Noticia: ¡°Esclavo negro huido¡±
Investigadores brit¨¢nicos reconstruyen la vida de los esclavos en el siglo XVIII a partir de centenares de anuncios que denunciaban sus fugas en los peri¨®dicos
No se sabe si se arrepinti¨®, pero el general sir Hector Munro parece que estaba dispuesto a darle una segunda oportunidad. ¡°En caso de que el esclavo decida volver al servicio de su amo por voluntad propia, su ofensa ser¨¢ perdonada¡±. Con este gesto de benevolencia terminaba el anuncio que el parlamentario escoc¨¦s public¨® un 22 de junio de 1771 en el peri¨®dico Caledonian Mercury para advertir de que una persona de su propiedad, rebautizada como C¨¦sar, ¡°de 25 o 26 a?os, de poco m¨¢s de 1,5 metros de estatura, con pelo negro largo¡±, se hab¨ªa escapado. El breve, que aparentemente pas¨® inadvertido, ha sido recuperado por un grupo de investigadores de la Universidad de Glasgow junto a m¨¢s de 800 reclamos similares como parte de un proyecto que aspira a reconstruir la vida de los siervos en la era del Imperio brit¨¢nico, ocultas en una sombra de la historia por la falta de documentaci¨®n.
¡°Durante muchos a?os, los historiadores han sugerido que fue la gente blanca qui¨¦n aboli¨® la esclavitud. Por suerte, ahora tambi¨¦n reconocemos el papel los esclavizados que, por s¨ª mismos, encontraron formas de luchar¡±, afirma Simon Newman, experto en la trata de esclavos en la edad moderna y responsable de la iniciativa. Para este investigador, la creaci¨®n de una base de datos online con cientos de historias de siervos que desafiaron el sistema vigente es una forma de visibilizar y dignificar a otros protagonistas que quedaron apartados del relato oficial de los hechos. ¡°Salvo los episodios de rebeli¨®n, escapar fue la manera m¨¢s significativa de resistencia al sometimiento¡±.
Aunque no hay registros oficiales y es dif¨ªcil ofrecer un dato exacto, Newman calcula que en el Londres del siglo XVIII habr¨ªa unas 10.000 personas, la mayor¨ªa de origen africano y unas pocas venidas de Asia, sometidas a un amo. Muchas llegaron a suelo brit¨¢nico desde las colonias del imperio para servir en familias acomodadas con v¨ªnculos empresariales con los territorios de ultramar. Trabajaban como marineros o empleados del servicio dom¨¦stico y su p¨¦rdida constitu¨ªa para los propietarios, adem¨¢s de un extrav¨ªo en el patrimonio, una afrenta personal ya que pensaban que haberles ahorrado los sufrimientos del trabajo en las plantaciones ya constitu¨ªa un obsequio. De ah¨ª que la pr¨¢ctica de colocar reclamos en la prensa estaba normalizada, como demuestra el hecho de que el caso de C¨¦sar apareci¨® al lado de un anuncio de venta de gafas en la tienda de Mr. Moffat y las c¨®modas estancias en una escuela llamada Corstorphine.
Hasta la aprobaci¨®n en el Parlamento brit¨¢nico del Acta del Comercio de Esclavos en 1807, que sent¨® las bases legales para acabar con la trata de personas, tambi¨¦n era habitual ver en los peri¨®dicos anuncios de compraventa de hombres, mujeres y ni?os. ¡°A menudo, los anuncios son la ¨²nica prueba que tenemos de su existencia. De la mayor¨ªa no sabemos si la fuga fue un ¨¦xito¡±, comenta el investigador. En un ejercicio de historia ficci¨®n, Newman se aventura a pronosticar que los que lograron alcanzar la libertad es factible que se inventaran un nuevo nombre y buscaran refugio alist¨¢ndose al ej¨¦rcito, empleados como marineros, iniciando una carrera eclesi¨¢stica e incluso intentando integrarse como unos trabajadores libres y con un sueldo en el servicio de otro burgu¨¦s o arist¨®crata adinerado.
En la ¨¦poca se hizo c¨¦lebre la figura de Olaudah Equiano, un escritor y activista antiabolicionista africano que compr¨® su libertad tras haber sido vendido a los 11 a?os como esclavo en las antiguas colonias europeas en Estados Unidos. La narraci¨®n de su feliz peripecia en una autobiograf¨ªa publicada en 1789 ¡ªel mismo a?o de la Declaraci¨®n de los Derechos del Hombre y del Ciudadano¡ª constituye uno de los escasos testimonios en primera persona de la experiencia de un esclavo liberto en el siglo XVIII. Para Newman, la vida de Equiano o el destino en suspense de tantos esclavos fugados son una prueba de que las circunstancias adversas no son un impedimento para cambiar el curso de la historia.
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