La pesadilla del insomnio
El 'thriller' resulta m¨¢s convincente en sus profundos planteamientos que en su discutible resoluci¨®n, con demasiados retru¨¦canos narrativos en su final
NO DORMIR?S
Direcci¨®n: Gustavo Hern¨¢ndez.
Int¨¦rpretes: Bel¨¦n Rueda, Eva De Dominici, Natalia de Molina, Germ¨¢n Palacios.
G¨¦nero: terror. Uruguay, 2018.
Duraci¨®n: 105 minutos.
Las pel¨ªculas de terror que apelan a nuestros miedos m¨¢s profundos, a aquellos que parten de lo cotidiano para adentrarse en lo mental, en lo oculto, en lo irrefrenable, son las que permanecen en la memoria durante m¨¢s tiempo. Y aunque sea incuestionable el bendito y parad¨®jico gusto del ser humano por pasar miedo en una sala de cine gracias a la manipulaci¨®n de los sentimientos por parte del director, a trav¨¦s del puro lenguaje cinematogr¨¢fico o por un ejercicio de estilo, estas segundas suelen erizar la piel durante instantes m¨¢s o menos pasajeros mientras que las primeras perforan el interior con el espanto de nuestra particular turbiedad.
Algo a lo que apunta el uruguayo Gustavo Hern¨¢ndez en su tercer largometraje, No dormir¨¢s, incluso verbaliz¨¢ndolo en el interior del relato, cuando una de sus protagonistas, la dramaturga y directora teatral que interpreta Bel¨¦n Rueda, dice aspirar a la categor¨ªa de sublime en una obra que traspasa cualquier frontera ¨¦tica. Hern¨¢ndez no llega a tanto, pero su pel¨ªcula, terror g¨®tico de m¨²ltiples referentes bien agitados, da miedo porque est¨¢ alimentada por cuestiones sobrecogedoras: la fina l¨ªnea entre la locura y la cordura; la esquizofrenia hereditaria; la imposibilidad de que una madre pueda querer a su propio beb¨¦; los parricidios; los psiqui¨¢tricos abandonados; los restos de la obra de un demente; la depresi¨®n; el insomnio sostenido, y, en una l¨ªnea m¨¢s concreta, el desbordamiento de los l¨ªmites del f¨ªsico y de la mente con tal de alcanzar unos objetivos art¨ªsticos.
Hern¨¢ndez, con la ayuda de un compacto grupo de int¨¦rpretes, ha compuesto una coproducci¨®n entre Uruguay, Argentina y Espa?a que no chirr¨ªa en el terreno de la identidad, pero que va de m¨¢s a menos, resultando m¨¢s convincente en sus profundos planteamientos que en su discutible resoluci¨®n, con demasiados retru¨¦canos narrativos en su parte final.
Sin embargo, los pecados por exceso son siempre menos reprochables. Y frente a la (demasiado) habitual trama esquel¨¦tica de cierto cine de terror contempor¨¢neo, hinchada hasta la extenuaci¨®n, No dormir¨¢s impone una ambici¨®n quiz¨¢ desmesurada, pero siempre encomiable.
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