Patti Smith: ¡°Si solo pudiera quedarme con una cosa, ser¨ªa con la literatura¡±
Pionera del 'punk rock', redobla su apuesta por la narrativa con ¡®Devoci¨®n¡¯, ¡°una investigaci¨®n sobre lo que significa ser artista¡±
La habitaci¨®n en la que Patti Smith descuelga el tel¨¦fono es una habitaci¨®n de hotel enmoquetada. El lugar es Londres. Es por la ma?ana, est¨¢ descansada. Tiene cuatro d¨ªas, dice, para pasear, leer y emborronar libretas. Hasta tres lleva consigo. En una est¨¢ escribiendo, dice, una canci¨®n ¡°muy larga¡±, en la otra, algo que podr¨ªa ser, quiz¨¢, una novela, y en la tercera solo toma notas, dibuja. La legendaria punk rocker, la eterna diva del underground, la amante de la poes¨ªa de Rimbaud y el esp¨ªritu rom¨¢ntico y autodestructivo de la vieja Europa ¡ªescuch¨¢ndola hablar cuesta creer que naci¨® en la fr¨ªa Chicago, un d¨ªa de 1946, teniendo como tiene, tan presente, la Segunda Guerra Mundial, y la situaci¨®n en que qued¨® el continente a su fin¡ª acaba de publicar nuevo libro, Devoci¨®n (Lumen).
Ma?ana estar¨¢ en Par¨ªs y desayunar¨¢ en el Caf¨¦ de Flore, porque es ¡°un animal de costumbres¡± y cada vez que visita una ciudad tiende a hacer lo mismo. ¡°En Roma, por ejemplo, visito mis cinco caravaggios favoritos¡±. Habla de los cuadros que cuelgan de las paredes de los museos como quien habla de ¡°viejos amigos¡±.
Devoci¨®n es a la vez un viaje a Par¨ªs, lo que escribi¨® durante ese viaje ¡ªun relato sobre una patinadora sobre hielo con un talento inconmensurable, y su poderoso, silencioso y finalmente molesto mentor¡ª y un intento de atrapar, a trav¨¦s del emocionant¨ªsimo encontronazo con el manuscrito de la novela que Albert Camus dej¨® inacabada, la magia misma de la creaci¨®n. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ empec¨¦ a escribir, pero s¨¦ que la escritura es un don. Puede que la primera vez que sent¨ª la pulsi¨®n tuviera siete u ocho a?os. Fue al leer los cuentos de hadas de Oscar Wilde. Me dije que aquello era distinto de todo lo que hab¨ªa le¨ªdo hasta entonces. Y que yo tambi¨¦n quer¨ªa escribir mis propios cuentos¡±, dice. Precisamente, el libro del que habla es el ¨²nico con el que viaja. ¡°Lo encontr¨¦ ayer en una librer¨ªa de viejo¡±. Se titula El pr¨ªncipe feliz. Es f¨¢cil imaginarla hoje¨¢ndolo mientras hablamos de Devoci¨®n, libro que define como ¡°una investigaci¨®n sobre lo que significa ser artista¡± y no tener m¨¢s remedio que vivir en otro mundo, adem¨¢s de en el real.
¡°Cuando tienes un don, es imposible dedicarse simplemente a vivir. Es como si tuvieras dos cabezas. Una est¨¢ intentando vivir mientras la otra est¨¢ intentando crear. Me pasa a menudo que estoy en casa, rodeada de gente, y tengo que encerrarme en el ba?o con una libreta porque se me ha ocurrido una idea¡±, explica.
?Es casualidad que la patinadora protagonista de Devoci¨®n acabe con un tipo poderoso? ?Algo que ver con el movimiento MeToo? ¡°Lo ¨²nico que le pedir¨ªa al nuevo auge del feminismo¡±, responde Smith, "es que haga que la relaci¨®n entre hombres y mujeres se fortalezca, que en ning¨²n caso nos separe, porque solo juntos podemos hacer frente a los desaf¨ªos del futuro¡±. Algo complicado con Donald Trump en el poder. Ante el comentario se le nota inc¨®moda. ¡°Donald Trump es un insulto para todos, y en especial para las mujeres¡±, dice. ¡°Me cabrea y me averg¨¹enza pensar que la humanidad est¨¢ premiando a ese tipo de hombres con puestos de poder. No hay que ceder ni un palmo de terreno. Tenemos que luchar. Podemos hacerlo. Sobreviviremos a Trump. El mundo ha sobrevivido a todo¡±, a?ade.
