²n sus palabras.
¡°Lo que sucedi¨® en la plaza fue muy natural¡±, afirma. ¡°Solt¨¦ los nervios y la responsabilidad tras las dos orejas del primero, me dispuse a disfrutar y todo sali¨® redondo; me dej¨¦ llevar por el momento y por el entusiasmo del p¨²blico. Y tuve la suerte a mi favor, porque por mucho que te prepares, hay elementos que no controlas, como que el toro embista, que haga bien tiempo o que el presidente tenga la necesaria sensibilidad¡±. Asegura el caballero que ha alcanzado la meta que se propuso como figura del rejoneo. ¡°Creo que me he sacrificado bastante m¨¢s que los dem¨¢s. Entreno todos los d¨ªas entre ocho y nueve horas, procedo de una familia humilde, y no solo me ha servido triunfar, sino que he debido sortear muchas dificultades, muchas piedras en el camino que el p¨²blico desconoce y que me costado superar. Mi carrera no ha sido nada f¨¢cil¡±. ?Zancadillas? ¡°S¨ª, pero alg¨²n d¨ªa, m¨¢s adelante, las contar¨¦¡±, a?ade el torero, ¡°porque si lo hiciera ahora tendr¨ªa que abandonar la profesi¨®n¡±. Entre otras, se refiere Ventura a que, despu¨¦s de veinte a?os de alternativa, a¨²n no ha debutado en la feria de Pamplona por un supuesto veto impuesto por Hermoso de Mendoza. ¡°Entiendo que un rejoneador navarro tenga sus exigencias, pero esta me parece incomprensible¡±. Y prosigue: ¡°Vetos, s¨ª. Vetos de compa?eros y empresarios que me duelen mucho; cuando pierdes veinte ferias importantes, te sientes marcado por la injusticia¡±.
Quiz¨¢, por todo ello, el triunfo del s¨¢bado le supo a gloria. ¡°Despu¨¦s de las dos primeras orejas me abrac¨¦ llorando a mi padre porque era el premio al sacrificio y la constancia¡±. Reconoce Ventura que pasa m¨¢s tiempo con sus caballos que con la familia y sus amigos. ¡°A ellos tambi¨¦n hab¨ªa que sacarlos a hombros porque son el cincuenta por ciento del ¨¦xito; si no cuentas con una buena cuadra es imposible triunfar¡±.
Pregunta. Y la suya es buena¡
Respuesta. Buena, no, la mejor; no puedo decir que soy el mejor rejoneador de la historia, pero s¨ª el que monta los mejores caballos.
P. ?Y se considera usted el n¨²mero uno?
R. Yo no entiendo de n¨²meros. No s¨¦ si soy el n¨²mero uno, porque solo intento ser el mejor, pero tambi¨¦n creo que la historia son etapas. Nadie ha sido el mejor. Ha habido grandes figuras, diferentes unas de otras. Para llegar hasta aqu¨ª he aprendido de los m¨¢s grandes, de Hermoso, Moura, Peralta, Domecq. Pero no puedo decir que soy el mejor porque no he competido con los mejores.
Sorpresivamente, no tiene una buena opini¨®n sobre el rejoneo actual. ¡°Lo veo mal¡±, afirma. ¡°Los propios profesionales no le damos la categor¨ªa que merece. No es admisible que rejoneadores de alternativa lidien utreros y erales en plazas de tercera. Esa es una falta de respeto a la profesi¨®n y a ellos mismos¡±. A?ade que le encantar¨ªa enfrentarse a toros de otras ganader¨ªas diferentes a los tres o cuatros hierros de Murube que se anuncian en las ferias. ¡°Me encantar¨ªa, s¨ª; y lo hago cuando puedo. No podemos encasillarnos, tiene que haber variedad, el p¨²blico lo desea y lo agradece porque el rejoneador puede dar otra dimensi¨®n frente a toros m¨¢s exigentes y complicados, pero los empresarios prefieren las habituales porque son m¨¢s baratas. Adem¨¢s, si saliera ese otro toro en las ferias, muchos compa?eros no estar¨ªan en activo¡±.
P. ?Y alguna vez torear¨¢ un toro en puntas?
R. Lo tengo en la mente y lo har¨¦. No s¨¦ cu¨¢ndo, pero lo har¨¦. Hay un problema, es cierto, y es que hemos acostumbrado al p¨²blico a un toreo de cercan¨ªas que exige mucho riesgo ante un toro en puntas, y, al menor error, puedes perder un caballo, que es parte de tu familia. Tengo ese miedo, pero no me morir¨¦ ni me retirar¨¦ sin hacerlo¡±.
P. Ha hecho historia con el rabo de Las Ventas y ha alcanzado la m¨¢s alta meta de su vida. Y, ahora, ?qu¨¦?
R. Llevo tanto tiempo a contracorriente, que me gustar¨ªa remar a favor de ella. Me gustar¨ªa poder torear en las plazas que merezco y que podamos competir los rejoneadores que estamos al m¨¢ximo nivel para que la fiesta siga adelante y el rejoneo crezca. Ese es mi objetivo ahora mismo.
Babelia
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