¡°Es muy importante que un escritor exhiba las heridas de las v¨ªctimas¡±
Bajo el envoltorio de una novela negra, Alonso Cueto dibuja una l¨²cida visi¨®n de los conflictos, el amor y la muerte en la sociedad peruana
En todas las novelas de Alonso Cueto (Lima, 1954) hay una trampa, un disfraz tras el que reside la esencia de su escritura: hurgar en el alma de los personajes para representar los conflictos sin los que no se entienden ni la literatura ni la vida. ¡°Toda literatura es un individuo, un hombre o una mujer, que rompe con la ley, la que sea, y entonces, en la ruptura y la transgresi¨®n, sabemos qui¨¦n es realmente. En Ad¨¢n y Eva no hay conflicto ni inter¨¦s hasta que no llega la serpiente. La trama policial es un pretexto para preguntarnos qui¨¦nes son los personajes, por qu¨¦ dar¨ªan la vida, por qui¨¦n llegar¨ªan al l¨ªmite¡±, reflexiona Cueto para El PA?S en un c¨¦ntrico restaurante de Madrid.
El aburrimiento tiene mucho prestigio y eso es un problema de la novela moderna,
Ganador del Herralde en 2005 por La hora azul, Cueto acaba de publicar en Espa?a La segunda amante del rey (Literatura Random House), una historia de amor, traici¨®n y muerte, un retrato ¨¢cido y certero de la clase alta de Lima y su relaci¨®n con el mundo, una b¨²squeda en el universo de las bajas pasiones que son de todos.
Santiago Rey, 50 a?os, parece tenerlo todo en la vida: dinero, reconocimiento social, ¨¦xito y una familia que permanece a su lado. Tambi¨¦n parece el protagonista de la historia. Pero se enamora de la secretaria, se lo cuenta a su mujer Lali antes de abandonarla y esta contrata a la detective Sonia G¨®mez para vengarse. Y estas tres mujeres de las tres clases sociales de Per¨², de las tres regiones del pa¨ªs, personajes llenos de fuerza y clase, le roban el protagonismo. ¡°Rey es d¨¦bil. Est¨¢ acosado por la realidad y por la fuerza de las mujeres que lo rodean. Ellas buscan m¨¢s y exigen m¨¢s de la vida y de las relaciones¡±, defiende Cueto, un escritor de personajes, de seres con los que habla, a los que interpela y ve evolucionar. ¡°Lali viene de la clase media y teme perderlo todo y har¨¢ lo que sea por evitarlo. Por es vista por los hombres como mala, insaciable, t¨®xica. La cre¨¦ como un personaje terrible pero las lectoras que la defienden, que ven en ella alguien que no se rinde, que hace lo que debe, me han hecho cambiar de opini¨®n¡±, asegura divertido.
¡°La novela es una exploraci¨®n de personajes complejos, pero tambi¨¦n tiene que ser entretenida. El aburrimiento tiene mucho prestigio y eso es un problema de la novela moderna, que ha tomado ese camino reflexivo y de contemplaci¨®n y se ha olvidado de la aventura¡±, reflexiona cuando la conversaci¨®n vuelve a su cauce tras elogiosas alusiones a Javier Cercas, Leonardo Padura o H¨¦ctor Abad Faciolince.
Escritor obsesivo -¡±no se me ocurre otra cosa que hacer cuando me levanto cada ma?ana¡±- el autor de Grandes miradas (Anagrama) reconoce que tarda dos o tres a?os en escribir cada libro para poder intimar con sus personajes, conocerlos y contar mejor su vida.
Lazos con Espa?a
Cueto se hizo escritor en la Espa?a de la Transici¨®n, cuando la soledad elegida y la distancia con su mundo le permitieron volcarse en la creaci¨®n para siempre. No es del todo elegida la soledad de Claudio Rossi, un prostituto argentino que juega un papel esencial en la trama. ¡°Al principio era solo un instrumento, pero me di cuenta de que ¨¦l vend¨ªa la ficci¨®n del amor, era un ficcionador solitario que fue creciendo en mi novela¡±, relata.
Toda literatura es un individuo, un hombre o una mujer, que rompe con la ley, la que sea, y entonces, en la ruptura y la transgresi¨®n, sabemos qui¨¦n es realmente
En su trilog¨ªa sobre Sendero Luminoso tanto como en La segunda amante del rey hay siempre amor y muerte. ¡°Son las dos grandes experiencias sin respuesta, perturbadoras y desequilibrantes. Nuestra vida es una historia policial y una historia de amor¡±, explica un autor con gusto por mirar al pasado, al ?awpa quechua que es a la vez lo que ya ha ocurrido y lo que est¨¢ frente a ti y que marca a los personajes.
Lima -¡°una ciudad todav¨ªa virreinal¡±- es el otro gran elemento de la narrativa de Cueto. Pero no tanto la ciudad, como quienes la viven y sus diferencias. ¡°Hay una pretensi¨®n algo rid¨ªcula pero todav¨ªa muy extendida de parecerse a la realeza y la gente con dinero se considera heredera de esa realeza¡±, critica. ?Y Per¨²? ?C¨®mo est¨¢n sus heridas tras la guerra contra Sendero y la represi¨®n de Fujimori? ¡°La reconciliaci¨®n es lenta. Es muy importante que un escritor exhiba las heridas de las v¨ªctimas. La memoria es un factor moral y el olvido es inmoral y para eso est¨¢n las palabras¡±. Lo dem¨¢s, si la novela es negra, rosa o amarilla, es, en Cueto, solo envoltorio.
Babelia
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