La celebraci¨®n del cuerpo en manos de las core¨®grafas
Israel Galv¨¢n sorprende por su pobre convocatoria de p¨²blico
La bailarina y core¨®grafa canadiense Marie Chouinard cumple su segundo a?o al frente de la direcci¨®n art¨ªstica del sector danza de la Bienal de Venecia con un programa de su festival veraniego centrado en la figura de las mujeres, tanto en la creaci¨®n como en la interpretaci¨®n. No es que falten los hombres ni que los relegue, pero la supremac¨ªa femenina es un argumento, una motivaci¨®n o m¨¢s a¨²n, una evidencia de la l¨ªnea escogida, expresada en personalidades tan diferentes como la estadounidense Meg Stuart (New Orlenas, 1965) o la caboverdiana Marlene Monteiro Freitas (Cabo Verde, 1979), Le¨®n de Oro y de Plata 2018, respectivamente. Chouinard ha titulado su festival: ¡°Respirar, estrategia y subversi¨®n¡±, y en su po¨¦tico y liberado texto de presentaci¨®n escarba hasta llegar al hombre moderno frente a la creaci¨®n art¨ªstica. As¨ª, su programa bascula entre la creaci¨®n femenina y la exploraci¨®n del propio cuerpo como el m¨¢s perfecto de los laboratorios.
Al principio se coment¨® bastante en la prensa italiana que a Chouinard hab¨ªa que entenderla, asimilarla, como una direcci¨®n de transici¨®n, sin embargo, su trabajo parece a d¨ªa de hoy m¨¢s bien orientado a la voluntad de permanecer y de dejar su impronta, muy de confiar en los creadores de su entorno, y donde los mayores riesgos se atienen a ello; parte de la cr¨ªtica se justificaba en que hab¨ªa demasiados artistas canadienses o de Am¨¦rica del Norte en general, pero esto era previsible ya cuando Paolo Baratta, presidente de la Bienal, la nombr¨® para un per¨ªodo, en principio, de cuatro ediciones. La mayor¨ªa de los ¨²ltimos directores art¨ªsticos han extendido su ¨¦gida m¨¢s all¨¢ de los cuatro a?os iniciales y en todos tambi¨¦n ha estado claro la asunci¨®n de proyectos fronterizos entre estilos y materias, entre teatro y danza, entre performance y coreograf¨ªa can¨®nica.
Est¨¢ volviendo peligrosamente la moda de alargar los espect¨¢culos. El material coreogr¨¢fico no soporta bien esta pr¨¢ctica, ni el p¨²blico tampoco; el ritmo de la vida contempor¨¢nea ha impuesto su tono y velocidades, y algunas cosas, como los 55 o 60 minutos de rigor han devenido el nuevo est¨¢ndar, se han estabilizado en todo el orbe de la creaci¨®n actual, de la concepci¨®n de una obra de danza contempor¨¢nea. Sin embargo, algunos creadores est¨¢n convencidos de que extender sus trabajos les granjeara un aura mejor y m¨¢s s¨®lida, algo que, seamos serios, no es otra cosa que una demostraci¨®n de poder: el tiempo cuesta dinero, y mucho, sobre las tablas, y no es solamente la factura de la luz. Es esta bienal ya hemos visto dos obras, la de apertura de Meg Stuart con m¨¢s de dos horas de metraje y la Chouinard en dos actos de hora y media cada uno, m¨¢s un largo intermedio, que ponen a prueba la resistencia y buena voluntad de los espectadores. En el espect¨¢culo de Stuart hay poco que discutir; sencillamente es fallido con apenas dos o tres fulgurantes escenas que se aguantan en gran parte por la poderosa banda sonora donde Beethoven ayuda lo suyo, lo mismo que las V¨ªsperas de Rachmaninov o el potente ataque de la novena de Dvorak.
Marie Chouinard, sin embargo, salva su extendido montaje antol¨®gico de solos y d¨²os por la calidad propia y particular de los fragmentos escogidos, pero que habr¨ªa funcionado mejor de ser propuesto en dos veladas separadas. Habr¨ªa mucho que especular y estudiar sobre la inventiva de esta mujer, que no teme los cambios de registro y que apoya su expresi¨®n cor¨¦utica en dos factores: la libertad del int¨¦rprete y la tem¨¢tica de los valores humanos.
Israel Galv¨¢n ha tra¨ªdo hasta el Teatro alle Tese del Arsenale su Fla.co.men, creaci¨®n de 2014 hecha en coproducci¨®n con el Teatro de la Villa de Paris que le ha consolidado su fama global y que se ha visto en muchas plazas importantes espa?olas y europeas. Pero si bien la muy justa media entrada del estreno anteayer se compens¨® en cierta medida con el entusiasmo del p¨²blico asistente al final con aplausos clamorosos, bravos y palmas, en la segunda funci¨®n con algo m¨¢s de p¨²blico, se ratific¨® el entusiasmo que despierta en el extranjero con sus golpeantes y rupturistas im¨¢genes donde el desconcierto da paso a la reflexi¨®n: quiere de verdad Galv¨¢n trascender el g¨¦nero y abatirlo en la selva procelosa de la escena performativa actual, o por el contrario busca masacrar la tradici¨®n a la que debe todo en una especie de venganza punitiva por ganarse generosamente el pan con algo que no ama. Sea como sea, su acci¨®n rezuma autenticidad, br¨ªo y desparpajo.
La nota sorpresiva sin embargo, y un lleno absoluto le dio la danesa Mette Ingvartsen con su pieza To come (Extended), en principio, un objeto coreogr¨¢fico de 2017 manipulado y ampliado. La primera secci¨®n de la obra en completos monos turquesa comprendiendo cabeza y m¨¢scara, es de una belleza pl¨¢stica innegable y potente, met¨¢fora de que somos todos iguales. Son verdaderos tableau vivant de sexo en grupo sin inhibiciones ni cortapisas; despu¨¦s, los ¨²ltimos 15 minutos, los quince bailarines, hombres y mujeres de distintas formaciones t¨¦cnicas, se despojan de las licras y gallardamente desnudos, solamente calzados con deportivas blancas, se entregan a un baile de sal¨®n festivo y quiz¨¢s demasiado largo, como para quitarle hierro al muy ilustrado kamasutra occidental al que han sometido primero al p¨²blico y donde no ha faltado detalle ni recoveco por descubrir. Preguntada Ingvartsen sobre la primera parte, con toda naturalidad respondi¨®: ¡°en mi pa¨ªs se folla as¨ª¡±.
Por otra parte, el llamado Biennale College Danza (o de los j¨®venes) este a?o se centra tambi¨¦n, sin ninguna declaraci¨®n explicita, en la mujer: Chouinard selecciono 15 bailarinas de entre 18 y 23 a?os que han trabajado con 3 core¨®grafas menores de 32 a?os: la italiana Maria Chiara De'Nobili, la turca Ezgi Gungor y la neozelandesa Rebecca Jensen de las cuales veremos en los pr¨®ximos d¨ªas sus creaciones absolutas, esperando tambi¨¦n algunos platos fuertes del festival, como el Cullberg Ballet de Estocolmo, Xavier Le Roy con su Consagraci¨®n de la primavera y el muy seguido en Canad¨¢ y Estados Unidos Fr¨¦d¨¦rick Gravel, un nuevo divo abanderado de la nueva poes¨ªa alentada por el sonido m¨¢s rompedor y actual.
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