Retratos de ¡®Homo sapiens¡¯ de hoy entre neandertales
El fot¨®grafo franc¨¦s Pierre Gonnord expone 30 contundentes im¨¢genes entre los f¨®siles del Museo de la Evoluci¨®n Humana


A unos metros de v¨¦rtebras y costillas humanas que arrastran medio mill¨®n de a?os, asoman unos impactantes retratos en los que se ha captado, en menos de un segundo, expresiones comunes a todo homo sapiens. As¨ª se ha trazado una relaci¨®n que surge de ver los f¨®siles m¨¢s antiguos de la Europa Occidental, exhibidos en las vitrinas del Museo de la Evoluci¨®n Humana (MEH), en Burgos, y la treintena de fotograf¨ªas del franc¨¦s Pierre Gonnord que se muestran en este centro hasta el 23 de septiembre. Un lugar que explica de d¨®nde venimos acoge tambi¨¦n retratos de gitanos, inmigrantes, mineros o monjes ¡°que nos hacen reflexionar sobre qui¨¦nes somos, son unas im¨¢genes que nos llegan a todos, porque nos miramos en ellos¡±, explic¨® el fot¨®grafo en el recorrido guiado a la prensa de su exposici¨®n Atavismos, el pasado jueves, 21 de junio.
¡°Recojo momentos ¨ªntimos de la personas, y para seleccionar a quien fotograf¨ªo me fijo en sus vivencias, su sensibilidad y su rostro¡ En este caso, la mayor¨ªa fueron retratados en zonas apartadas y rurales de Espa?a y Portugal¡±, a?adi¨® este artista (Cholet, 1963), residente en Madrid desde 1988, cuando descubri¨® que su trabajo en el mundo del marketing y los n¨²meros le horrorizaba. Hoy es due?o de un estilo como retratista reconocible, entre cuyas se?as de identidad destacan el fondo negro para aislar al protagonista, el gran formato y una maravillosa luz de claroscuros que, como siempre le recuerdan, aunque no le haga ya tanta gracia, remite a los retratos de Vel¨¢zquez o Rembrandt.
Las personas que captura Gonnord son seres con arrugas y una mirada que transmiten una vida nada c¨®moda. As¨ª sucede con Hattie, una anciana negra que particip¨® en las primeras protestas por los derechos de su raza en Estados Unidos. Pese a esas pieles curtidas, Gonnord reviste a sus retratados de ¡°belleza y dignidad¡±, algunos nos lanzan una mirada casi desafiante, con la que parecen interrogarnos: ¡°?Y t¨², qu¨¦¡±?, como hace Primitivo, ¡°un hombre de la mar que vive en tierra¡±, con la mejilla derecha cruzada por un tajo. En otros casos no dirigen su vista a la c¨¢mara, como Ahmed, inmigrante venido de Argelia de mirada perdida y melanc¨®lica. Son personajes que viven al margen de la sociedad urbanita, muy arraigados a su tierra y a los que congela con una profundidad que remite a una galer¨ªa de presocr¨¢ticos.
En esta ¨¦poca en la que hacer fotos y posar est¨¢ al alcance de cualquiera con m¨®vil ¨Cuna pulsi¨®n que a ¨¦l no le interesa porque ¡°se dispara sin pensar¡± ¨C, Gonnord sigue optando por sesiones cortas, pero precedidas de un largo trabajo de campo, a veces de meses, antes de hacer ni un solo disparo. ?l entra en su mundo, los conoce, conversa con ellos y as¨ª evita los posados. ¡°No quiero moldear a nadie porque la magia, el misterio del retrato est¨¢ en un instante, como cuando coges una espiga o una mariposa que vuelan por el campo¡±, afirma este autor, que lleg¨® tarde a la fotograf¨ªa. Hasta casi los 40 a?os no empez¨®, fue la salida a una etapa de desorientaci¨®n tras una p¨¦rdida familiar.
Atavismos,?que como explic¨® la comisaria, Carmen Fern¨¢ndez Ortiz, "supone un viaje por las costumbres de los humanos", forma parte de un ciclo de exposiciones que propone el MEH en el que artistas visuales contempor¨¢neos conviven con el discurso de un museo de car¨¢cter cient¨ªfico. El final del recorrido exhibe las im¨¢genes m¨¢s recientes de Gonnord, de 2017, y que no se hab¨ªan visto. Son las de miembros de comunidades religiosas que viven apartados, por ejemplo en monasterios de la Europa Oriental. Un territorio que est¨¢ explorando por su fascinante historia como cruce de caminos de civilizaciones milenarias. El recogimiento y sobriedad que expresan estos seres de vida espiritual los ha trasladado Gonnord a unos formatos m¨¢s peque?os.
Cuando se vuelve la vista, ah¨ª est¨¢n los restos de especies humanas de la prehistoria. No es dif¨ªcil imaginar que el completo bautizado como Miguel¨®n, en honor a Miguel Indurain, que cuenta 500.000 a?os, compartiera muchas de las preocupaciones y satisfacciones de Elena, ¡°una mujer de fe¡±, dice el autor, que nos contempla con sus enormes ojos verdes que transmiten paz y serenidad.
De la ciudad, al campo y la frontera
Pierre Gonnord no empez¨® en la fotograf¨ªa hasta finales de los a?os noventa. Su primer trabajo importante fue Far East, de 2003, fruto de su etapa vivida en Jap¨®n. Tras haber retratado a urbanitas de Madrid, Nueva York o Tokio, abandon¨® su inter¨¦s por las grandes ciudades para centrarse en retrato de las personas que viven alejadas de ellas, especialmente en las fronteras, como la raya que separa Espa?a y Portugal. Adem¨¢s de en estos dos pa¨ªses, Gonnord ha expuesto su obra en Francia, Estados Unidos, Bulgaria o Italia. Hoy, su obra forma parte de las colecciones, entre otros, del Museo Reina Sof¨ªa, de Madrid; el Museo de Arte Contempor¨¢neo, de Chicago, o La Maison Europ¨¦enne de la Photographie de Par¨ªs.
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