La autora de Horses, uno de los discos que defini¨® el sonido m¨¢s airado de los a?os setenta, acaba de publicar una diatriba con aspecto de poema en prosa contra el traslado de la embajada de Estados Unidos en Israel: New Jerusalem. ¡°Si volviera a empezar, lo m¨¢s probable es que me estuviese metiendo en l¨ªos por protestar contra Trump. Tendr¨ªa m¨¢s conciencia pol¨ªtica de la que tuve en su momento¡±, asegura.
Sam Shepard y Dylan
No habla de Sam Shepard, actor escritor y dramaturgo de cuya muerte se cumplir¨¢ un a?o el mes que viene ¡ªSmith prolog¨® el libro El esp¨ªa del yo de Shepard¡ª, m¨¢s que para admitir que, como ¨¦l, y como su tambi¨¦n querido Bob Dylan, forma parte de un tipo de artista que no solo no est¨¢ en v¨ªas de extinci¨®n, sino que tiene m¨¢s futuro que nunca: el artista total. Aquel que explora tantas disciplinas como puede. ¡°El artista total ha existido siempre. Y gracias a las nuevas tecnolog¨ªas, las nuevas generaciones est¨¢n m¨¢s c¨®modas con la idea de que cualquier disciplina es un medio, no un fin. Yo no me llevo nada bien con ellas. No con las nuevas generaciones sino con las nuevas tecnolog¨ªas. Soy de la vieja escuela. A¨²n vivo en el siglo XX¡±.
Sobre el premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, que ella recogi¨® en su nombre hace un par de a?os, opina que el galard¨®n ¡°no solo reconoc¨ªa su obra si no su enorme influencia¡±. ¡°Nadie ha estado m¨¢s cerca de hacer literatura desde la m¨²sica que ¨¦l. Hay pol¨ªtica y compromiso y pasi¨®n y lucha en lo que escribe, y no ha dejado de evolucionar, tiene tantas caras como Picasso¡±.
La impresi¨®n, al hablar con Smith, es que en cualquier momento podr¨ªa colgar el tel¨¦fono para seguir emborronando una de sus tres libretas. ¡°Podr¨ªa decirse que soy una devota de la escritura, o que la escritura lo es de m¨ª. Sentimos devoci¨®n la una por la otra. No puedo imaginarme mi vida sin escribir. Si solo pudiera quedarme con una cosa, me quedar¨ªa con la literatura¡±.
"Roberto Bola?o fue el genio de nuestra ¨¦poca"
Recorren Devoci¨®n, el nuevo libro de Patti Smith, los fantasmas de Albert Camus y Simone Weil. Porque la de la creaci¨®n es una cadena que no va a romperse. "[El poeta beatnik] Allen Ginsberg me dijo una vez que tenemos dos tipos de ancestros: los de sangre y los espirituales. Los suyos eran los poetas Walt Whitman y William Blake", asegura. Entre los m¨ªos est¨¢n Arthur Rimbaud, Albert Camus, Simone Weil, y, claro, Roberto Bola?o.
Una vez Patti Smith estuvo en casa de Roberto Bola?o, en Blanes (Girona). Se llev¨® un par de zapatos. Y se qued¨® fascinada por su silla. ¡°Era una silla de despacho, humilde, inc¨®moda. No pod¨ªa dejar de mirarla. La fotografi¨¦ para qued¨¢rmela para siempre¡±. De Bola?o dice: ¡°Mientras ¨¦l escrib¨ªa en esa silla, yo estaba en la otra punta del mundo ocup¨¢ndome de mis hijos. Si pudiera volver atr¨¢s, querr¨ªa ser consciente de que, mientras yo me apartaba de todo, ¨¦l estaba creando obras maestras. Bola?o fue el genio de nuestra ¨¦poca¡±.
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