El Rey, en barrera
Dura e interesante corrida de Victorino Mart¨ªn, con la que Ure?a y De Justo estuvieron muy firmes
MART?N / ESCRIBANO, URE?A, DE JUSTO
Toros de Victorino Mart¨ªn, muy bien presentados, astifinos, bravos en general en los caballos, encastados y dificultosos.
Manuel Escribano: estocada baja (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Paco Ure?a: estocada desprendida, un descabello -aviso- y el toro se echa (ovaci¨®n); estocada baja -aviso- y un descabello (silencio).
Emilio de Justo: estocada trasera -aviso- y seis descabellos (silencio); estocada -aviso- (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas. Trig¨¦simo cuarto y ¨²ltimo festejo de la Feria de San Isidro. 10 de junio. Lleno de 'no hay billetes'. Corrida de la Prensa. Asisti¨® el Rey Don Felipe desde una barrera.
Asisti¨® el Rey a la Corrida de la Prensa y no encontr¨® m¨¢s que cari?o. En cuanto apareci¨® en el tendido, la plaza entera lo recibi¨® con una ovaci¨®n cerrada de respeto y agradecimiento por su presencia. Los tres toreros le brindaron sus primeros toros, y Paco Ure?a se atrevi¨® a hacerle una recomendaci¨®n: ¡°Conozca nuestra fiesta; es la m¨¢s emocionante que tenemos en Espa?a¡±.
No est¨¢ claro que el Jefe del Estado tenga mayor inter¨¦s en conocer los entresijos de la tauromaquia moderna; primero, porque no parece que sea muy aficionado, y, segundo, porque, con toda seguridad, tiene ocupaciones m¨¢s importantes. Pero, quiz¨¢ ser¨ªa mejor que no se adentre en problemas porque qui¨¦n sabe si encontrar¨¢ justificaciones concluyentes para no volver.
La verdad es que tampoco tuvo suerte con la corrida de Victorino. Y no es que fuera aburrida, no; fue problem¨¢tica, de las que mantienen la tensi¨®n, bravucona en el caballo, con sentido, encastada, dificultosa. Una corrida muy astifina para toreros muy puestos y aficionados prestos. Toros a los que no hab¨ªa que cuidar, como sucede con la mayor parte de la ganader¨ªa brava, sino cuidarse de ellos. Toros antiguos, muy listos, atentos a cualquier error humano para clavar sus astifinos pitones.
Una corrida para crear emoci¨®n, esa que depende fundamentalmente de la fiereza y el genio del toro. Una corrida de otro tiempo, para otro p¨²blico, para aficionados que no buscan la diversi¨®n ni las orejas, sino el conocimiento de un animal cargado de misterio y un h¨¦roe dispuesto a ofrecer su vida.
Dos veces se plant¨® de rodillas Escribano en los medios para recibir a su lote con una larga cambiada. El primero pas¨® de ¨¦l, lo miro, lo despreci¨® y busc¨® otro camino; el segundo lo atisb¨® desde la salida, se adelant¨® unos pasos, y, cuando lo tuvo a tiro, se lanz¨® a por su presa. Solo la agilidad y la preparaci¨®n del torero impidieron la voltereta. Enrabietado el torero, y recuperada la verticalidad, traz¨® un apasionado manojo de ver¨®nicas que supieron a gloria.
Soso, descastado y deslucido fue el que abri¨® plaza. Insisti¨® in¨²tilmente Escribano a modo de justificaci¨®n y ah¨ª qued¨® todo. Tampoco tuvo suerte con el cuarto, con el que inici¨® el tercio final con dos pases cambiados por la espalda, pero el animal dur¨® muy poco. Por cierto, banderille¨® a los dos con muy desigual fortuna. Siempre a toro pasado, y solo destac¨® en el ¨²ltimo par, al quiebro, sentado en el estribo.
Reapareci¨® Ure?a tras la lesi¨®n que sufri¨® en el campo y lo hizo con la misma disposici¨®n, aunque parece ser que no plenamente recuperado. As¨ª ser¨¢, pero no ha perdido un ¨¢pice de su entrega y su cl¨¢sica concepci¨®n del toreo.
Un toro encastado y, como tal, nada f¨¢cil, le toc¨® a Ure?a en primer lugar. Pero cuando un torero asienta las zapatillas y domina las pulsaciones del coraz¨®n, es muy probable que surja el toreo en su esplendor. Se plant¨® Ure?a en la arena, baj¨® la mano y dibuj¨®, primero, una tanda de apretados redondos que abroch¨® con un ce?ido de pecho, tan ajustado que a punto estuvo de salir volteado. Y hubo m¨¢s: tres naturales largos, hondos, rebosantes de torer¨ªa, y precioso el obligado de pecho. Mat¨® mal, y todo se diluy¨®, pero quedaron destellos de toreo de alta escuela. No ofreci¨® facilidades el quinto, muy quedado tras los muletazos iniciales, y Ure?a no pudo redondear nada.
Encastado e igualmente complicado fue el tercero, con el que Morenito de Arles se luci¨® con un extraordinario par de banderillas en el que se jug¨® el tipo sin cuento alguno. Torea poco Emilio de Justo, pero le sobra disposici¨®n, tiene oficio y muchas ganas de triunfo. Su actuaci¨®n fue propia de un torero valiente y de raza, entregado a la dif¨ªcil misi¨®n de doblegar a un toro fiero. Se la jug¨® muy en serio, le rob¨® algunos buenos redondos, pero el toro se quedaba muy corto, se revolv¨ªa con presteza al final de cada encuentro, y las muchas asperezas de su oponente privaron al torero de un ¨¦xito que busc¨® con meritorio ah¨ªnco.
Muy valiente tambi¨¦n ante el sexto, un toro quedado y de embestida incierta. Puso en apuros a la cuadrilla en el tercio de banderillas y un quite providencial de Jos¨¦ Luis Neiro salv¨® a ?ngel G¨®mez de una previsible cornada. Muy firme Emilio de Justo, por encima de un toro de otro tiempo, bronco y ¨¢spero.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.